Me enterré a mi misma.
Empecé cavando un pozo, no era muy hondo, pero no tenía experien-
cia en el tema en realidad. Las uñas se me llenaron de barro, tierra y suciedad. Mucha. Tanta que comenzó a molestarme.
Me enterré a mi misma.
Cuando el pozo se volvio hondo, me asuste, no lo voy a negar. Hasta
los huesos me temblaron, y la garganta me dolió por la húmedad.
Me enterré a mi misma.
No tuve que llevarme mucho, solo lo que tenía puesto y eso era mas
que suficiente a decir verdad. Esa completa necesidad de llorar por
todo me obligó a llenar el pozo, y de repente, la tierra se convirtio en
un barro pegajoso y molesto.
Me enterré a mi misma.
Mi mayor virtud, aquella de echar culpas que creía verdaderas sobre los
demás no tardó en salirse por mis poros, tan desagradable como si se
tratase de miles de puntos negros en mi cuerpo.
Me enterré a mi misma.
El pegamento de las etiquetas que adornaban mi cuerpo no tardó en
molestarme, asi que comencé a arrancarlas. Me mordí la lengua cada
vez que saque una. Algunas me las había puesto yo, otras, las habían colocado mis amistades, y unas cuántas más, personas desconocidas a las que solo les había visto el rostro una vez en mi maldita vida.
Me enterré a mi misma.
El agua de mis lágrimas me tapo, y curiosamente, la claustrofobía no hizo acto de presencia por estar en aquel espacio cerrado y desagradable. La ira contenida me arrancó las uñas, una por una. Y mis ojos deja-
ron de inyectar ese veneno sobre todos. El sentimiento de satisfacción cuando alguien que me había insultado lo pasaba mal se borró de la faz de la tierra.
Me enterré a mi misma.
El alma egoísta me abandonó. La tristeza me confesó de que no servía
en nada que continuase siendo mi amante, tenía cosas más importantes
que hacer. El rencor ni siquiera me dio una mirada antes de irse, y le
agradecí aquello.
Me enterré a mi misma.
Comenzó a llover sin previo aviso, sin una nube en el cielo. El agua me
mojó el cuerpo de pies a cabeza, y barrió sin apresurarse cada una de
mis tempestades internas.
Me enterré a mi misma, y se sintió bien.