La Bestia Y La Bella

CAPÍTULO 69

EMPIEZO

- ¿Por qué me has traído a Rectory Mayor? Todo ese cuento de que me darás el divorcio si paso contigo seis meses, era para alejarme de la ciudad, ¿De qué o de quién? Yo... No quiero..., yo... ¡Oh Dios!¡Soy una estúpida!

- ¿De qué estas hablando? - Max se acercó a ella -, creo que no has comprendido...

- ¿Qué no comprendo? - Demando aferrándose a la charola - me has traído aquí para alejarme de Sean, ¿Es qué acaso crees que porque tendremos un hijo soy de tú propiedad? ¡Él me está dando la oportunidad para rehacer mi vida! Una vida que te crees con derecho a destrozar. ¿Por qué Max? ¿No he pagado ya con creces? ¿Cuánto más vas a hacerme sufrir?...

Dio media vuelta dispuesta a huir después de lo que acababa de decirle. Acababa de descubrirle lo mucho que todavía tenia poder sobre sus sentimientos. ¡Oh Dios!

- No Milly, no te vayas - la detuvo y le quitó la charola con el servicio de café -, ne-cesitamos hablar sobre esto...

- ¡No me llames así, tu..., hijo de...

Levantó una mano dándole una fuerte bofetada. Agitada lo miró muy enojada, pero al mismo tiempo temerosa por lo que acababa de hacer. Max no dijo ni hizo nada solo se quedó ahí en silencio. Su mirada no mostraba ninguna expresión aunque la manera en que se aferraba a la charola le decía lo que sentía en realidad.

- No puedo aceptar lo que acaba de pasar- le dijo severo -. S-sin embargo comprendo que me lo me-rezco después de todo lo que ha pasado.

Milly movió la cabeza mientras intentaba que los latidos de su corazón aminoraran.

- Esto no va a funcionar Max - musitó cansada -, no fue una buena idea desde el principio.

- C-creeme lo es.

- No Max, puedo entender que hagas esto después de lo que has pasado - lo miró -, has estado a un paso de morir y quieres arreglar este matrimonio que desde el principio nunca debió llevarse a cabo. Ninguno de nosotros estábamos preparados para...

- ¡Maldición Milly! - Gruñó Max dejando la charola en el primer lugar que se le atravesó en el camino mientras iba hacia ella -, no somos unos niños. Estamos conscientes de las consecuencias que traen nuestros actos, yo lo estoy y... por eso quiero remediar todos los errores que he cometido.

- ¿Lo harás? - Inquirió escéptica -, ¿Arreglarás al fin tu situación con Georgie? ¿Podrás entonces perdonar a Lucille por el pasado? ¿Al fin te reconciliaras con tus hermanos? O ¿Sólo harás lo que conviene a tus intereses? - lo miró molesta -. Estoy segura que no lo harás y ¿Sabes por qué? Eres un hombre egoísta, que sólo piensas en ti mismo. Puedo comprender que siempre estuviste solo, nadie se preocupó por ti o al menos eso siempre lo creiste y entonces decidiste hacer que las personas a tú alrededor sufrieran por lo que has pasado; nunca pensaste en Georgie, tú madre o en Lucille, en tus hermanos, en...

Le dio la espalda esperando que no notara las lágrimas que se acumulaban en sus ojos. ¡Por Dios! ¿Por qué tenia que seguir amándolo tanto? A pesar de todo.

- ¡N-no entiendes Milly! - se acercó a ella sosteniéndola de los brazos antes de estrecharla descansando su barbilla en su cabello rojo -, hay algo que debo hacer antes. Necesitó arreglar muestra situación, vamos a tener un hi-jo y no quiero que pase por lo mismo que yo.

- No Max - movió la cabeza angustiada por la tortura de sentirse abrazada por él -, la vida te está dando una oportunidad, una oportunidad que pocas veces se da. Tus hermanos, Lucille y Georgie están aqui y creo que debes hacer lo posible por arreglar esto antes de que sea demasiado tarde.

Max suspiró y apretó todavía más el cuerpo femenino al suyo. Milly intentó separarse de él, pero los brazos fuertes se lo impidieron; la obligó a girarse entre sus brazos. La joven aspiró su aroma, deseo aferrarse a su cuerpo fuerte, grande como el de un guerrero y no volver nunca a soltarlo. ¡Oh Dios, lo amaba tanto!

Él se aclaró la garganta besando su cabello que olía a rosas, permaneció en el silencio que precedía a una confesión.

- Mi padre nunca me quiso, fui un hijo no deseado - empezó ronco -, Georgie lo engañó para retenerlo y se embarazó, ella al principio se iba a casar con Cornelius, pero él conoció a Lucille y se enamoró de ella. Imagino que fue algo terrible para Georgie, era su mejor amiga.

Milly se tensó entre sus brazos, se obligó a permenecer inmóvil en sus brazos escuchando lo que su esposo la bestia tenia que decir y que estaba segura le estaba dando trabajo confesar.

- S-se acostó una noche con él después de emborracharlo - se aclaró la garganta -, quedó embarazada... Ella me abandonó con él, no vio el momento de deshacerse de mí. Se dio cuenta de que no regresaría, yo ya no era la carta importante que le haría regresar con ella. Después libre de esa carga se dedicó a vivir una vida de locura, fue de hombre a hombre. Estoy seguro que si Cornelius hubiese dudado de que él no era el padre me hubiese dejado a cargo de un orfanato.

Su cuerpo se tensó, la joven podía sentir el enojo y resentimiento de toda una vida recorriendo su cuerpo.

- Ella me abandonó a mi suerte con un hom-bre que me odiaba por lo que representaba, él..., nunca sintió el más mínimo cariño por mí, siempre me odio.

- No creo que exista alguien que pueda odiar a un hijo - dijo Milly levantando el rostro buscando el suyo.

Max rió bajando la cabeza hasta mirar el bello rostro de su esposa, levantó una mano acariciando su blanca piel, cerró por unos momentos los ojos no quería descubrir todavía los sentimientos que se desbordaban de él cada vez que la tenia tan cerca.

- Creeme, él... me odiaba - enterró sus manos en su rizado cabello -, no sopor-taba verme; para mí estaba prohibido acercarme a cualquier sitio en don-de estuviera él. Lucille se encargaba de que así fuera, para ella... yo era el recordatorio de la traición de su amiga, de una amiga a la que ella trai-cionó primero. No me odiaba pero tampoco sin-tió cariño ha-cia mí.



#2378 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, bella

Editado: 05.11.2019

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