Estábamos en la puerta del club atestado de personas ansiosas por entrar, pero nosotras estábamos esperando a Erick y Andrew. Kassy había insistido en que debía invitarlo para que en caso de que Erick la invitara a bailar, yo no me quedara sola. Su argumento fue bastante bueno y tenía mucho sentido por lo que acepté llamarlo. Aunque me advirtió que podría llegar tarde ya que estaba en una reunión de último momento. Me pregunte que clase de reunión podía tener a las ocho de la noche, pero entonces recordé que era un gran empresario y también mi padre solía tener reuniones tardías.
-¡Oh! ¡Ahí está!
Me gritó Kassy para que la escuchará por encima del griterío y de la música que se filtraba desde el club hacia el exterior. Ella señaló con su cabeza y yo seguí la dirección; Erick nos estaba buscando entre el mar de personas, pero no fue hasta que Kassy comenzó a saltar mientras agitaba los brazos que él logro encontrarnos. Al vernos sonrió ampliamente y empezó a abrirse paso entre las personas para llegar a nosotras. A mí lado Kassy comenzó a peinarse, aunque en realidad no necesitaba acomodarse el cabello, incluso con una bolsa de papel en la cabeza se vería bien. Su maquillaje era natural y escaso, pero resaltaba su belleza.
-¿Cómo me veo?
-Te ves espectacular y realmente hermosa. No tienes nada de que preocuparte.
-Gracias.
-¡Hola chicas!
Erick nos saludo con mucho entusiasmo y su rostro tenía un brillo especial que no lograba distinguir el motivo.
-¿Entramos?
-¡Por supuesto!
Dijimos las dos al mismo tiempo y mientras nos dirigíamos al interior del club me hice a un lado para que Erick y Kassy fueran juntos y hablaran tranquilos. Por mi parte mire sobre mi hombro una última vez para ver si lograba ver a Andrew, pero no lo encontré.
En el interior del club el calor era más que evidente y el sudor se impregnaba en la piel por los cuerpos sudorosos que se golpeaban entre sí buscando más espacio para moverse y otros, en cambio, buscaban estar más pegados de lo que ya estaban. La música no era del estilo al que mis oídos estaban acostumbrados; nada tenían que ver con él ballet y mucho menos los pasos que las personas allí dentro hacían. Me arrepentí de entrar en el lugar incluso antes de hacerlo, pero no quería arruinar la diversión de mis nuevos amigos por lo que no dije nada y simplemente pacte conmigo misma para soportar por lo menos una hora aquella tortura. Las fiestas y antros sonaban mejor cuando los leía y experimentaba a través de los libros que me gustaban, pero no eran mi estilo.
-¿¡Te gusta!? – Me pregunto ansiosa Kassy por encima del ruido al que lastimosamente llamaban música. - ¡Te dije que era genial!
-¡Si! ¡Claro!
Fue mi única respuesta. A mí lado Erick se agachó y me susurro al oído un tanto divertido.
-Ahora dilo de nuevo, pero trata de no contorsionar tanto tu cara. Quizá, si te lo repites varias veces hasta llegues a convencerte a ti misma de que hablas enserio.
Le di un codazo y lo aleje antes de que Kass nos viera y mal interpretará la situación. De ser así, entonces ya podía irme despidiendo de su amistad. Erick al parecer comprendió la situación por lo que debía ser consiente de los sentimientos de ella hacia él, pero no entendía porque no le daba una respuesta entonces. Ya fuera positiva o negativa, pero que le dijera y así ella dejaría de estar pendiendo de un hilo.
-¡Iré a la barra por algo de beber! ¿¡Ustedes quieren algo!?
-¡Una cerveza!
Dijeron al unísono. Mi idea de “beber” se resumía en un vaso con alguna bebida con cero alcohol, pero para ellos podía llevar un par de cervezas. En la barra había una chica sentada a ahorcajadas de un hombre que abrazaba sus glúteos mientras ambos se succionaban la cara; era como ver a una aspiradora tragándose la cara de alguien. Era realmente incómodo. No estaba acostumbrada a ver demostraciones de afecto en público tan cerca de mí, supongo que al no tener a mis padres haciendo ese tipo de demostraciones me resulta extraño ver a otros hacerlo.
-¿¡Qué te sirvo!?
Me gritó el bartender por encima del ruido del club mientras secaba sus manos en un trapo limpio.
-Dos cervezas y un jugo de granada.
Él me miró elevando una ceja como si le estuviera tomando el pelo, pero luego se encogió de hombros y sirvió dos cervezas y mi jugo de granada. No sabía como le haría para llevar los tres vasos, pero supuse que no les molestaría si demoraba en llevar sus bebidas y me daba un tiempo para beber mi jugo.
-¿No bebés alcohol?
La voz de un hombre vino de repente por sobre mi hombro. Su asentó a tano por un momento me recordó a Andrew, pero por supuesto no era él ya que el timbre de voz era diferente y al asiento le faltaba un toque de ruso también. Me voltee y me encontré cara a cara con un hombre de ojos claros y mirada profunda que podía ver más allá de lo que mostraba. Su cabello rubio estaba prolijamente peinado hacia atrás y su traje de esmoquin azul marino desentonaba con el lugar, pero no con él. Era un hombre realmente guapo, pero algo en él me decía que debía huir, algo me gritaba peligro.
-No. Lo siento, pero debo irme, mis amigos me están esperando.
Tomé los dos vasos con cerveza entre mis manos y el mío lo sujete por el borde con mis dientes tratando de no derramarlo.
-¿Tan apurada estás? Si no tienes cuidado los derramaras todos. -Dijo al tiempo que tomaba el vaso de entre mis dientes. – Soy Luca.
-¿Y eso debería importarme, porque?
Le pregunté molesta por el hecho de que hubiera metido sus manos alrededor de mi vaso el cual, ya no quería por supuesto. Él se rio de mi comentario y negó con la cabeza.
-¿Qué te parece tan gracioso?
-Nada. Es solo que ahora puedo ver el encanto que logro cautivar el frío corazón de mi jefe. Bueno, ex jefe, ya no trabajo para él.
-¿Decidiste convertirte en un solitario luego de que no cedió a tus demandas?
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Editado: 20.09.2024