Termino de colocarme la chaqueta blanca por encima del polo y me hago una coleta alta, recogiendo los cabellos rebeldes que caen por mi rostro. Estoy ansiosa por lo que pueda pasar, por lo que pueden decir.
¿Qué pasa sí no le dan una sentencia justa? ¿Y sí sale libre?
Habría sido en vano todo.
Jonas cruza la puerta y veo cómo se pone el saco. Lo dieron de alta hace 5 días y parece estar mejor que nunca. Viene hacia a mi y me da un beso en la mejilla. Suspiro y él me dedica una mirada comprensiva.
—Todo saldrá bien Sophie—Me muerdo la lengua cuando mis ojos empiezan a rozarse y asiento como puedo en una cabeceada.
—Es que... Tengo miedo—Él arruga sus cejas y sus manos viajan hacia mis hombros—Miedo de que sea libre ese... Monstruo—Sacude la cabeza.
—No lo dejarán libre. La misma Agente te lo dijo ¿No es así?—Sus ojos transmiten una calma que no le había visto antes—Castigaran cada uno de sus crímenes, incluyendo el de hacerse pasar por muerto. Aún tengo mis dudas de cómo es que nadie se dió cuenta, incluso Paige... Algo no cuadra en ese hecho—Me encojo de hombros.
—Supongo que se desvelará todo hoy—Asiente dándome un casto beso en la cabeza.
—Así será—Me toma de la mano y juntos salimos. Ambos subimos al taxi que anteriormente Jonas pidió y durante el trayecto él acaricia mi mano con la suya.
Cuando llegamos al Tribunal en el que se llevará a cabo el Juicio, visualizo a mis padres en la entrada hablando con la Agente. Ambos lucen serios, pero sé que esa es su manera de ocultar el dolor y la agonía por la que pasan, más cuando saben que verán al asesino de mi hermana.
Camino de la mano de mi prometido y mamá es la primera en verme. La abrazo saludandola con un beso en la mejilla y ella acaricia mi cabello con ternura. Papá saluda a Jonas y luego nos intercambiamos.
—Iré a preparar todo allá adentro. Cuando estén listos pueden entrar—La Agente nos indica abrazando una carpeta con documentos y los cuatro asentimos viendola alejarse con dos oficiales detrás suyo.
—¿Están listos?—Pregunto al aire. Mis padres se tensan y yo siento que me falta el aire cada vez más.
—Se le hará justicia a tu hermana el día de hoy
—Así será, papá—Cuando estamos listos, a las 10:00 hrs de la mañana entramos al espacio que se me antoja muy cerrado. Hay poca luz y muchos pares de ojos nos observan sin disimulo. La mano de Jonas se desliza hasta mi espalda baja y me alienta a seguir caminando hasta nuestros puestos. La Agente Mariel se ofreció a llevar nuestro caso y extiende los documentos en un podium frente a ella.
Todos tomamos asiento y de una puerta alterna aparece la jueza que llevará el caso, así como la gama de oficiales. Se acomodan en sus puestos y más tarde vuelve a abrirse la misma puerta con dos oficiales que se mantienen cerca de un irreconocible Redd, a quien llevan con esposas hacia su asiento a lado de su abogado. Trago grueso y volteo solo para ver como mis padres le miran con asco y con furia. Papá aprieta los puños exageradamente y mamá libera lágrimas silenciosas que empapan sus mejillas.
—El día de hoy estamos todos aquí presentes para llevar a cabo la sentencia en contra del acusado Marcus Redd—Comenta la jueza—Hoy, 8 de Agosto del 2019 a las 10:10 hrs—La jueza alza los documentos que hay frente a ella y los recopila ordenadamente—Permanecerán en silencio hasta que se les sea otorgada la palabra. No podrán llevarse a cabo disturbios a menos que quieran que el juicio se posponga hasta nuevo aviso—Se queda callada unos segundo y luego vuelve a hablar—De no tener algún conflicto con lo antes mencionado, se inicia el Juicio Oral—Da un golpe con el mazo para iniciar y yo estoy completamente cegada por los nervios.
—Buenos días—La Agente Mariel se para de su asiento y da una cabeceada como saludo—Los cargos que se le imputan al señor Marcus Redd son los siguientes: homicidio triple, secuestro, manipulación de identidades, uso de químicos altamente dañinos y extorsión, su señoría—La jueza asiente y eso le da la pauta para seguir hablando—Mis compañeros y yo hemos recopilado una serie de pruebas en contra del señor Marcus Redd que indican que asesinó a la señora Paige Mirrell Vaugh, su ex esposa, a sangre fría cuando ésta se encontraba embarazada—Todos en la sala jadean con horror y mi mirada se dirige al bastardo que luce ligeramente sorprendido por la declaración de la Agente. Se pasea por la sala explicando las pruebas que encontraron en la cabaña una vez que apagaron el incendio que yo misma empecé. La caja de metal que encontré y que guardé la encontraron en el mismo sitio en el que les dije que estaba el día de la declaración.
—¿Me permite ver las pruebas por favor?—La jueza le pide extendiendo la mano y la Agente Mariel se acerca pasandole una carpeta beige.
—En el siguiente folio se encuentran una serie de fotografías que tomamos luego de apagar el incendio en la cabaña en la que encontramos a Sophie Mirrell y a su prometido en condiciones denigrantes, causadas por el señor Marcus Redd—El mencionado sonríe cruelmente y me dan ganas de borrarle la sonrisa de un bofetón. La jueza pasa las fotografías y abre los ojos cuando se detiene en una—La fotografía que ahora está usted viendo es la prueba número uno del feminicidio de Paige Mirrell—La jueza limpia sus ojos y deja a una lado las fotografías—Una imagen grotesca y una situación repulsiva. El Señor Redd no tuvo compasión con su ex esposa, tal era el coraje que le tenía que terminó cortando sus miembros uno a uno utilizando un ácido. Se menciona atrás de la fotografía su señoría.