La chica de la caperuza roja

Capítulo 1

Sven

Debí saberlo. Debí haber escuchado a mi madre. ¿Por qué carajos jamás escuchó lo que me dicen? Estoy seguro de que si lo hubiera hecho estaría en casa bebiendo el delicioso chocolate caliente que prepara mamá y no escondiéndome en el interior de una madriguera rezando por salvación. Fui tonto al pensar que alguien como yo—alguien con un sentido de la orientación tan bueno que podría perderme en mi propia casa buscando el baño—podría salir como si nada de este espeso y horrendo bosque oscuro. No sé dónde demonios estoy y empiezo a dudar de muchas cosas, primeramente porque cuando caí estoy tan seguro—como que soy noruego—que era de día mientras este bosque parece salido de alguna película de Hitchcock, solo espero que lo más peligroso en este bosque sean los lobos que me persiguen y no un asesino con tendencias caníbales. Lo segundo es esta niebla que no me deja ver una mierda, podría perder mi propia mano en el interior de la niebla si no la tuviera pegada a mis extremidades. Y tercero… Tercero, son estos árboles. Los estuve observando antes de que los lobos se percataron de mí presencia y decidieron que querían un sabroso—no tan sabroso—muchacho noruego para cenar, en fin. Los árboles, sus copas están desnudas como si estuviéramos en pleno invierno y estoy muy—muy—convencido de que estamos a mediados de marzo, todo es tan extraño. Realmente espero que sea un horrible sueño del que voy a despertar, espero despertar en la comodidad de una cama de hospital con un golpe en la cabeza. 

"Crack" escuchó una rama partirse por la mitad y mi cuerpo se tensa como una cuerda de guitarra. Son ellos, los malditos lobos. Mis instintos gritan y los ignoro moviendo mi cuerpo hacia lo profundo de la madriguera, pero me quedo tieso al percibir un movimiento subiendo por mi pierna. ¡Oh, mierda! No, no, no… Espero que no sea lo que creo. ¡Maldición! El hueco en el que estoy metido es demasiado estrecho como para moverme y quitarme de encima lo que sea que me esté subiendo por la pierna derecha, otra vez escuchó sonidos de ramas partidas por la mitad afuera de la madriguera sumado del sonido de un canino consiguiendo mi rastro. Demonios, ¿por qué se me ocurrió meterme en este agujero? Está más que claro que mis instintos y mi sentido de la orientación rivalizan con el de un gusano a punto de ser devorado.

Un aullido estalla y mis alertas se disparan a máxima capacidad. ¿Está llamando a sus amigos? ¿Qué demonios está pasando? Pisadas y todo el entorno crujiendo alrededor, escucho demasiadas pisadas veloces y me siento rodeado, este es el fin. No tengo manera de saber cuántos lobos rodean el lugar en donde estoy escondido, empiezo a rezarle a nadie en especial reclamando por el corto periodo de vida, en agradecimiento por brindarme una familia buena y esperanzado por ayuda divina. Estoy seguro de que mi hermano mayor Svok se burlaria de mi en este momento por verme atrapado en tan extraña situación y por ser incapaz de salir de ella, empiezo a sentir fastidio al recordar su sonrisa sabionda y arrogante, y en un acto malcriado ruedo los ojos. Seguramente un explorador y arqueólogo como él saldría de esta situación con los ojos cerrados, y con una mano en la espalda. Nada que ver conmigo, un pobre profesor que es alérgico al peligro y a las aventuras. Para empezar eso mismo me metió en este problema, buscar algo que está más que claro que no es para mi. Jamás debí pensar en vivir una aventura. Suspiro en el interior de la madriguera con cansancio y decepción. Mi primera aventura y también mi ruta hacia el mundo de los muertos. 

"Crack" Mi estómago se tensa. Son demasiadas cosas pasando a la vez. Lo que sube por mi pierna, los lobos afuera y el constante bombardeo de pensamientos sueltos y recuerdos pasando como película ante mis ojos. Esto debe ser lo que la gente dice antes de morir, eso de: "Vi toda mi vida pasar frente a mis ojos" Lo más extraño es que lo único que recuerdo es a mi hermano y los últimos momentos con mi madre en la estancia de su casa. "Crack" vuelve a crujir algo, pero noto algo que no había notado por estar distraído pensando en todo y nada a la vez, noto que ese sonido está alejado. ¿Podría ser? Una luz de esperanza se cierne sobre mi. Los crujidos se alejan y mis músculos se relajan, por fin puedo respirar. Lentamente me deslizo hacia la salida de la madriguera y antes de sacar por completo el cuerpo me fijo bien por sí hay alguno de esos animales esperando por mi, pero todo lo que veo por el hueco es la niebla espesa. Con cuidado y tratando de no hacer mucho ruido terminó de deslizarme afuera y vuelvo a respirar, la sensación de alivio me llena los pulmones mientras elevo la vista hacia arriba agradecido. No sé que Dios hizo posible mi salvación, pero gracias. Recuerdo algo arrastrándose por mi pierna y me tanteo los pantalones en busca de ello, mis movimientos se congelan cuando siendo algo grande a través de la tela de los guantes. Es grande… Largo y… ¡Joder! Actuó rápido cuando escucho un leve sonido de siseo y alejo lo que creo que es tirandolo con fuerza hacia el suelo. Una puta serpiente. La criatura en sí me observa desde el suelo cubierto por hojas secas con sus pequeños ojos negros y su lengua viperina asomándose por sus pequeñas fauces. Me alejo dando pequeños pasos hacia atrás, no sé qué especie sea, no soy un experto en reptiles pero si se que debo alejarme y hacer el menos ruido posible. 

Es pequeña. De cuerpo blanco y alargado, la verdad es que no la reconozco. La serpiente me observa y se alza, diablos. No sé qué se supone que debo hacer. Otra vez el estado de tensión, maldición. Si no son los malditos lobos es la puta serpiente. Empiezo a pensar, traigo puesto el equipo de alpinismo y se que si trata de morderme los pies o los tobillos estaré a salvo dado el grosor de las botas y los calcetines, pero no estoy tan seguro por si decide atacarme directamente a la pierna. La tela del pantalón no es tan gruesa para soportar unos pequeños y afilados colmillos, diablos. Doy otro paso hacia atrás, lento y me quedo de piedra en medio del movimiento, la serpiente se alza aún más de forma desafiante y no se que pasa por mi cabeza, pero decido huir, huir lo más rápido que mis pies me lo permitan. 




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