Capítulo 7.
La chica de la capa negra.
La recuperación de Alan fue bastante rápida, en unas semanas el chico fue dado de alta y pudieron seguir con sus labores cotidianas, el establecimiento volvió a tener esa chispa que Alan desbordaba.
—Alan, ¿Cómo está Danna?— Eli ahogó un grito cuando partículas de tierra ingresaron a sus ojos, por otra parte, tenía curiosidad de quién aquella «Danna» de la que hablaban.
—¿Danna?— preguntó Lys mientras tallaba sus ojos con su mano, en busca de quitar la incomodidad en su ojo.
—No hagas eso, Eli, espera y busco agua— Lys guiñó un ojo a Alan o así lo vio Eli, tal vez la chica solo estaba parpadeando y al no poder ver imaginaba cosas.
—Danna es mi hermana menor— Comentó mientras tomaba a la chica de los hombros y soplaba un poco su ojo para que dejase de doler.
—¿Listo?— Eli asintió mientras abría un poco su ojo.
—¿Hermana menor?— Alan asintió y tomó la regadera para seguir en su labor con las plantas.
—Si, un pequeño monstruo en etapa de crecimiento— Dijo entre carcajadas.
—Oh, comprendo— Alan dejó su trabajo de lado y tomó asiento en una pequeña silla al lado de Eli, quien lo miraba interrogando ¿Por qué el chico dejó de hacer su trabajo? Ahora a ella le tocaría doble.
—¿Tú tienes hermano?— Eli negó en silencio.
—No, a mi padre lo asesinaron y mamá murió dándome a luz— Alan murmuró bajos «Lo siento»
— Llegué— gritó Lys con un gran balde de agua, la chica tenía el don de la imprudencia, y suspiró irritada cuando vio el ambiente incómodo que estaba formado y como llegó a terminar de dañarlo todo, hizo un puchero.
—Tarde, Lys— Alan terminó de regar las plantas e ingresó al establecimiento dándole la bienvenida a los comensales.
—¿y a ese que mosca le picó?— preguntó Lys con un extraño acento, que según ella aprendió en una serie de Netflix.
—¡Lys!— gritó una voz dentro del establecimiento, la chica se acercó a Eli y dejó un beso en su mejilla, posteriormente caminó hacía la cafetería e ingresó dejando a la vampira completamente sola.
—Hola, Eli— Eli miró inquietante a Rebecca quien se encontraba al frente de ella con una sonrisa ladina.
— últimamente has estado bastante cerca de nosotros, no me molesta, pero ¿Qué quieres?— Rebecca alzó una ceja, tal vez la vampira no había utilizado el tono de voz adecuado y ofendió a la chica.
—Solo quiero ver a Lys— Eli asintió.
—Tampoco me importa— Rebecca torció su boca con una mueca, aquella chica estaba siendo extraña, sus cambios de humor le erizaban los vellos.
—¿Está bien?— la vampira no la dejó contestar e ingresó al establecimiento seguido de Rebecca. A la recién convertida casi le sale baba de la boca al ver a Lys, quien la miró con una hermosa sonrisa y se mordía el labio con nerviosismo.
«Joder» habló para sí misma.
—Hola, Linda— Lys se sonrojó y dejó un beso en su mejilla. Alan las miro y abrió sus ojos, también hizo una gran “O” con su boca y soltaba risitas tontas.
—Rebecca y Lys son novias— El mal humor de Eli cambio abruptamente y río por el acto infantil, Rebecca rodó sus ojos y Lys solo se sonrojaba, los pocos presentes en la cafetería los miraban con una sonrisa en sus caras.
Tal vez esa era la magia del lugar, su calidez, al ingresar un sentimiento de tranquilidad y hogar albergaba sus corazones, era como estar en familia, estar en casa.
Todo esto le transmitía a Eli aquella cafetería, y por primera vez en su vida no quiso irse de ahí, la vampira tenía claro que lo tenía que hacer, el hacer lazos es lo peor que un vampiro puede hacer, sin embargo, Ella ya los había hecho, sin siquiera saberlo, esos chicos tenían su corazón.
«Una completa mierda» en realidad no lo era, solo era Eli intentando dejar de sentir aquella tranquilidad en su corazón.
—Eli, mesa cinco— Eli asintió, en dicha mesa había un chico de cabello rizado negro, era extremadamente blanco, era delgado y bastante pequeño, tenía una sonrisa encantadora.
—Bienvenido, ¿Qué desea tomar?— El chico se sonrojó y tartamudeo.
—Eh, ¿Café?— Alan llegó a su lado y miró al chico.
—Disculpa, Eli, Lys te necesita, yo me encargo— Eli asintió y salió hasta donde su amiga estaba, sin embargo, esta solo se rio y le comentó que en ningún momento la había llamado, incluso, estaba bastante entretenida hablando con Rebecca. Eli miró a Alan quien tenía el ceño fruncido, ¿Acaso el chico estuvo celoso del otro humano?
—Alan…— Comenzó a hablar la vampira, fue interrumpida por Lys, la humana la tomó de la mano y llevó a un lado del establecimiento.
—Eli, estoy un poco ocupada, no quiero sonar grosera, pero estoy hablando con Rebecca— Eli captó el mensaje y se disculpó bajo, la chica se despidió y volvió con la vampira recién convertida.
—Eli— habló alguien a su espalda, la chica volteó con el corazón de la mano y vio que se trataba de su humano, estaba sonrojado y tenía una porción de torta de café.
—Para ti— murmuró avergonzado y corrió de la chica, Eli esbozó una sonrisa y probó un poco del postre.
«Una delicia» En el plato había una pequeña nota que Eli pasó desapercibida hasta terminar el postre, hasta cierto punto tenía miedo de que fuese descubierta comiendo en lugar de trabajar, pero después de todo fue su jefe quien se lo había dado.
«Muchas gracias por cuidar de mí, sé todo lo que hiciste por mí» Eli hizo bolita el papel y cubrió su cara en un intento de no dejar en descubierto su sonrojo.
—Muchas gracias, Alan— Las mejillas del chico se encendieron cuando Eli acarició con su mano el cabello rojizo del humano.
El día y la alegría adorno lo que quedaba del turno de la vampira, Alan estuvo un poco tímido después del encuentro que tuvieron, sin embargo, no llegaba a ser incómodo, Rebecca se había ido del establecimiento luego que la vampira la echara alegando que la chica era una completa distracción para la trabajadora estrella.