CAPÍTULO 1

Bruja, término utilizado para referirse a aquella persona quien practica la brujería o artes oscuras asociadas con alabanzas paganas no religiosas asociados con el culto al diablo, idolatría y la herejía.

Típicas blasfemias de la antigüedad para influir en las mentes más débiles para llevar a la iglesia a lo más alto matando seres inocentes (algunos por su puesto).
A los culpables se les acusaba por tener o haber tenido un pacto con el diablo, se creía que en el dicho pacto el cuerpo del brujo o bien bruja recibía una marca, quien debía comprometerse a rendir culto a este a cambio de adquisiciones de algunos poderes sobrenaturales. Entre estos poderes claramente cómo se ven en las películas, eran la habilidad de causar maleficios de diferentes tipos que podían afectar a la persona como a elementos de la naturaleza.
En las creencias antiguas los brujos y brujas solían hacer reuniones en las noches llamados aquelarres o sabbats, donde tenía lugar a las ceremonias que eran básicamente una inversión sacrílega de aspectos a la liturgia cristiana donde reinaba la promiscuidad sexual y otras actividades repulsivas.

Las personas acusadas de brujería eras juzgados por civiles y en muchos casos por denuncias públicas (que gracioso ¿no creen?), el proceso que se llevaba a cabo se hacían en varios pasos.

La primera era la famosa acusación ya mencionada a bases de rumores que podría llegar a durar años.
La segunda vendría siendo la detención donde eran llevados a las mazmorras (lo que sería la cárcel en la actualidad)
Posteriormente vendría el interrogatorio, allí se distinguía tres fases, El interrogatorio por la buenas, el interrogatorio con explicación y muestra de instrumentos de tortura) y el interrogatorio doloroso (se aplicaba la tortura).
La cuarta etapa era la famosa prueba de brujas, un método de uso prohibido, la valoración de las pruebas empleadas eran tan distintas como su empleo, según sus reacciones servían como pruebas fuertes y a veces como pruebas débiles, las más conocidas eran la prueba del agua (existían dos variantes el agua caliente donde el acusado debía de meter su mano en el agua hirviendo y el agua fría, donde se sumergía al acusado atado a un pozo y si se hundía, resultaba inocente), La prueba de fuego (el acusado debía de andar sobre o transportar hierro candente o simplemente meter la mano en el fuego), La prueba de la aguja (si se encontraba la marca del demonio se debía de pinchar con un hierro, si la zona sangraba se consideraba buena señal), La prueba de las lágrimas (se creía que quien ejercía la brujería no podía llorar).
La quinta etapa consistía en la confesión, a comienzos del renacimiento nadie podía ser juzgado sin una confesión)
La sexta etapa era la condena y seguidamente el ajusticiamiento al delito de brujería correspondía la muerte por fuego.

Inglaterra 1712 la gran oleada de caza de brujas había disminuido más no finalizado, Matthew Hopkins mayor cazador de brujas de la época, conocido por tener el cargo de "General cazador de brujas" otorgado por el parlamento puritano. Causaba terror en los pueblos tras su llegada donde dejaba la huella de sangre arrasando con la vida de mujeres practicantes de la brujería. 
Era lo poco que se sabía de este hombre en los libros de historia antigua, algunos lo describían físicamente como un hombre alto, no tan delgado y menos robusto, cabellos negros alborotados, de ojos oscuros como la noche como la vestimenta que solía usar a menudo.
Los rumores de su repentina desaparición a los 40 años dejo mucho que decir, varios pensaron que se debía a que este hombre había pactado con el demonio por ello su gran talento de caza, pero las voces se dividían con los que pensaban que simplemente se había alejado al terminar su labor sagrado de cazador.
Muchos años de terror y horror que finalmente habían llegado a su fin, siglos de guerra que finalizaban con paz y nuevamente pasaban en guerra olvidando las acusaciones innecesarias quienes para muchos solo fueron inventos y ficción.

Actualidad, Martes 7 de la mañana.

La puerta de mi pequeña habitación no dejaba de sonar tras los insistentes golpes de quien probablemente sea una que otra compañera de universidad. Con pesadez y poca paciencia me incorporo de la cómoda cama arrastrando mis pies en el viejo tapete hacia la puerta girando la fría manija la cual erizó mi cálida piel.

-Finalmente te has levantado-menciono la joven de cabellos rojos cual falta de permiso se dio paso a mi habitación-Luces terrible-agregó.

-Acabamos de salir de unos duros exámenes, claramente luzco terrible pero lo que más me intriga es la falta de cansancio en ti-mencione en son de burla.

-Buen chiste, arréglate

-¿A dónde iremos ahora?-rasque mis ojos con pereza.

-Al castillo Bovey que queda a unos días de aquí

-¿No podemos ir a algún lado más cerca?

-Hey-cargo su mano en mi hombro-Unas semanas más y nos graduamos y aún no hemos visto toda Inglaterra

-Buen punto

-Te espero afuera-dijo saliendo finalmente.

Cerré la puerta a mis espaldas lanzando un fuerte suspiro, por parte tenía razón desde mi llegada a Inglaterra no hemos salido a muchos lugares y en poco tiempo me iría de este maravilloso lugar, donde estaba segura que me arrepentiría.

El castillo Bovey se encuentra ubicado en el corazón del parque nacional de Dartmoor, cual fue inspiración de la obra de Sherlock Holmes, "El perro de los Baskerville".

Prendas frescas cubrían mi cuerpo acompañado de un bolso donde guardaría todo lo necesario del largo viaje que valdría la pena, de eso estaba rotundamente segura. Salí de mi habitación encontrándome a Luan en la recepción esperando a mi llegada quien a verme sus ojos deslumbró como solía hacerlo constantemente.

-Que te has tardado una eternidad-dijo entre risas.

-Si es un largo viaje, debía de estar lista-respondí de igual forma con una sonrisa en mi rostro.