La Chica De Un Zimmerman (zimmey libro 2)

—42—


Se me cae el arma de las manos.
Me quedo pasmada, ¡He disparado un arma! Miro al frente, tanto Jack como Braulio están tirados en el suelo, ¿A quién le di yo? Theodore ha actuado por reflejo lanzándose al suelo, gira la cabeza para verme.

— ¿Estás bien? —es lo primero que pregunta. Yo asiento, el habla parece haberme abandonado.

¿Y si los maté yo?
Las piernas no me responden, no puedo moverme. Me tiembla el cuerpo entero. Las sirenas de la policía se escuchan mucho más cerca.  El chirrido de las llantas en contacto brusco con el pavimento, gente gritando... Estamos a salvo. Theodore se recompone y me dice que irá a dar aviso de dónde estamos, señala con la cabeza tras de mí.

¡Paul! Me agarro de su pierna para ponerme en pié. ¡Sangre! Tiene sangre en uno de sus costados, pego un grito desgarrador, ¡Mierda, mierda, mierda! No se mueve, no hace nada. El peor escenario se me viene a la cabeza, intento mantenerme firme, pero mi vista se pone borrosa.

—Paul, no. —Llevo mi mano a su cara. Respira.

Está vivo, él vive. Siento el alivio recorrer cuerpo, demasiada adrenalina, esa que me mantenía en pié termina por escabullirse. Es la luz al final del túnel, todo se convierte en oscuridad.

***

Abro los ojos, hay pitidos, huele a limpio. Tengo unas enorme ganas de ir al baño, ¡Ay, joder! Muevo el brazo, tengo una vía intravenosa puesta. Las piernas me responden, estoy en la habitación de un hospital, todo está pulcro y bien ubicado, me doy cuenta de que he salido de aquel espantoso lugar. Todas las imágenes se pasan muy rápido; disparos, Theodore, ellos en el suelo y Paul... Mi amor. Giro la cabeza para percatarme de que alguien está de pié junto a la ventana, viendo hacia afuera, me cuesta un poco reconocerle, es papá.

— ¿Y Paul? —susurro con la voz carrasposa.

—Oh, cariño. Ya has despertado. —Dice viniendo hacia la cama. —Gracias al cielo que estás bien. Eres tan tonta, y estoy tan molesto contigo, que me fastidia no poder reñirte como quisiera.

—Lo siento, papá.

Me mira un momento, frunce el ceño antes de besar mi frente.

—Eres muy valiente, mi niña. —Sus ojos se ponen cristalinos, tomo su mano para tranquilizarlo, estoy bien.

— ¿Dónde está Paul? Él tenía sangre —me acaricia el pelo, y se me escapa un sollozo. Mis ojos van a mi vientre. — ¿Y mi bebé?

—No te preocupes, ambos están bien. Ya te han practicado los exámenes para cerciorarse de que Rose está perfecta, la hemos visto, estaba durmiendo y tenía su pequeño dedo en la boca —murmura con ilusión en sus ojos. —Paul está en una habitación. La bala le ha rozado el torso, pero no fue nada grave, bastará con que tenga ciertos cuidados.

—Quiero verlo, necesito ir con él. Por favor —suplico. — ¿Qué hora es?

—Hablaremos con el doctor para eso, sin autorización no puedes hacerlo —dice calmado. —Tiene una contusión por algún golpe recibido, es cuestión de tiempo para que despierte, él se encuentra fuera de peligro, y tú, necesitas estar tranquila. Mi madre y la doctora Smith van a reñirte, hay una lista enorme de personas molestos contigo, incluyendo a Sawyer. Son casi las seis, has estado unas cuantas horas aquí.

—Jack, él mató a su hijo, yo lo vi, ni siquiera se lo pensó para hacerlo. Tenía a Jeffrey, ¿Dónde está él? ¿Clare, Theodore y Lucy? Braulio me dijo que dispara, ¿Qué pasó con ellos?

—Tranquila, Phoe. Todos están bien, el pequeño estaba un poco asustado y han tenido que atenderle por su asma, le han enviado a casa con la madre de Braulio, él nos dijo que te ha dicho la verdad, y no me arrepiento de haberle contratado en su momento. Clare y Lucy tienen que descansar, algo croquis, pero perfectas. —Está bien. —Tu hermano, tan testarudo como tú, está en la sala de espera con tu madre. Y Jack, ese malnacido está en algún lugar del hospital.

Una sombría y perversa sonrisa se ponga en sus labios, algo le causa satisfacción.

— ¿Está vivo? —niega. Lleva su dedo a la frente.

—Una bala certera en su cabeza. Una vez le dije a tu madre que era una pena el hecho de que solo le haya dado en la pierna, cosas del destino....

—Lo maté, papá. Yo lo maté —le digo horrorizada.

—Defensa propia, Phoebe. Es la cuartada de los abogados. El insoportable del agente Reynolds te tomará la declaración cuando los médicos lo creen conveniente. Sólo di la verdad, cariño. Además, su hija ha sido arrestada como cómplice, ella ha declarado ya y lamentablemente, su padre le ha arruinado la vida, puesto que la involucró en sus porquerías, ella al saber que mató a su hermano, no dudó en dar toda la información —sollozo, todo me parece tan triste. —Solo te has defendido, los has defendido —lleva su mano a mi vientre. —Jack le disparó a Braulio, pero él llevaba su chaleco, su segunda bala iba hacia tí, pero no pudo hacerlo porque... Ya sabes, tú...

—Ven aquí —abro mis brazos, me abraza con ternura. —Todo ha terminado, al fin. ¿Ya podemos vivir en paz?

—Por supuesto, Phoebe. Odio las armas, pero estoy muy feliz de que la hayas usado en el momento adecuado, y de que tengas una puntería fabulosa. Está mal reírse de las desgracias de otros, pero no me corto un pelo al decirte que lo tenía merecido. Por ser un hijo de puta.

—Te voy a lavar la boca, señor Grey. —Digo en tono bromista. —Quiero ir al baño, estoy que me meo encima.

— ¿En serio? —dice burlón. —De tal flor, sus espinas. Me recuerdas a una mujer muy hermosa, guapísima he de decir, de no ser por tus ojos, serías idéntica a tu madre. Iré a dar aviso de que despertaste, cosa que debía hacer antes que nada, pero que la charla me ha distraído.

—Eres un cotilla empedernido, bienvenido a mi mundo.

Niega con la cabeza, divertido, antes de presionar el botón de la lucecita roja. Cierro los ojos para descansar un poco. Entra una enfermera que se presenta como Nora, una mujer que fácilmente puede rondar los setenta y tantos. Pone los ojos en blanco al ver a mi padre, cosa que él responde bastante sarcástico. Le digo que tengo la necesidad de ir al baño, con un tono bastante satírico, le dice a mi padre que me ayude a bajar. Cuando estoy en el baño, tengo una contracción, la dejo pasar y les indico que he terminado una vez que me he secado las manos, ella muy atenta me ofrece un poco de agua. Le digo que tengo hambre, regaña a papá antes de que pueda decir nada, y me dice que me traerán el desayuno en breve.



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En el texto hay: pareja, romance, amor

Editado: 29.08.2020

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