Miles de personas se manifestaban fuera y dentro de
la nave, en la cabina de mando del capitán Kirt, un
Brasileño de unos cuarenta años, su cara lucía cansada,
preocupado por la situación, conocía el porqué de tanto
alboroto, por medio de unos altavoces localizados por
toda la embarcación, había anunciado que las raciones
de comida necesitaría un ajuste más, después de
informar tal cosa las personas dentro de la nave
protestaron, se abalanzaron hacia el puesto de mando y
golpeaban la puerta de acceso, era inútil abrirla así que
decidieron ir fuera de la nave, y lanzaron piedras de
escombros como proyectiles, intentando alcanzar el
parabrisas de la cabina del capitán Kirt.
Jhon observaba a su alrededor una gente enojada,
angustiada y furiosa, lanzaban piedras, palos y lo
encontrasen en el suelo a su alcance, algunos intentaban
escalar las paredes lisas del exterior de la nave, de pronto
el gentío enmudeció, las rocas dejaron de ser lanzadas al
aire, y se escuchaba como las últimas regresaban al
suelo, todos voltearon hacia Lily, Jhon y Martín que
estaban hasta atrás de la muchedumbre, regresando de
su excursión.
Eran las seis de la tarde y el sol se ocultaba casi por
completo, Lily sintió una brisa llegar desde sus espaldas,
el cabello se alboroto en dirección a la nave, el motín
parecía haber terminado, la concurrencia no observaba
a estos tres personajes, sus pies empezaban a moverse,
una gran nube naranja se acercaba, era una tormenta de
arena, ahora embellecida con rayos que lanzaba desde
su interior, la gente corría, se pisaba los talones, y la
noche se pronunciaba junto a la tempestad, Lily, Jhon y
Martin fueron los últimos en entrar a la nave, las
compuertas se sellaron herméticamente y no se
escuchaba el paso del monstruo arenoso.
Esta tormenta de arena era diferente, electrificada,
diez veces más enorme y había pasado dos horas más
tarde que la primera borrasca.
Compañeros pusieron al tanto a Jhon se le informo
que las raciones de comida iban a ser más pequeñas,
debido a cálculos del capitán Kirt, la decisión era reducir
porciones para alargar el tiempo de vida de mil
quinientas personas, Jhon no protestó era consciente
que estaban varados en un planeta inerte, y la comida
era para el viaje, el cual no se efectuó.
Todos regresaban a sus habitaciones, Lily se
adentraba a un ascensor y por medio del reloj que poseía
en su muñeca un mensaje de voz le llegó.
Era un mensaje del capitán Kirt, necesitaba hablar
con ella y conocer la evolución del paciente Cooper.
El informe había sido enviado por medio del fast fax
un pequeño aparato asistente de mensajería, cuando
llegó a la cabina de mando, entro con cuidado,
asegurándose que ningún loco parte del motín la
siguiera, en el interior había monitores, palancas,
botones cientos de ellos, era enorme, en pasillo había
cuatro sillas vacías en el espaldar tenían cada una un
nombre particular y reconoció a uno de estos, "Cooper"
y en el fondo un sillón que estaba ocupado, era una
persona de unos cuarenta y tantos años, tenía un poco
de barba, mucho de sus vellos eran blancos, poseía una
gorra azul oscura, como si de marino se tratase, veía
firmemente el parabrisas de la nave y parecía no
parpadear, era el capitán Kirt Hudson, quien había
citado a Lily Lane, ella se acercó a saludarlo pero se dio
cuenta que en la mejilla del capitán corrían lágrimas, por
un momento pensó que era sudor, pero el frío que
sentía y el termostato en la pared, decían viento dos
grados Celsius.
¿Cómo está Cooper?
Lily se extrañó no entendía lo que pasaba ella había
enviado un reporte muy detallado, nada había
cambiado, porque preguntaba el capitán Kirt tal cosa.
Casi llorando, gimoteando el capitán Kirt sostuvo la
mano de la enfermera que lo veía estupefacta y un poco
nerviosa.
¿He sido un buen capitán?
Lily sujetó las manos del caudillo y no le respondió,
en su mente se preguntaba así misma ¿qué le había
ocurrido al jefe?
Dejó de mirarle la cara y las lágrimas, le ofreció un
paño que sacó de su bolsillo y dirigió su vista a la
consola de mando que estaba en frente de ambos,
sobresalen botones y palancas, monitores que
proyectaban videovigilancia, y estadísticas que ella no
comprendía de qué se trataba, sobre el mando había un
frascos de cápsulas, ella se sorprendió, sus ojos parecían
salirse de sus órbitas, y sus pupilas se dilataron, en sus
labios se pronunciaba una sonrisa pero se giró hacia el
capitán y le preguntó si él tomaba esas pastillas.
