Shin despertó para encontrarse con la curiosa cara de uno de los sobrinos de Kacper, el pequeño corrió en busca de su tío en el momento que notó que estaba despierto. Este lo llevó al comedor, que estaba separado por una simple cortina, allí desayunó mientras intentaba recordar sus sueños. Alara estaba apretando su mano en él y podía recordar el calor de sus dedos si se esforzaba un poco. Sus amigos conversaban apaciblemente cuando Myśliwy entró a la casa para colgar su rifle en un perchero. El enon se sentó a su lado luego de saludar a todos y lo miraba con curiosidad.
“¿Nos falta mucho para la ciudad?” Preguntó del nada Shin. “No los estoy apurando, pero me gustaría tener una idea del viaje.”
Myśliwy miró a Władysława para luego responder.
“Un par de semanas, Shin. Es un largo camino, pero conseguí que nos prestaran el carro.”
“Eso nos va a ahorrar tiempo, el alcalde quería conocerlos para agradecerles por abrir la puerta.” Dijo pensante la exploradora.
“Si encontramos otras…” Dijo en voz alta Kacper.
“Abriremos todo lo que nos pidan, Kacper.” Dijo sonriente Shin. “Además… puedo usar mi sable si es necesario, puede que me tome unos minutos, pero es igual de efectivo para abrir cerraduras.”
Keyfour ofreció sus servicios con cordialidad.
“Keyfour quiere ayudar también.” Agregó divertido. “¿Qué tan posible ven que pueda explorar la superficie?”
“Imposible. Traerías atención a nuestras rutas de escape.” Respondió al instante Władysława.
“¿No tienen algunas que no usen? Ya probé que puedo defenderme solo…” Agregó pensante. “Mi idea es aprender un poco de la estructura de la ciudad y ver si puedo ayudarlos con…”
“Nada, Shin. No está a discusión.” Dijo con seguridad la cazadora. “Nosotros somos los que vivimos aquí, tendrás que atenerte a nuestras reglas.”
Shin sonrió divertido para ocultar al monstruo que llevaba dentro, ya que sintió la necesidad de demostrar que no era un simple invitado o prisionero.
“Entendido…” Dijo mientras extrañaba a su prometida. “¿Puedes enseñarme tu lenguaje?” Preguntó mirando a Kacper. “Quiero entenderlo sin depender de mi armadura.”
“Sería un placer, Shin.” Dijo pensante Kacper. “Puedes venir a las clases que doy en las estaciones.”
“Perfecto.” Dijo al aire Shin. “¿Qué pueden decirme del Archidruida?”
“Su nombre es Mściwój y es uno de nuestros líderes.” Dijo al aire Władysława. “Es una persona sabia e inteligente, pero ya es hora de que elija un sucesor.”
“Su aprendiz es mi maestro.” Aclaró pensante Kacper. “Antes solían tener habilidades como tú, pero ahora…”
“Me imagino que coordinan todo el subterráneo.” Dijo pensante Shin.
“Todas las estaciones son independientes, pero tienen un representante que coordina con los Druidas.” Aclaró sin cuidado Myśliwy. “Usualmente, nosotros los movemos cuando necesitan comunicar noticias o información.”
“Ah, entiendo… ¿No usan algún método de comunicación?” Preguntó con curiosidad Shin.
“Solo entre nosotros con estas armaduras.” Dijo pensante Władysława. “Los escribas tienen sus computadoras, pero no tienen manera de comunicarse fuera del templo.”
“Nos traería atención indeseada.” Aclaró pensante Kacper. “Por eso solo nosotros podemos usarlas, estas computadoras están modificadas para que las máquinas no puedan rastrearlas… por eso solo los exploradores pueden traer objetos de las superficies, ellos saben como mutilarlos para que no nos sigan hasta aquí.”
“Entiendo…” Dijo pensante Shin. “También me gustaría aprender eso.”
Keyfour ya sabía como hacerlo.
“Entonces puedes enseñármelo tú, Keyfour.” Respondió divertido. “Supongo que es más fácil con nuestra tecnología.”
Keyfour estaba seguro de ello.
“Tu máquina es… peculiar… ¿Tienen muchas de ellas?” Preguntó con curiosidad Myśliwy.
“Keyfour es un astromech, usualmente trabajan en naves y nos ayudan con reparaciones y cálculos de astronavegación. Tenemos muchos tipos de droides… Jeythree, por ejemplo, es un traductor y algunas variantes de su modelo trabajan como niñeros y sirvientes…”
“Maravilloso.” Dijo sorprendido Kacper.
Keyfour recordó que no todos eran como él.
“Eso es cierto. No todas nuestras máquinas son como él, los astromechs son… particulares.” Aclaró divertido Shin. “En el templo de Aytraza tengo una flota de robots para la nieve, por ejemplo, pero no puedo conversar con ellos como hago con él.”
“¿Nieve?” Preguntó con curiosidad Kacper.
“Es como la lluvia, pero… fría y congelada.” Dijo pensante Shin.
“Ah, śnieg.” Dijo sorprendida Władysława. “Te conté sobre ella, solo cae cuando hace mucho frío.”
“Sorprendente…” Dijo apenado Kacper. “Después te llevo a visitar al alcalde, Shin. De paso puedes presenciar una de mis clases.”
Shin sabía que iba a pasar más tiempo del que quería con sus nuevos amigos, lamentablemente era un problema, ya que apenas podía vivir sin su prometida.