La caída de Arlynne

Capítulo Extra

Las manos me tiemblan a medida que obligo a mis pies a continuar caminando. De seguro, Baraquiel me odia en este preciso instante, así como lo hace el resto de mis hermanos, sin embargo, no me arrepiento de mis acciones. Debía hacer lo necesario para proteger a las personas que me importan a cualquier costo y si el precio es el odio de Baraquiel, entonces lo pagaré.

La cabaña se encuentra a escasos cien metros, cuando visualizo a lo lejos a un joven con un hacha en las manos y algunos troncos apilados junto a sus pies.

Lo observo unos segundos, mientras una sonrisa se me escapa de los labios. Naber parece distraído con su tarea, por lo que no ha notado mi presencia. Ya no es un niño de seis años, se ha convertido en un adolescente de catorce años.

Desde aquí puedo identificar sus rasgos faciales y es evidente que es descendiente de Baraquiel. Su cabello se ha oscurecido, aunque sus ojos siguen siendo del mismo color, celeste igual al cielo.

Baraquiel solía decir que son los ojos de su madre, sin embargo, jamás conocí a la bruja, por lo que no podría asegurarlo.

Naber arroja el hacha a varios metros de sus pies y empieza a recoger los troncos para llevarlo al interior de la cabaña, cuando la puerta se abre y aparece Baraquiel.

No creo que haya notado mi presencia, ya que desde hace años no poseo una, sin embargo, su mirada cae de inmediato sobre mí.

Arrastro mis pies lentamente hacia la cabaña, mientras Naber parece decirle algo que no alcanzo a escuchar a Baraquiel. Baraquiel no responde, sin embargo, Naber sigue su mirada y finalmente, me observa.

Ambos me observan fijamente, aunque solo uno demuestra el enojo en su rostro. Naber me observa con curiosidad y en ese instante me percato que no me reconoce, lo cual me entristece.

-         Hermano.

No recibo una respuesta por parte de Baraquiel, en cambio, Naber parece sentirse intrigado y camina hacia mí.

-         ¿Quién eres?

Creí que había dejado de tener sentimientos desde la noche que decidí abandonar mi corazón en las manos de Kamron, no obstante, con esa simple pregunta mi corazón me recuerda que todavía se encuentra en mi pecho y el dolor aparece de nuevo.

-         Soy…

-         Ve a tu habitación, Naber.

Naber parece querer discutir con Baraquiel, sin embargo, una sola mirada de este último es suficiente para que Naber obedezca e ingrese a la cabaña con los troncos todavía en sus manos.

-         Arlynne.

-         Te extrañé, Baraquiel.

Siento las lágrimas amenazando con escapar de mis ojos y un nudo formándose en mi garganta.

-         ¿Qué haces aquí, Arlynne?

-         Supongo que te debo una disculpa.

Sus ojos se entrecierran antes de dar unos pasos en mi dirección.

-         ¿Disculpa? ¿Por robar mi espada, traicionar a nuestra familia, liberar a Luzbell o aliarte con una bruja?

En un esfuerzo por liberar el nudo en mi garganta, trago saliva, sin embargo, solo consigo que mi pecho empiece a arder.

-         Baraquiel, yo…

-         ¿Tú qué, Arlynne? ¿En serio crees que una disculpa es suficiente para que nuestros hermanos dejen de buscarte?

-         No me importa si la caza continúa, Baraquiel, pero quería disculparme contigo. Me abriste las puertas de tu casa cuando busqué tu ayuda y yo te traicioné, pero no me voy a disculpar por mantenerte a salvo. Tú y Naber son importantes para mí.

Baraquiel sonríe como si mis palabras le causaran gracia, lo cual me enfurece, sin embargo, sé que debo comprender que se siente enfadado y tener paciencia.

-         Dijiste que querías disculparte y ahora te retractas.

-         No, Baraquiel. Vine a disculparme por no ser la hermana que hubieses querido. No puedo justificar mis acciones, eso lo sé, pero al menos me conformo con saber que te protejo. A ti y a Naber.

Naber se acerca peligrosamente hacia mí y por un segundo recuerdo la manera en la que Kamron actuaba cuando se enfadaba, por lo que intuitivamente retrocedo.

-         ¿Qué fue lo que hiciste, Arlynne?

-         Hice lo necesario para salvar a las personas que me importan.

-         ¿Qué hay de Kamron? Creíste que huyendo lo protegerías, ¿crees que liberando a Luzbell nos proteges a Naber y a mí?

Sus palabras son hirientes, sin embargo, no demuestro dolor alguno.

-         Hice un trato con él.

Por un segundo el universo parece detenerse o quizá solamente Baraquiel se ha congelado por completo.

-         ¡¿Hiciste, qué?!

-         Él no te lastimará, tampoco a Naber.

-         ¿Y a cambio te aliaste con una bruja para liberarlo?

-         Ella no tiene la culpa, Baraquiel. Deberían dejar de perseguirla, soy yo quien la contrató.

Baraquiel parece enfurecerse todavía más y reacciona sosteniéndome de los hombros con fuerza.

Ya no tengo mi poder, por lo que fácilmente uno de sus golpes me dejaría noqueada, por supuesto que papá no permitiría que falleciera.

-         ¡Liberaste a Luzbell! ¡¿Tienes idea de lo que eso significa?!

-         ¡Lo hice para que Naber no tenga que luchar!

Mis palabras toman por sorpresa a Baraquiel, quien retrocede, liberando mis hombros de su agarre.

-         ¿De qué hablas?

-         Descubrí su plan, Baraquiel.

Libero todo el aire que estaba reteniendo y antes de que pueda arrepentirme, descuelgo el bolso de mis hombros y busco la caja de madera en su interior.

Extiendo mis manos para que Baraquiel note la caja y por dos segundos, la observa con curiosidad.

-         ¿Qué es esto?

Abro la caja, mientras mis manos todavía tiemblan y le muestro el pergamino en su interior.

-         Destrúyelo, Baraquiel. Cumple tu venganza por la muerte de tu nieto, pero no permitas que Naber sea parte de los planes de Ga…




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