—Es para hacerme más fuerte—
—Lo dice allí, "strong"
La enfermera quedó atónita, puso su mano sobre su
frente y no podía creerlo lo que el capitán de una nave
espacial, hacía de manera errónea, el frasco no era para
hacerse más fuerte, el capitán debió tomarlo esperando
tener resultados positivos para enfrentar la situación, de
estar varados en la nave, racionar la comida para que
alcancé mucho más tiempo, y un posible motín de las
mil quinientas personas a bordo, el frasco decía
"Estrógeno" una hormona femenina, por eso Hudson
estaba tan sentimental. Sin reparo Lily le confisco el
frasco y le hizo prometer al capitán jamás volver a
automedicarse.
Salió de la cabina de mando, se dirigió a los
elevadores, y consiguió llegar al pasillo de su habitación,
eran las siete y cuarenta de la noche se dirigía hacia su
habitáculo, en la puerta encontró un mozo de
pantalones azules y zapatos arenosos, lo observaba de
perfil, y en su mano portaba una especie de rosa
artificial, parecía hecha a mano, el tallo de la rosa era de
un cable rígido de color verde oscuro y las hojas de tapas
de botellas del mismo color, habían sido cortadas
minuciosamente para darle la forma espinosa de una
hoja de rosa, los pétalos rojos se apreciaban suaves y
sedosos, como la tela de un listón de medallas, era Jhon
Ekans que la esperaba con una rosa, cual caballero en
tiempos de antaño. Lily lo sorprendió y Jhon intentó
esconder la rosa, luego se decidió y se la entregó sin
vacilar.
—Es para ti—
—Los muchachos me ayudaron hacerla—
—Nos preguntamos si nos acompañas mañana en
una nueva excursión—
Las manos de Jhon estaban astilladas, había residuos
de cable verde en sus uñas, parecía que le había costado
hacer los perfectos estilos de hojas en unas tapas de
botellas, Lily dudaba que sus compañeros tenían partida
en semejante obra, tal vez Jhon se escudaba para no
verse demasiado interesado en Lily, ella estaba más que
alegre de verlo una vez más.
Lily aceptó la rosa, agradeció con un beso en la
mejilla, y se despidió mencionando que asistirá a la
excursión. Jhon estaba achispado por el beso otorgado
por la hermosa Lily, por primera vez veía sus ojos grises
sin las gafas protectoras, aunque fuera por un instante,
Ekans quedó flechado con aquella muestra de
agradecimiento, había conseguido que los labios de Lily
tocaran su piel, se regresó a su habitación y durmió
plenamente.
En la mañana siguiente eran las ocho y quince
minutos Martín hablaba con su superior, intentaba
convencerlo de regresar a su trabajo de mecánico, pero
se le negó, también le informo que habían encontrado
misiles llenos de nitrógeno.
—No necesitamos nitrógeno, necesitamos agua o
cualquier alimento no perecible—
—Vuelva a su escuadrón—
Si señor.
Y entre dientes refunfuñaba…
Eran las cuatro de la tarde y Lily Lane preparaba su
mochila para la excursión. Jhon en su habitación hacia
los mismo empacaba un bote de agua, galletas, unas
tijeras y de repente sobre una pequeña mesa de noche
se divisaba una medalla sin listón, el listón lo había
usado para hacer la rosa de plástico, un presente para la
chica de ojos grises. Se preguntaba si había hecho lo
correcto, habría algo más que podía hacer, que
¿enamorarse en tiempos difíciles?
Martin se unió al pelotón, Jhon, Lily y los demás ya
estaban listos.
¡Novas pessoas!
¿Noticias? Pregunta Jhon.
—Los superiores no están interesados en los misiles,
ni el nitrógeno, recuerden el nuevo racionamiento,
debemos evitarlo, encontrando suministros—
¿Entonces qué esperamos?
—Vamos—
Martín, Jhon, Lily y una decena de personas se
adentraron una vez más al frío, post apocalíptico paisaje
de una antigua ciudad de Río.
Después de unos cuantos kilómetros, y esculcar
edificios abandonados decidieron separarse en cuatro
grupos de tres, Lily, Jhon y Martin paseaban en una
enorme avenida de pronto Martin, el mecánico, quedo
con la boca abierta, sus ojos no podían creerlo frente a
él una tienda de automóviles últimos modelos, sin
pensarlo dos veces se dirigió al edificio y rogaba que en
el interior quedará algún modelo, las vitrinas eran
vidrios rotos en el suelo, propaganda y afiches por
doquier, por fuera era un pequeño local pero Martin era
testarudo en el exterior no había encontrado ningún
auto y penetró las oficinas y bodegas, consiguió lo que
buscaba, autos una docena, tal vez más, no se detuvo a
contarlos, estaban perfectamente resguardados del
polvo, el sol y cualquier agente externo, estaba
maravillado, no podía creerlo, los autos estaban en
perfectas condiciones, se preguntaba si las llaves
estarían en uno de esos cajones en las oficinas que había
dejado atrás, Jhon se encontraba con Lily en el lado
opuesto de la avenida de pronto Lily se adelantaba por
los costados de la calle, Jhon la ignoró por un momento
y buscaba a un mecánico escurridizo entre los callejones
visibles, volvió por la canadiense y ésta había
desaparecido, Ekans no podía creerlo, hace un instante
estaba en frente de él adelantándose unos metros y
luego se esfumó sin dejar rastro.
