La Alfa de los Alfas

Capítulo 21

-¡Ahg!- gruñí por séptima vez. 

Estaba con mi abuela, intentando hacer levitar una silla. Dijo que debíamos empezar con algo fácill para poder controlar mis poderes. Me contó la leyenda de las alphas de los alphas, una parte que no sabía. Una cualidad de esta, era que poseía el dominio sobre la telequinesis, por ello, contiene el color de los ojos morados. No entendía que pasaba, cuando estuve en la feria logré lanzar a la bestia con tan solo pensarlo, y ahora no puedo. 

-Tranquilízate, así de frustrada no lograrás nada. 

-Eso me dijiste hace media hora y sigo igual abuela, ¿por qué lo conseguí en aquel momento y ahora no? 

-Tu poder se activó involuntariamente. En la prehistoria, cuando los humanos debían huir de un mamut unas hormonas se producían haciendo que pudiesen correr más rápido. El pánico se apodera de las personas, y hay dos opciones que tú no eliges, sino tu cuerpo, puedes quedarte paralizado del terror o correr. Defenderte sabes que no sirve de nada, suelen decir que es de valientes, pero en verdad es por su orgullo. 

-Dices ¿qué lo hice sin querer? 

-Exactamente, todo principiante no consigue controlar sus poderes. Sólo se domina con práctica, mucha práctica. Pero claro, esto no es de un día para el otro Ashley. Se puede tardar años. 

-¡¿Años?! Nunca lo conseguiré dios mío. 

-Sí puedes, pero desde luego con esa actitud no. Tienes que confiar en ti misma, la fe- puso un dedo en mi pecho- sigue estando ahí, y yo lo sé porque eres mi nieta, y en mi familia no hay gente sin confianza en sí misma.- suspiré y cerré mis ojos.- Vamos otra vez- los abrí y la miré confundida. 

-¿Qué? 

-Sí, hazlo otra vez. No vamos a parar hasta que lo consigas. Piensa en algo que te enfade, que te de rabia. 

-Bien… allá vamos.- me concentré y miré la silla fijamente. Noté como mi entrecejo se fruncía debido a la concentración. La silla comenzó a levitar, de un momento a otro la silla se rompió en pedazos debido al golpe que sufrió al impactar contra la pared. Salí enfadada de esa sala y fui al frío bosque. 

-¡Ashley!- mi abuela me gritaba pero yo le hice caso omiso. 

Os preguntaréis ¿en qué he pensado para que me enfade tanto, en todo lo que ha pasado en mi vida. Ahora mismo sería una chica normal con una vida normal, una familia normal sin una hermana psicópata, sin padres muertos, sin una abuela que es una bruja y sin yo ser un hombre lobo. No poder estar con el chico que me gusta me hace perder la cordura. Y sí, es culpa mía que no esté con él, pero tengo mis razones y la gente no las respeta. A veces critican y hablan sin saber por lo que pasa la otra persona, recordé a Derek, y eso me dolió. Su segundo amor, después de Paige fue Tina, y a pesar de que no parezca tener sentimientos yo no la podría traicionar, no podía traicionar a mi hermana gemela, a la que le arrebaté una linda infancia. Si yo no hubiese nacido ella sería feliz, ahora me siento culpable. Al menos podré morir en paz de que no salí con el primer amor de Tina.

Mi abuela tocaba la puerta desesperadamente. Había bloqueado la misma con muebles por lo que no podía entrar. 

-¡Ashley abre la puerta! Por favor… Hablemos… 

-¡No quiero hablar! ¡Arruinasteis la vida de mi hermana y ahora venís de buenos! 

-¡Estamos intentando salvarte la vida! ¿Cómo puedes ser así de mal agradecida y estar de su lado cuando te quiere muerta?- no respondí, simplemente era de mi sangre y no había razón para estar de su lado, no estaba con ella, pero tampoco la culpaba.- Escucha… Se que hicimos mal, pero ella no entiende que a veces hay que proteger a la familia y si no sabía defenderse… 

-¡Esa no es la manera! le quitásteis una vida feliz, y eso no se perdona fácilmente. No me extraña que os quiera muertos. 

-Te recuerdo que a ti también te quiere muerta. Si deseas morir, pues no seré yo la que lo impida.- escuché como sus pasos se alejaban.Todos son unos idiotas en mi familia, no comprenden, no entienden nada.

Me quedé absorta mirando a la nada, hundida en mis pensamientos, suspiré y me acomodé en la cama mirando al costado, ¿cómo estarán los chicos? De seguro pasándola bien son mí, quizás estén mejor sin mi presencia, ya que soy un estorbo para todo el mundo, ni el conejo de Stiles me soportaría. Solo puedo optar por dormirme y haber si se me pasa el mal humor. 

... 

-¡Ashley! ¡Alguien quiere verte!- mi abuela gritó tan fuerte que me desperté de golpe. 

¿Quién carajos sería a estas horas? ¿No sabe el respeto de cuando alguien duerme? pues a mí me duele en la patata eso de que interrumpan mi sueño. 

Salí de la habitación y cuando vi quien era me quedé estática. 

-¿Peter?- pregunté confusa, ¿qué hacía aquí? 

-Aquí estas pequeña Ash. Te he buscado por varios sitios y no te encontraba, la última opción que me quedaba era tu desastrosa abuela.- ella bufó. 

-Sigo teniendo poderes y puedo volarte la cabeza- el tío de Derek levantó las manos rendido. 

-No haré nada, lo juro.- giró la vista hacia mi- me enteré de que había nuevos problema y eso no podía ser nada bueno. 

-Te he echado de menos- le di un abrazo, se quedó confuso pero terminó aceptando. 

-Sí si yo a ti no tanto.- reí. 

-Sabes que sí. 

-Sientate Peter- le ofreció mi abuela a lo que él aceptó con gusto. 

-¿De qué os conocéis?- cuestioné. 

-Yo lo conocí desde que él era un adolescente. Siempre fue un buen chico. Tu madre solía invitar a la familia Hale a casa. Siempre se ponía celoso porque Derek…- el hombre lobo le interrumpió. 

-No hace falta contar todo- dijo entre dientes Peter. La abuela rió y negó con la cabeza. 

-Está bien está bien- afirmó- ¿Qué tal si vamos a lo importante? Tengo todas las respuestas a tus curiosas dudas querida nieta. 




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