La chica bajo la Luna

Un poco libre.

No tiene precio levantarse temprano en la mañana y ver el sol nacer, acompañarte de un buen café caliente y que su humo se penetre entre tu piel, escuchar el maravilloso canto de las aves y respirar tan profundo como puedas. Ver el rocío en las plantas y oler el dulce aroma de las flores, ver la naturaleza en su mejor estado. Los rayos del sol haciendo que los retoños de flor empiecen a nacer, el sonido del río pasando por encima de sus piedras, mariposas que revolotean y los colibrí buscando su alimento, las palomas bañándose en la copa de un árbol, canarios enseñando a sus crías a volar. Todo es tan preciso y perfecto a su vez, cada quien viviendo uno a uno los días de vida. 
La naturaleza es maravillosa, tan perfecta como el cielo, tan hermosa como el mar, y así el viento golpea a todos cálidamente. Sin herir lo que toca, siendo sensible al pasar. Cada uno de los componentes naturales que hacen del entorno un lugar especial, cómodo y tranquilo, lejos de la maldad y la frialdad de los malos.

No tiene comparación respirar un poco libre...




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