Ese día Kralot pasó la noche en la enfermería, era el típico hospital, una gran sala con algunas camillas con los heridos más importantes y los demás heridos en el suelo gritando, llorando y chillando de dolor, algunos doctores y curanderos usando tanto medicina normal como magia para tratar con ellos, esa noche no pudo conciliar el sueño ante esas horribles visiones, sonidos, olores y sensaciones, tampoco pudo comer debido al disgusto.
Al día siguiente se lo asignó a una barraca con un grupo de reclutas, la "barraca" no era más que una tienda de 40 metros cuadrados para 30 soldados de distintas especies, esa noche durmió mejor que la anterior, poco antes del amanecer sintió unas manos encima del, abrió los ojos y vio tres figuras encima del atándolo de manos y pies, oyó unas palabras en una lengua desconocida antes de ser noqueado con un golpe. Al despertar se vio atado a un mástil, miró a su alrededor solo para encontrar a sus compañeros en esa misma situación.
Vio a un ogro enorme pararse frente a ellos con un garrote gigantesco y empezó a hablar. ¡Escuchen pedazos de escoria, hoy es su primer día en el averno, ahora mismo son un pedazo de mierda de un asno con lombrices, pero si entrenan, se esfuerzan y entrenan tal vez puedan ser las lombrices que enferman el asno! ¡Aquellos que logren desatarse comerán, aquellos que no puedan morirán de hambre, rómpanse una pierna!
Miró su atadura y era una cadena que presionaba su pecho y brazos, dificultando su respiración, el hambre reducía su concentración, por fortuna no había mucho calor o eso pensaron, una llama surgió del suelo, a los pocos minutos fue apagada con un chorro de agua, el vapor sube aumentando la temperatura y la incomodidad de los reclutas, una vez se disipa el vapor nuevas llamas surgen y se repite el proceso, entre forcejeos, chillidos y bramidos todos tratan de liberarse, los más fuertes usan la fuerza bruta y los más sabios la magia, pero todo es en vano, la fuerza se agota, los pensamientos se nublan, nada está claro, nada funciona, los más débiles y agotados se desmayan.
Pasan algunas horas, el sol se ve alto en el cielo impactando con todo su resplandor, fueron orientados al este, los rayos de luz golpean directamente sus ojos, una pequeña hada, presa de la desesperación lanza poderosos hechizos con todas sus fuerzas, mientras más luchaba más apretaban sus cadenas, la pobre hada lucha por un tiempo hasta que simplemente deja de hacerlo, todos la llamaban con un hilillo de voz, no responde, todos la miran y ven que no respira, estaba muerta.
Ya al medio día había una muerta y cinco desmayados, todos lo habían hecho al menos una o dos veces, una duende, al borde del colapso hizo lo impensable para su especie, calmadamente con sus últimas fuerzas recitó un hechizo, era apenas para tratar de cubrirse del sol, pero aflojó totalmente las cadenas, sopla una suave brisa que aleja el vapor y revela un magnifico banquete, ella va hacia la mesa y empieza a comer, los demás al verlo forcejean y conjuran hechizos llenos de desesperación, las cadenas aprietan más a cada intento, cuando la duende terminó de comer las cadenas caen y todos van sobre la comida, pero son detenidos por una barrera.
Felicidades Dairys, has pasado la prueba, ahora eres líder de la clase, ¡todos los demás, beban agua y den seis vueltas al campo-dijo Caidron- son el peor grupo que he visto! Hintae, ya puedes dejar de fingir tu muerte. La hada se levantó sin ninguna herida o rasguño, pero si hambrienta y fue a comer, la prueba fue diseñada para que no dependan solo de sus mejores habilidades, los fuertes físicamente debían recitar un conjuro cualquiera y los más afines a la magia un forcejeo por un tiempo dado, pero obviamente deben estar tranquilos y relajados para ello, Dairys usó un hechizo de concentración y luego uno de bloqueo, al usarlos así, primero despejó su mente y segundo sale del efecto de la cadena, ya que mientras mayor sea la fuerza o el hechizo más apretaba, estoy decepcionado de ustedes, mañana al amanecer empieza el verdadero entrenamiento, esta fue solo la bienvenida y la prueba más fácil de todas, coman con gusto, da media vuelta y se va con el ogro a su derecha y Hintae a la izquierda con un plato con queso en mano.
Kralot y otros reclutas de última instancia se reunieron en el patio de entrenamiento. Muy bien damas y caballeros-dice Caidron-es hora de entrenar, les daré el entrenamiento comprimido de los Skosers, no mentiré, cada día será más duro que el anterior, pero alcanzarán el nivel de un aprendiz de mago-guerrero en un mes ¡Ahora ratas inmundas, tomen cada uno una piedra y a correr! ¡si señor! -responden todos al unísono.
Se colocan una piedra de la mitad de su peso esta con magia es repartida como si fuera una armadura y luego empezaron a correr ocho kilometros, además de sus armas y armaduras, a las 2 horas, pararon para descansar, habían quedado completamente agotados, después de 10 minutos refrescándose y tomando agua, se prepararon para seguir, ahora les toca el resto del ejercicio, 1000 flexiones, 1000 abdominales y 1000 sentadillas, unos días después es hora del combate.
Empezaron a entrenar el combate cuerpo a cuerpo, iniciando con lo básico del pugilismo y la lucha libre, en la prueba de pugilismo Kralot fue emparejado con Strar, un hibrido entre ogro y orco, más pequeño y débil que los primeros, más tonto que los segundos y más feo que ambos, con una cara tan horrible que ni sus padres pueden amar, por eso fue exiliado de la tribu. Al verse cara a cara Kralot se sintió diminuto, lanza un golpe, pero este es inútil, Strar contraataca lanzando otro golpe, lo suficientemente fuerte para noquearlo al instante, al día siguiente se repite la historia. Después de eso esta se le dio bien a Kralot debido a su tipo de cuerpo y a la vida que llevaba anteriormente (al menos después de las palizas del primer y segundo día), pasados unos días siguieron con el siguiente paso.