Yo me encontraba esa noche de turno con mi compañero Buendía, estábamos haciendo la tercera ronda por el cuadrante cuando escuche algunos ruidos saliendo de la planta baja de la casa, nos estacionamos enfrente, apague la moto y toque tres veces en la puerta sin recibir respuesta alguna, le dije a Buendía que fuera hasta la parte trasera a echar un vistazo y verificar algún movimiento sospechoso, pero alrededor de dos minutos regresó hasta la parte frontal de la casa y con una seña me indicó que nada estaba sucediente atrás, nos devolvimos de inmediato hasta la moto la encendimos y dimos unas vueltas por la manzana —en ese momento el interrogado toma un sorbo de agua y continúa con la declaratoria—. Seguimos rondando el perímetro hasta que escuche de nuevo un ruido muy extraño, así que decidí bajarme de la moto y forcé un poco la puerta que para mi sorpresa se encontraba sin seguro, el interior de la casa era aterrador, daba el aspecto de estar en ruinas, encendí mi linterna y le dije a Buendía que me esperara afuera y estuviera atento por si ocurría alguna eventualidad, me dirigí con sigilo hasta el fondo pero no percibí nada, subí las escaleras y de repente sentado en un sofá algo podrido por la humedad estaba un hombre apuntando la cabeza con un revólver, de inmediato saque mi arma pero me pidió que la arrojará al suelo o lo haría, con toda justificación la arroje, estaba en un estado de excitación terrible, sentí que mi corazón se iba a salir de mi pecho, estaba muy tenso y el olor a descompuesto empeoraba más las cosas, no sabía qué hacer en realidad, solo se me ocurrió decirle que la bajara, que después de eso buscaríamos ayuda, pero sin responderme palabra alguna regreso de nuevo el revólver a su cabeza y tiró del gatillo sin vacilar, lo que recuerdo después de eso es que vi un fogonazo que alumbró toda la escena y luego su materia gris estaba esparcida por la pared, en ese momento subió Buendía y aterrado por la escena me apunto y pidió que me colocara de rodillas. Aun trato de tener lucidez sobre ese extraño momento, yo no maté a tal hombre y si lo hubiera querido hacer al menos tendría una buena razón, pero no es así, no hay razón, mi único error fue haber estado en el lugar equivocado.
—En ese momento el cuerpo de investigación toma nota de la declaratoria y a continuación muestra al policía esposado, una serie de fotos y conversaciones de teléfono, de inmediato del sujeto salen lágrimas y justo cuando los dos agentes proceden a levantarlo de la silla cada uno tomándolo de un brazo, el culpable le quita el arma a uno de ellos de su cintura, se arroja hacia atrás, cae al suelo, y apuntando por debajo de su mandíbula se vuela todos los sesos—.
Brandon Vladimir Cruz.