Me zambullí en la lluvia, con anhelos de borrar aquellos recuerdos angustiosos, quise limpiarme el alma. El frío se apoderaba de mí, pero era tanto el regocijo de estar ahí bajo la lluvia que no me importaba el frío, ni la oscuridad que me acompañaba, solo disfrutaba como siempre lo quise, tuve la valentía que tanto me faltaba. El agua fría mojaba poco a poco cada parte de mi cuerpo, sentía como cada gota bajaba por mi costado, como poco a poco se formaban charcos en mi alma, como se inundaba mi mente y así como mi vida de nuevo empezaba, fue un baño diferente, sentía mucha emoción al sentir la lluvia cada vez más fuerte. Esa tempestad me llenó de armonía, me llenó de valor, me sacó la estaca que me traspasaba, un dolor sin remedio, simplemente se curó todo desde que entré a la lluvia.
La luna no me acompañó, hasta ella, mi querida amiga, también me dejó, se fue y yo sola en la lluvia quedé.
En la oscuridad, tan indefensa y a punto de entrar en la hipotermia, solo pensaba en disfrutar y en cada vez mojarme más, aunque las aves no estuvieran, aunque la luna no me diera su brillo, Telar, estaba sola, desvalida...
Fui una niña en el agua; jugué con ella y salté también, reviví aquella niña que pensé, había matado yo misma, pero no, después de sentirme tan sola, estuve con ella, me miraba con ternura y amor, me cuidaba del frío y del peligro de la noche, me abrigó con sus suaves manos y fue ahí donde supe que ella, me perdonó y que ahora está orgullosa...
Bajo la lluvia mi vida cambió, bajo la lluvia volví a nacer...
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Editado: 05.06.2020