—Jhon—
—Ayuda—
Era Lily pidiendo auxilio, había resbalado por una
alcantarilla mal tapada, la arena en el suelo de la calle,
había hecho un perfecto camuflaje, como si una trampa
para osos se tratara, la canadiense resbaló por el ducto,
se agarró de una escalera oxidada que se hallaba dentro
de la alcantarilla y la tapa volvió a su lugar, pretendió
subir de nuevo y la escalera se desprendió de un tramo,
una viga de hierro que formaba parte de los peldaños,
se le aferraba en el pantalón a la altura del tobillo, trato
de liberarse y sentía que caería en cualquier momento,
Lily estaba atrapada y guindaba de un sumidero, debajo
escombros y basura aterrorizaban el lugar dando un
aspecto putrefacto al suelo, la altura era considerable
unos ocho metros de altura, no era un ducto de aguas
sucias, era un túnel vehicular que cruzaba por debajo de
la ciudad, a Lily le parecía el doble de alto, trato una vez
más de zafarse el tobillo y empezaba a lastimarse,
causándole una laceración superficial, se detuvo y volvió
a pedir ayuda.
—Jhon—
Ekans se detuvo, escuchaba los gritos muy cerca
pero no veía nada, el sonido parecía encerrado, la voz
de Lily era aguda y esta parecía atrapada en una especie
de tanque metálico, después volvió a escuchar y agachó
la cabeza hacia suelo.
¿Lily?
Preguntó, Jhon estupefacto, debajo de una gran tapa
de alcantarilla a través de un agujero observó una
enfermera canadiense de cabello claro y camisón azul,
no lo pensó un instante y levanto la gran tapa era pesada
y la alejó unos centímetros, echo un vistazo al agujero,
Lily Lane se sujetaba de un barrote, de su tobillo
izquierdo guindaba el resto de la escalera aferrado a no
soltarla, este le impedía subir a la superficie, Jhon estaba
pensando, luego sin más, tomó la mano de Lily y
empezó a jalarla, la canadiense soltó su mano, alegó que
no funcionaba y el tobillo se lastimaba un poco cada vez
que intentaba subir, Jhon agachado, tomó los pequeños
peldaños con sus manos y averiguaba su firmeza.
—Bajaré—
Lily no refutó la idea, deseaba salir del momento a
como dé lugar, de repente el plan no le supo nada bien,
ella estaba de cara a la escalera hombre de unos setenta
y tantos kilogramos descendía detrás de ella, los nervios
no se hacían esperar y sus mejillas tornaron un rosa
encendido, Jhon bajaba detrás de ella, pisando cada
peldaño un par de veces para asegurarse se ninguno de
los dos cayera al resbalar, pasaron unos segundos y la
situación se volvió más bochornosa y vergonzosa para
ambos, aún más para Lily, pues la cara de Jhon estaba a
la altura de sus posaderas, muy firmes y pronunciadas,
el rostro de Lily frunció el ceño y dibujaba en su boca
un puchero.
¡Sigue bajando muchachón!
De inmediato Jhon giró su cabeza a la izquierda y
siguió descendiendo, de pronto el pie izquierdo de Jhon
acariciaba el vacío no había donde apoyarse, el plan
estaba corriendo demasiado improvisado, luego Jhon
sin pensar tanto estaba del otro lado de la escalera
enfrente de Lily.
¡No sé si funcionará!
Se había dado la vuelta estaba dándole la espalda a la
castaña de ojos grises, y se sostenía con ambos brazos
en los pasamanos oxidados de la escalera de metal.
¿Qué estás haciendo? Preguntó Lily.
—Subirás de inmediato—
Exclamó Jhon
¿Estas Lista?
Lane no tenía idea lo que haría, supuso que se había
puesto enfrente de ella del otro lado de la escalera solo
para liberarla, sin otra razón aparente.
De repente Jhon se lanzaba al vacío, Lily quedó
boquiabierta, el joven Ekans antes de lanzarse cruzó los
pies en un escalón, prácticamente acuchillado, luego se
dejó caer y estaba guindando de la escalera, de
inmediato liberó el talón de la canadiense y el pie
desapareció en un instante, Lily subía rápidamente cada
peldaño, luego Jhon con un poco de esfuerzo se aferró
a la escalera y ascendió hacia la superficie, donde una
hermosa doncella de origen norteamericano le esperaba.
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Editado: 03.10.2024