Ni en sus sueños mas locos él hubiese creído que se encontraría con una mujer como ella.
Ella pensaba lo mismo.
Rara fue la circunstancia en la que se conocieron.
Él su guardia.
Ella víctima de un problema social latente.
Un infierno
Y un cielo.
Hubiesen querido conocerse en otras circunstancias.
Pero el destino a veces juega con nosotros.
Ellos se llevaron el recuerdo del otro.
Ella su sonrisa.
El sus ojos tristes.
Su destino era ese.
Vivir para conocerse.
Morir para amarse.