Una niña nació un día,
No en una ciudad cualquiera.
Una niña que traería
Al Reino una heredera.
La era de la sonrisa,
La era de la alegría.
En las tierras de la brisa
La niña nació ese día.
La princesa fue creciendo
Tan bella como Lucero.
De todo fue aprendiendo,
Menos el amor sincero.
El tiempo estaba pasando
Y de sentimientos aún carecía.
Sus padres se consolaban pensando
Que al crecer ella cambiaría.
Veintidós había cumplido
Y casarse ya debía.
Pero a nadie había elegido,
Pues a amar no aprendía.
Muchos habían llegado
A conquistar su corazón
Y ninguno había logrado
Hacerla entrar en razón.
Nunca afecto a nadie ella mostró,
Ignoraba a cada joven que llegaba.
Poco a poco cada uno se marchó
Ya cansados del maltrato que les daba.
La princesa era muy fría,
Y en orgullo no tenia par.
Ademas de que no sonreía,
Tampoco podía llorar.
Y el trono iba a heredar,
El del reino de la alegría.
¿Como podría reinar
Si de emociones carecía?
El Cetro de Om respondería
Según lo que el portador sentía.
Y si la heredera amor no podía sentir...
¿Quien las estaciones cambiaría
Cuando el Rey deje de existir?
La madre preocupada
A su esposo consultó
Porque su hijita amada,
El amor no aprendió.
El rey tenía oro,
Poseía gran riqueza,
Pero su mayor tesoro
Era su bella princesa.
Era rey de gran poder
En las tierras de la brisa,
Mas solo quería obtener
De su hija una sonrisa.
Prontamente el rey mandó
A buscar a si hija amada,
Al instante ella llegó
Donde el rey le esperaba.
Rey:
-Hija mía,
Poseo plata y mucho oro,
Pero tu eres el mayor tesoro.
Mi mas grande posesión,
Por lo que todo cambiaría.
Busca el amor el tu pecho...
En tu pecho sin alegría,
Ya que por ti todo he hecho
Para que tu alma sonría.
Tu alegría...
Tu alegría, princesa mía
Es todo lo que quiero
Y mañana, si yo muero,
No tendré lamentación
Porqué veré tu corazón
Alegrado en este día.
Oh, mi bella brisiana...
-El rey abrió la ventana-
Salvar el reino, es una necesidad.
Aquí esta nuestra raíz...
Pero como padre tengo otra prioridad