La Bruja Roja

24.De nuevo en la oscuridad

A pesar de haberme intentado asesinar hace apenas unas horas, Gilda tomó mi cabello con cuidado y sostuvo mi frente amablemente después de invocar a toda prisa una cubeta para no manchar el suelo con mi desayuno. La cubeta siguió levitando frente a mí después de alzar la cabeza y tomar la servilleta que me ofrecía, pero Gilda no me soltó hasta que estuvo segura de que podía mantenerme de pie por mi cuenta.

—Lo siento.— mi voz estaba ronca y la garganta me ardía, pero debía admitir que había sido de mucha ayuda. Gilda desapareció la cubeta llena de vómito y se alejó un par de pasos, volviendo a crear una distancia considerable entre ambas como si temiera que empezara a disparar vómito como esa chica en El Exorcista.

—La casa aún no la reconoce.

—¿Disculpa?

—El sistema de defensa de la casa; cuando un extraño entra al segundo piso sin compañía de un residente reacciona de esta manera. Hay millones de trampas y pocas formas de desactivarlas, aunque esto es algo que Harry tuvo que decirle antes.

—El señor Louge comentó algo parecido anoche, pero nunca pensé que funcionaría así.

—Por lo visto ̈ pensar ̈ no es algo que haga a menudo.— mi ceño se frunció, pero me mordí la lengua para no responder de mala manera después de que me hubiera ayudado.— De todas formas, encuentro interesante que este caminando libremente por los pasillos cuando ayer parecía fuera a desplomarse con solo soplar.

El pulso se me aceleró un poco como si lo que estuviera haciendo fuera algo ilegal, bueno, no podía culparme cuando ni yo misma lograba entender del todo que sucedía, pero si quería sobrevivir y salir de aquel problema en el que me había metido tendría que buscar ayuda...aunque eso supusiera olvidar por unas horas el recuerdo de sus manos alrededor de mi cuello con una mirada asesina y completas intenciones de terminar conmigo. Solté el aire que retenía en mi pecho y, aun con la garganta ardiendo, hablé.

— No puedo dormir tranquila sabiendo que, incluso si lo intento, no podré escapar del bosque con las habilidades que poseo en estos momentos.—sostuve con fuerza mi mano cuando un molesto tic nervioso se hizo presente con un irritante aviso de que el tiempo no parecía detenerse, y me estaba quedando sin suerte e ideas.

—El reino de D ́Shella.—Gilda corrigió rápidamente, aunque era muy poco lo que esa información me ofrecía como ayuda.

—Sí, bueno, yo...Tengo miedo, no se que pasará ni cómo podré defenderme si algo sale mal, solo buscaba la biblioteca para encontrar algún hechizo de camuflaje o algo asi que pudiera ayudar...— La sirena alzó una de sus delicadas manos y cerró la boca por voluntad propia. A cada segundo que pasaba su ceño se fruncía más y más, al punto de que deseaba nunca haber salido de mi habitación.

—No puedes correr para siempre de todo lo que le aceche, Mary Grace, y si piensa que la magia son solo los trucos baratos del mundo humano está muy equivocada. Magia de ese calibre es difícil de manejar incluso para estudiantes con años de formación, y tú no podrías hacer levitar un vaso de agua en tu condición.— Su voz era suave y firme, pero eso solo lo hacía todo más aterrador. No había mentira alguna, pero la realidad seguía siendo algo difícil de afrontar sin un poco de estabilidad.

Yo...¿qué pasaría conmigo de ahora en adelante? Al final del día era huérfana, y el mundo ya era agresivo antes de que cíclopes y monstruos aparecieran por aquí y por allá. Hasta el momento me había salvado por los pelos, o porque alguien más había aparecido en el momento justo para evitar que me asesinara...¡Incluso mi perro me había salvado en más ocasiones de las que podía recordar!

Gilda tenía razón, no podía seguir escapando. No podía, no, me niego a vivir en la expectativa de que algo venga a atacarme y solo poder correr para salvarme la vida. Pensaba resolver este asunto y descubrir todo lo que estaba escondido detrás de la cortina, y si pensaba hacerlo tendría que mostrar algo de coraje de vez en cuando.

—Entiendo muy bien mi propia debilidad, solo que— interrumpiendo de nuevo, Gilda dio un paso adelante con convicción.

—Y debes entenderla aun mejor si piensas seguir viviendo como una bruja. No pienso aguantar berrinches de una torpe niña humana que no sabe cómo manejar magia de nivel básico.— cada palabra se sintió como una bala que impactó contra mi pecho hasta dejarme sin aliento, así que me prepare para un ataque final donde perdería cualquier esperanza de pasar la prueba y volver a este mundo en, ¿cien años? de solo pensarlo me daban nauseas— ...sin embargo, quedarme de brazos cruzados y esperar que vuelvas por tu cuenta no tiene sentido. No será fácil, pero haré mi mejor esfuerzo para que aprendas algo asi que sigueme en silencio, iremos a la biblioteca.

—Muchisimas gracias, Gilda.

Mis ojos se iluminaron, y la seguí felizmente por el laberinto del segundo piso de la casa. Gilda siguió alejándose de mí como si tuviera la peste, pero su expresión no parecía tan terrible mientras caminábamos.

—Silencio. Si en verdad eres una Anderson controlar magia básica no debería ser un problema, sin embargo, en el reino de D'Shella el bosque es lo menos importante.

—Pero, ¿allí no será la última prueba?

—¿Qué sentido tendría hacer dos pruebas exactamente iguales? Durante siglos, el reino D'Shella ha organizado un evento donde participantes de todos los clanes son representantes de un espíritu de alto rango que, con su magia y habilidades, debe guiar a ese ser para sobrevivir a las afueras del reino, eso que llamas ¨bosque dorado¨ es solo la fachada.

—Pe...Pero entonces, ¿cómo es eso? ¿No que allí viven solo espíritus?— La sirena bufo y soltó una risa sin gracia antes de responder burlonamente.

—¿Crees que los espíritus viven en los árboles? Eso es una tontería. El reino de D'Shella ha existido incluso antes de que el primer humano empezara a caminar, tienen todo el conocimiento de este y todos los mundos




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