Bella.
Cuando Andrew regresó al local las mujeres se quedaron admirándolo con total descaro y eso en el fondo me molestó. Todas excepto Kassy que solo tenía ojos para Erick quién entró detrás de Andrew. Ambos caminaron hacia dónde estábamos nosotras, pero yo no estaba lista para hablar con ninguno de ellos por lo que me excusé rápidamente.
-Ya regreso, voy a acompañar a Kassy al tocador.
Ella no me contrarió y en cambio me apoyó. Supongo que era su forma de agradecer que me hubiera interpuesto entre ella y el tipo borracho.
-¿Por qué lo hiciste? – Preguntó un tanto confundida mientras me guiaba al tocador. – Es decir, no me conoces y en sima te trate muy mal y aún así….
-Entre nosotras debemos apoyarnos. Además, hace un tiempo presencié una injusticia en la cuál podría haber interferido, pero por miedo no lo hice y las cosas terminaron muy mal. A raíz de mi cobardía una familia fue destrozada, no creo ser capaz de soportar algo igual o similar una vez más.
-Aun así, no debiste. Podría haberte herido.
-Podría, pero no paso. Para ser honestas la vida es un sin fin de posibilidades; los quizá, podría o no, los tal vez y los jamás, siempre están presentes, pero no por ello debemos temer. De ser así, entonces no podríamos vivir en paz. Es decir, imagínate que deseas subir a la rueda de la fortuna, pero está ese “quizá pase tal cosa” y ya por eso no lo haces. No sé si me explique bien, pero la idea va por ahí.
-Creo que si te entendí.
Le abrí el agua indicándole que debía mojarse en la zona donde el tipo le había pegado. Más tarde probablemente le saldría un moretón y era una pena, ella realmente era hermosa. Podría incluso trabajar de modelo si lo deseara.
-Entonces – me dijo un tanto distraída - ¿Hace mucho conoces a Erick?
-De hecho no. Lo conocí está tarde, pero al parecer él ya me había visto. Compartimos algunas clases y yo no lo sabía.
Ella se volteó a verme con ojos grandes sin poder comprender porque no lo había notado antes.
-Lose, no es un chico al que simplemente puedas ignorar, pero yo no suelo tener amigos, bueno, no tengo amigos a decir verdad y suelo ignorar al mundo exterior y compenetrarme en lo mío.
-Suena a una vida triste y solitaria.
-¿Ah sí? Yo no lo veo así. Es más bien una póliza de seguro.
-¿ Cómo es eso?
-Veras, cada persona con la que crees cierto nivel de afecto es un riesgo de salir herida que sumas y te expones innecesariamente al dolor.
-Yo aún lo veo como una vida triste y solitaria. – Declaró mientras se pasaba una toalla de papel húmeda por el rostro. – Creí que Erick y tú se conocían desde hace tiempo por la forma en la que te ve y te trata.
-Yo no creo que me trate de ninguna manera en especial. Él solo fue atento porque me encontró arrinconada en la salida de la Universidad.
-¿Arrinconada?
-Si, creí que alguien me estaba siguiendo así que se ofreció a acompañarme por si acaso. – Ella me miró tratando de descifrar si le decía o no la verdad. – No creas que soy una de esas que se cree demasiado importante para que alguien la acose; es solo que justo ayer por la noche dos tipos intentaron secuestrarme, pero Andrew los detuvo.
-¡Oh por dios! ¿Y Erick sabe eso?
-No. Solo le dije sobre mis sospechas. Ven, déjame revisarte.
Elevé su rostro inclinándolo hacia el lado de la farola para examinar su rostro con detenimiento en busca de alguna herida. Afortunadamente solo había sido el impacto de la bofetada.
-No está tan mal.
-No sé siente así.
-Lo sé, duele como la mierda. – Me miró extrañada y yo me reí antes de explicarle. – Digamos que la noche de ayer fue bastante movida. Antes del intento de secuestro tuve un altercado con una joven y mi rostro está un poco dolorido aún.
-Tu no tienes amigos, pero si que sabes cómo buscarlos.
Ambas nos reímos y se sintió bien, de hecho, se sentía excelente. Solo había una persona con la que me sentía así de cómoda y libre: Eleonor.
-En realidad, creo que sí tengo una amiga. Eleonor, es el ama de llaves de mi casa, pero para mí es como mi amiga y confidente; incluso podría decir que es como mi madre.
-¿Tu no tienes madre?
-Si tengo, pero es como si no tuviera. Deberías de poner seguridad. – Le dije tratando de cambiar de tema drásticamente. – Así no recibirás tu los golpes.
-Lo hemos pensado varias veces, pero sería otro sueldo más que pagar y no podemos permitírnoslo en este momento.
-Comprendo.
-Escucha – me dijo ella mientras se peinaba con la mano – No quiero presionarte ni nada, pero mañana tengo el día libre ¿Te gustaría quedar para pasar el rato? A mí también me hace falta tener una amiga.
Al principio dude si debía o no aceptar su invitación, pero ella no parecía ser una mala persona y no estaría mal tener una amiga con la cuál hablar de todo y de nada.
-Esta bien.
Saqué una pequeña libreta y un bolígrafo donde le anoté mi número de celular.
-Escríbeme y guardaré tu número.
-Lo haré tan pronto salga de mi turno.
-Ahora creo que deberíamos volver, algo me dice que esos dos no son compatibles.
Ambas sabíamos que me refería a Erick y Andrew; mientras que el primero tenía apariencia angelical, educación de primera y comportamiento ejemplar el otro era totalmente lo opuesto. Todo en él gritaba peligro y que debía salir huyendo lo más lejos posible, pero algo me atraía a su lado; quizá fuera mi intuición, esa pequeña voz que me advertía cuando alguien ocultaba algo. Y Andrew tenía un gran secreto, uno que yo deseaba descubrir. Era un juego peligroso, pero estaba dispuesta a jugarlo y llegar al final.
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Editado: 20.09.2024