Heladas, pozos y cables.

Hace mucho tiempo la temperatura del Norte de América era sin duda totalmente diferente al
año dos mil cuarenta y uno, en Brasil ahora hacía frío y en Canadá calor, tanto que la gente
migró al sur y a otras partes del mundo, migración que no sirvio de mucho, tiempo después los
estados proclamaron la gran guerra, la última de estas.
—Solo falta la nieve ¿no crees?— Preguntó Jhon que temblaba al caminar, apenas eran las
quince horas y treinta y cinco minutos. El sol se había eclipsado entre tanta neblina, pequeños
rayos iluminaban la ciudad de Río, alrededor de la nave; pero esta espesa nubosidad le daba
un aspecto escalofriante a la metrópolis. Edificios borrosos que los rayos del sol penetraban
sus orificios que en algún tiempo fueron ventanas, ahora sin cristales, parecían monstruos
gigantes con ojos en todo el cuerpo. Jhon y Lily avanzaban juntos en un callejón estrecho
buscando al capitán Hudson. Martin y Margaret recorrían las calles gritando el nombre del
capitán. Sousa y Soler se encontraron con la cuadrilla que solicitaron.
El supervisor dio un par de órdenes a la pequeña tropa formada por veinte hombres. La
cuadrilla se dispersó y desapareció entre las calles sin dejar rastro, por momentos la neblina se
disipaba y dejaba al descubierto las grandes avenidas desoladas, místicas y sombrías.
¿Aún sientes frío? —pregunto Lily— yo estoy como pez en el agua. En efecto solo falta la nieve
y sería perfecto.
Para la enfermera Lane esto era como un paseo por el parque, apenas y sentía frío. no se
comparaba con las temperaturas bajo cero grados Celsius, que azotaba el Norte en antaño.
Jhon no dejaba de temblar. Lily observaba a Jhon de reojo lo calificó de advenedizo.
—¿En Italia sentías frío Jhon?—
—Solo en invierno, para esas fechas las pistas locales se llenaban de nieve, eran vacaciones
entonces—
Lily y Jhon pasaron por un gran edificio, no diferente al resto de edificaciones, era una especie
de hotel, una pequeña placa figuraba en la entrada, Grand Hotel Bariloche. las nubes se
dispersaron por un momento dejando caer unos cuantos rayos del sol a la fachada del hotel, la
placa brilló por instante y produjo un destello que llegó hacia los ojos de Jhon. El joven Ekans
alzó sus manos para cubrirse los ojos, aunque conservaba sus gafas de protección solar, leyó
la placa palabra por palabra
—Grand Hotel Bariloche—

Ven Lily —proclamó Jhon—echemos un vistazo por aquí.
jhon se adentro al edificio cuando lo hizo sentía que atravesaba el vestíbulo de lo que un día
fue un lujoso Hotel, había muebles aunque llenos de polvo y arena se apreciaban muy finos,
habían cuadros al oleo, oleo y polvo pensó Jhon, Lily también se adentro.
Ese Soler es un pesado es como; hola soy supervisor y harán todo lo que ordene, porque lo
manda las reglas y el capitán lo ha dicho.
Basta —rio Lily— dices eso porque no es tu cómplice en la locura de esos autos si fuera tu
amigo y te apoyara como lo hace Martin no dijeras lo mismo.
Es cierto —sostuvo Jhon— aunque eso no creo que le quitará lo pesado; pero al que más se le
ha cargado es a Martin y no solo una vez si no dos, al menos de las que me he enterado, si hay
una tercera yo...
Jhon fue interrumpido
¡Capitán!— gritó Lily a todo pulmón.
El grito llegó hasta los oídos de Esteban Soler que se encontraban hasta el otro lado de la
manzana a unos cuantos edificios más adelante, el sonido retumbó en las paredes del hotel
Bariloche, en el pozo generado por un colapso en la estructura del sótano, en el yacía el
capitán Hudson casi vahído, el grito le devolvió la vida, sus oídos reconocieron la voz humana
venía de muy cerca, concluyó.
—¿Quién está ahí arriba? ¡Ayuda!
Jhon y Lily intercambiaron miradas, quedaron pasmados ¿encontraban a quien buscaban ? en
efecto al capitan Hudson lo habian localizado, se movieron hacia la recepcion del bestibulo un
gran escritorio demacrado de pintura opaca a lado un asensor aparentemente averiado de el
sobresalian unos cables negros, a un lado del elevador figuraba una escalera de caracol en
ascension debajo de esta al pie del primer peldaño un gran agujero se divisiba Lily se acerco
un poco, Jhon la acompañaba, asomaron sus cabezas para ver en el interior del pozo, la
oscuridad era tal que no pudieron observar ningun rastro del capitan. Lily soltó su mochila
buscaba algo en particular, la linterna ¿donde esta? pensó, luego un grito desesperado emergió
desde el pozo.
—¡Ayuda porfavor¡
La enfermera Lane se apresuró aún más y halló lo que buscaba, sacó la linterna e
inmediatamente la encendió y apuntó al interior del foso, un tal Kirt Hudson yacía semi sentado
a unos metros debajo de ellos, Jhon perplejo e inmobil calculaba cuántos metros de
profundidad tenía la cavidad que contiene al capitán.
—¿Quienes son?—
—Somos Lily y Jhon capitán Hudson, el supervisor Soler nos ha enviado a buscarle—
—He caído y estoy herido, un pie fracturado quizá—
—Lo sacaremos—
—Oye Lily apuntame con la linterna—
Jhon buscaba alrededor del vestíbulo algo extenso para sacar al capitán del embrollo que se
hallaba, de pronto Lily iluminó el elevador defectuoso, era una canasta rectangular que parecía
salir de su lugar, estaba inclinado unos veinte grados hacia la izquierda. Unos cables

