Habían pasado 5 años y todo seguía su curso, mi corazón totalmente cubierto con una coraza, tenía seguridad y la sofisticación de toda una mujer.
Era el día de mi grado, ese día recibía mi título y la mención honorífica por ser la mejor de la clase y ya tenía a cargo una de las sucursales de la empresa de mi padre.
Cuando dijeron mi nombre, subí al estrado, recibí el cartón y di un pequeño discurso, todos aplaudieron y yo sonriente bajaba las escaleras, allí al pie de ellas mi padre me recibía con los brazos abiertos me dió un fuerte abrazo y me besó en ambas mejillas.
Nos dirigimos al auto cuando escuché el sonido de una voz que sólo me atormenta en sueños.
-Soliange?
Volví mi rostro y allí estaba Él, más guapo que nunca, con su infaltable uniforme militar. Su expresión era neutra al igual que la mía, sin embargo, mi corazón quería salir de mi pecho, tantos años esperándolo y el día menos pensado se aparece.
Quería salir corriendo y abrazarlo, besarlo decirle que lo amaba y que lo había extrañado a morir, pero no me daría ese gusto tenía que mantener el control y representar con honor a la mujer que me había costado años en construir.
Le susurré a mi padre que me esperara un momento y me acerqué a él con pasos comedidos. Mientras caminaba lo detallaba, se veía un poco más fuerte como si el esfuerzo físico hubiese sido mucho en esos años, también me había dado cuenta que había ascendido pues su insignia era otra, imaginaba que ahora sería "Teniente Coronel" o algo parecido.
-Teniente, que inesperada sorpresa - le saludé.
-Queria verte. ¿como estas? - me preguntó con formalidad.
-Muy bien, como ves me acabo de graduar y ya me iba - le respondí de igual forma.
Él extendió su mano y tomó mi cabello.
-Te ves hermosa, ya no usas lentes? Ya no hablan tus ojos? - me preguntó recordandome una época de mi vida en la que creía que era feliz.
- No, ya no los uso. Ahora sólo hablan en el momento oportuno - le respondí, alejando un poco mi cabeza para que soltara mi cabello, no quería tener contacto con él, no sería bueno.
-Querida, nos vamos? Tenemos reserva a las siete - me dijo mi padre ya en el auto.
-Querida? Veo que te siguen gustando los hombres mayores - me dijo él, mirando a mi padre con hostilidad.
Me rei, era increíble que ahora diera muestras de celos.
- Hasta luego Teniente, fue agradable verte de nuevo, ah y felicidades por tu ascenso - le dije, me quedó mirando con una expresión rara en su rostro, como si fuera la primera vez que me veía.
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Editado: 14.08.2021