La aprendiz de la muerte

Capitulo 1

Ireti Llevaba alrededor de casi media hora manejando en un camino rodeado de vegetación mientras que las piedras sobresalían agitando aún más el vehículo de lo que ya estaba moviéndose, Las señales de radio o señal para el móvil ya no llegaban donde ella se encontraba, en un camino que parecía sin fin por medio de vegetación y a la vez de la nada 

Pero al fin llego, aunque no quiso, se estaciono en la entrada de ese lugar el cual estaba rodeado con una muralla imponente de piedra y reja de fierro negro los cuales estaban tan tupidos que apenas le permitían ver al otro lado de este, busco en su cartera la llave que le había entregado el abogado y abrio ese lugar para encontrarse con hectáreas y hectáreas de pastizal ya marchito y tan alto como un campo te trigo acompañado de imponentes árboles que rodeaban los rincones dejando justo en medio una vieja casa la cual parecía ser del siglo pasado por la forma y estructura que poseía, mantenía algunos vidrios rotos y otros cubiertos por maderas

ella nunca en la vida había ido a ese lugar, lugar que ahora le pertenecía gracias a su abuela que al fin había dejado este mundo y ella era su única heredera, aun así nunca mantuvo contacto con ella por el simple hecho de que era la madre de su madre, una madre que la dejó antes de nacer, un madre que nunca existió junto a una abuela que ya murió

Eso no evito que cuando ella murió Ireti fuera la única heredera con vida, no tenía familia, nada, más que su hija que se lo trago la tierra, solo quedaba ella y el abogado se encargo de entregarle todo lo que alguna vez fue de su abuela

Camino por ese sendero de barro que se había formado hasta la entrada, una entrada que tenía unos escalones antes de llegar frente a unas puertas, porque si, eran dos, dos puertas juntas de madera oscura y cerradura negra, abrio una de estas para sentir como una capa de polvo se levantaba a medida que el viento comenzaba a invadir el oscuro lugar, un lugar el cual tenia todos sus muebles cubiertos por sábanas que aunque se notaba que eran blancas, era un blanco el cual ya estaba mugriento gracias a él tiempo que se mantuvo en el encierro y sin uso.

Comenzó a caminar mientras que sus tacones hacían rechinar el suelo, las paredes amenazantes de más de dos metros y un rojo vino la hacían sentir aún más pequeña de lo que su metro sesenta le permitía sentirse

Ireti tenia en claro lo que iba a hacer en ese lugar, era fotografiarlo y largarse de hay lo mas rápido posible, apenas recibió en sus manos las llaves solo quiso deshacerse de ellas es por eso que lo iba a vender apenas pudiera.

el rechinar de la madera bajo sus pies y el olor a humedad la acompañaban todo el camino sin mencionar el eco que se formaba gracias al ruido que generaba ella misma 

-creo que eso es todo -- se dijo a ella misma mientras comenzaba a revisar las fotografías que había tomado pero una la atrapo, un lugar de la casa el cual no había visto cuando recorrio el lugar, una de un pasillo tan oscuro que no se le veía el fondo de esta, no se veía nada, volvió a recorrer el lugar en busca de ese pasillo tan turbio que le causaba un leve escalofríos con solo mirar su fotografía

hasta que lo encontró, dividido del resto de la casa por unas paredes de madera mas bajas y oscuras, un pasillo el cual estaba escondido entre las escaleras pero aun así, era extraño que no consiguiera verlo antes, con el tamaño que tenia,simplemente no se podía explicar a ella misma como era posible que no lo viera.

no habían luces que iluminaran el pasillo así que Ireti encendió la linterna de su móvil pero aun así la oscuridad del lugar consumía gran parte de esta misma, la sensación de llevar un par de minutos caminando se hacían cada vez mas grande mientras que el frió era mas abrazador erizando su piel de color canela cada vez mas

hasta que al fin comenzó a ver el final del pasillo aunque mas bien era el comienzo de otra habitación, una gran habitación de completamente hecha de grandes piedras, una habitación tan ancha que apenas se podía ver los pilares a cada lado que sostenían un techo el cual no se dejaba ver gracias a su altura y oscuridad que reinaba en el mismo siendo complementado por una largura que no permitía el calcular bien cuando se podía llegar al otro extremo de la habitación.

Irati marcando un paso lento pero seguro comenzó a avanzar mientras trataba de procesar lo que se imponía delante de sus ojos, mas que cientos mas que miles mas que millones de hilos colgaban de un techo que no dejaban ver el inicio pero un suelo que si permitía ver el final de los hilos, unos hilos que a pesar de ser tan largos no alcanzaban a tocar el suelo, a pesar de la cantidad que habían y lo fino que eran se podían distinguir uno de otro, no se enredaban entre si y se mantenían tan relajados que era como si estuvieran durmiendo, aunque fueran solo hilos 

toco uno de esos frágiles hilos pero solo el roce hizo que dos de sus dedos se llevaran un sutil corte, Ireti se miro sus dedos para ver como la sangre comenzaba a brotar de sus dedos, aun así quería saber de que estaban hechos, pero aun mas que hacían hay, es por esto que volvió a estirar su mano para alcanzarlos una vez mas pero un susurro a sus espaldas la detuvo 

-Ireti... -- ella se volvió en sus talones para así poder ver al dueño de esa grave y dominante voz, un hombre de metro ochenta se imponía delante de ella haciéndole sentir tan pequeña he inofensiva como una pequeña cría sin su madre, sin poder procesar palabra alguna mientras sentía como esa oscura mirada la penetraba de tal manera que la hacia sentir desnuda sin tocarla

-como.....-- apenas dijo Ireti  mientras trataba que sus nervios no la delataran -- ¿quien eres?-- 

-la muerte.. --
 




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