sobresalian de la parte superior. Jhon pelo sus ojos y se dirigio al elevador, alzo sus manos e
intento halar los cables negros que en antaños dias servirían para sostener y trasportar el
aparato. Algo sonó, un chirrido metálico; Jhon ignoró por completo el sonido.
—¿Lily Crees que debemos decirle lo que encontró Esteban Soler ?—
No —Lily susurró— apostaría que el supervisor querría llevarse el crédito de su hallazgo—
—¡Cierto! Dejemos que haga su trabajo—
Jhon intentó nuevamente halar el cable negro, esta vez puso un pie dentro del ascensor y
luego una mano sobre este, el ruido fue estremecedor, Jhon desparecio ante los ojos de Lily, el
agujero de donde emergia el cacharro pareció agrandarse y el elevador con todo, cables y Jhon
Ekans se precipito hacia lo desconocido, Lily corrio apresuradamente aun los cables caian, por
fin se oyo otro sonido como si un par de objetos de mucha masa golpearan el suelo.
Lo cables cesaron su caida aunque un gran cable negro guindaba en el agujero, Lily apunto la
linterna al interior y en el fondo, Jhon Ekans lleno de polvo se sacudia, eran unos seis metros
de profundidad y de caida.
—¿Estas bien Jhon?—
—¿Qué pasó ?preguntó el capitán—
—Si, Intentaré salir, espera apunta aquí, creo que es...
Jhon pidió a Lily señalándole donde apuntar la linterna, la enfermera accedió, cuando iluminó
aquella parte no podía creer lo que veían sus ojos, Jhon dio un paso atrás, decenas de misiles
ordenados verticalmente, se le alzaban como guardianes de aquel pozo.
Jhon ten cuidado —prosiguió Lily— recuerdas cuando Martin dijo que los números faltantes en
las calcomanías eran misiles sin carga, estos si los tienen—
—¡Lotería! pronunció Jhon—
—No creo que se activen, acaba de caer un elevador sobre ellos, no creo que exploten—
¡Jhon! —gritó Lily—¿Te vas a quedar a averiguarlo?
Presto Lily arrojo sobre Jhon un cable negro, El joven Ekans se aferro a el y pronuncio unas
palabras.
Tríncalo a un poste o algo masivo.
Esta muy corto es todo lo que tengo —Lily vaciló— yo lo sujetare.
La enfermera se tendió al suelo, arco sus piernas y posó sus pies sobre los escombros de lo
que un día fue un elevador, con esto creía suficiente para sostenerse, y sacar a Jhon del
agujero. Por su parte Jhon no tenía idea de lo que hacía Lily allá arriba intuyó que sería algo
inteligente, pues conocía que Lily era audaz, la temperatura seguía descendiendo y Jhon
Ekans no esperaría más tiempo alrededor de misiles cargados. El corredor de autos escaló
lentamente los seis metros cuando logró salir, observó a Lily, sudaba a mares y sus mejillas
blancas ahora eran rosas, un pequeño rayo de sol se había atrevido a llegar hasta el rostro de
Lily a través de ventanas y reflejos de superficies lisas, Jhon vio en ella una mujer fuerte, sus
ojos grises resaltaban en el pequeño destello.
—¡Lily! eso fue arriesgado—
Jhon jadeaba como sabueso después de correr, ambos estaban sentados en el suelo, Lily se
acercó y lo abrazó.