La caída de Arlynne

Capítulo 15. Caída.

Cuando papá creó a los humanos, todos estábamos fascinados por tal creación tan sublime. Se parecían tanto a los celestiales que supusimos que serían nuestros hermanos o nuestros iguales en todo sentido. Después de un tiempo nos percatamos que eran distintos en muchos sentidos. Tenían la capacidad de reproducirse entre ellos sin la intervención de papá y expresaban sentimientos que nosotros no llegábamos a comprender. No mentiré, muchas veces me sentí celosa de todas las capacidades que poseen los humanos.

Gabriel solía decir que los humanos experimentan las emociones, que nosotros poseemos, en un nivel mucho más elevado y con mayor intensidad. Me sentía fascinada por la nueva creación hasta que algo catastrófico ocurrió. Un humano se atrevió a arrebatar la vida de otro y un nuevo concepto apareció: Asesinato.

Ni mis hermanos ni yo podíamos comprender lo que ese acto tan salvaje conllevaba. Que alguien arrebatara la vida de otra persona, sin motivo alguno y por el simple hecho de experimentar lo que es el poder, era una idea que jamás se nos había ocurrido. Nos preguntamos una y otra vez el motivo por el cual papá había permitido que eso ocurriese y jamás tuvimos respuesta.

Mi cuerpo pesa más de lo que recordaba y el dolor apenas me permite abrir los ojos. Todo parece encontrarse en penumbras a excepción del pequeño rayo de luz que puedo distinguir a mi izquierda. Pareciera que ha empezado a amanecer o quizá pronto anochecerá. No tengo manera de saber en donde me encuentro ni cuánto tiempo ha pasado desde que Gabriel convocó a un juicio.

-         Eres muy cruel, hermano.

Evito decir su nombre para no invocarlo. Extrañamente, mi cuerpo se siente vacío por dentro o quizá sea por esa parte de mí que arrancaron de mi espalda.

Me esfuerzo por levantar mi espalda del suelo y cuando lo logro, intento abrir los ojos para tratar de reconocer el entorno. La luz me ciega por un par de segundos, sin embargo, consigo abrir los ojos y logro distinguir el pasto bajo mi cuerpo.

Al girar mi cuello, puedo sentir uno de mis huesos regresando a su sitio y el dolor por encima de mi pecho desaparece. Cierro mis ojos con fuerza a causa del movimiento tan repentino de aquel hueso, sin embargo, consigo levantar mi cabeza.

Más pasto y montañas frente a mí. No existe rastros de vida inteligente, por lo que desvío mi mirada hacia la izquierda. Encuentro una gran masa de agua. No podría asegurar si se trata del océano, el mar o algún lago de gran tamaño.

Al girar mi mirada hacia la derecha, encuentro una pequeña elevación de tierra que impide mi visión, sin embargo, distingo un trozo de vía.

Me esfuerzo por levantarme del suelo y tratar de caminar hacia aquella carretera con la intensión de encontrar civilización humana a la cual pueda solicitar ayuda. Mis piernas se niegan a colaborar y al levantarme, caigo al piso una vez más.

Intento de nuevo y lo consigo, aunque el dolor es tan insoportable que mi primer impulso es gritar. Mis piernas consiguen mantenerme de pie y en ese momento siento que algo líquido empieza a resbalar por mi espalda. Llevo intuitivamente mis manos hasta ese lugar y distingo un líquido un poco espeso. Al observar el líquido que mis dedos alcanzaron a tocar, me percato que se trata de sangre. No es difícil deducir que la causa de la hemorragia es el desprendimiento de mis alas y ese mismo es el motivo por el cual siento tanto dolor como jamás había experimentado.

En ese momento también me percato de la ropa que llevo puesta. Es la misma que todos los celestiales vestimos a diario, no obstante, esta se encuentra manchada de sangre por completo en la parte de la espalda.

Tengo la extraña sensación de unos bultos en mi pecho y al llevar mis manos hacia allí reconozco de que se trata. Empiezo a reír como una demente a causa de lo que acabo de descubrir. Mi castigo ha empezado oficialmente, aunque papá me permitió tener la apariencia de una mujer humana, tal y como deseaba.

Empiezo a caminar hacia la carretera lentamente, hasta que algo de color café empieza a sobresalir de la elevación de la tierra. Se trata de un techo de madera, por lo que deduzco que se trata de una casa.

Sonrío, ya que podré obtener la ayuda que necesito más rápido de lo que esperaba. Me esfuerzo por caminar con más rapidez, sin embargo, el dolor incrementa con cada paso que doy.

Las paredes de la casa empiezan a asomarse poco a poco y de pronto, mi cuerpo se congela al reconocer aquella estructura arquitectónica.

-         Gracias, gracias, Ananiel.

Ananiel dijo que me ayudaría justo antes de que me empujaran a la tierra. No entendía como podría ayudarme después de que el juicio había terminado y mis alas habían sido arrancadas de mi cuerpo, no obstante, ahora comprendo sus palabras y sé que jamás terminaré de agradecerle por lo que hizo.

Camino, arrastrando mis pies por el suelo hasta llegar a la parte trasera de la casa. Dos ventanas de gran tamaño se encuentran en los extremos de la pared trasera, mientras que en el centro se encuentra una pequeña ventana en lo alto. Por supuesto, las grandes ventanas se tratan de las habitaciones de Archie y Kamron, mientras que el pequeño trozo de vidrio es parte del baño.

Me dirijo a la ventana de la derecha y trato de golpearla con fuerza para que mi llamado sea escuchado, sin embargo, es difícil hacerlo, cuando el dolor ha bloqueado todos mis pensamientos racionales.




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