La Chica Que Soñaba Con Alcanzar Las Estrellas

Prólogo

Era el día de la competencia más importante para Julie, una que definiría si pasaría a la ronda final. Estaba a punto de determinar si tendría un futuro como bailarina, o si debía seguir esforzándose.

Julie había deseado toda su vida que este momento llegara, y tenía la gran oportunidad de impresionar a la directora de la escuela de danza más conocida de Nueva York, Evelyn Williams. Una mujer que demostró que el baile era mucho más que una danza, era una forma de expresión que requerían de cuerpo, mente y alma.

No cualquiera podía dedicarse a esto. Era parecido a la gimnasia rítmica, pero a la vez, no.

Julie llevaba en esa escuela desde que tenía 4 años, y su profesora siempre vio un gran talento en ella. Desde que a penas daba sus primeros pasos, algo siempre incitaba a Julie a expresarse corporalmente.

...

—Mamá, baja de una vez. Es importante que sea puntual, habrá gente importante viéndome. —dijo Julie nerviosa, en su interior estaba gritando y no había nada de calma. Algo en ella le hacía frenarse, no sabia como ni porque, en el fondo suponía que tenía miedo a no ser aceptada y que el baile no fuera a lo que le dedicaría el resto de su vida.

—Julie, deberías de terminar los deberes. ¿Los has hecho?–pregunta Emily, su madre desde arriba. Es una mujer de cabellos cortos y rubios, va vestida con una blusa verde agua y un pantalón blanco. Combinado con un collar de corazón dorado sobre su cuello. Estaba preocupaba, ya que Julie estaba cada día más desconcentrada de sus estudios, y tenía miedo de que solo se centrara en el baile, ya que consideraba que las posibilidades de que llegara a triunfar eran una en un millón.

—Mamá, los hice ayer. Hoy es sábado, los viernes siempre suelo hacerlo todo. —responde cansada. Julie en realidad había hecho la mitad, ya que el día anterior se llevó practicando la canción que bailaría hoy, durante 2 horas y media. Queria que saliera perfecta. Tenia todos los pasos memorizados y practicados a la perfección.

—Bueno, está bien. Pero, después cuando volvamos a casa tenemos que hablar sobre tus últimas notas —dice seria desde la escalera, baja y sonríe. Lleva pintados los labios de un color rojo intenso.

—Hum, todo va bien mamá. Mis notas están bien —añade despreocupada.  Su madre la mira decepcionada, las notas de Julie han bajado, no como para suspender. Pero, desde que solo se centra en el baile sus notas han pasado de un 10 a un 6 o 7. Emily, siempre fue una mujer muy exigente con su hija. Ya que es la única que tuvo, es una mujer soltera, que quedó viuda cuándo Julie a penas tenía un año. —¡Deberiamos darnos prisa!—grita Julie cogiendo las llaves de la entrada y dirigiéndose a la puerta.

Eso hacen. Abren la puerta y van al coche que tienen aparcado justo en la entrada en frente del garaje. Se montan en el coche y Julie se ajusta el cinturón.

—Cariño, ¿estás nerviosa?—pregunta su madre al verla inquieta. Julie no se había dado cuenta, pero no paraba de articular los pasos del baile desde su asiento. Llevaban un rato con el coche en movimiento camino a la competencia. —No  tienes porque estarlo. Le dedicas mucho tiempo a la danza, yo creo que te saldrá genial.

—Ya. Pero, genial no es suficiente. Tiene que salir perfecto—dice Julie con actitud determinada. Sabia que se exigía demasiado así misma, pero, quería luchar por su pasión y dedicarle tiempo era la mejor manera de hacerlo.

—Si le dedicases lo mismo a otras asignaturas, seguro que te escogerian en la mejor universidad.

Julie soltó un suspiro e indignada por escuchar lo mismo de siempre saltó y dijo: —Mamá, no voy a ir a una universidad normal y corriente. Quiero ir a la academia de artes, allí aprenderé a desenvolverme con el baile de una forma que  solo se puede soñar. —su rostro se llenó de ilusión, y esperanzas, sabía que todo esfuerzo tendría su recompensa y que en algún futuro ella lograría su meta.

Su madre resopló, la miro durante un segundo y después dirigió la vista a la carretera y condujo sin añadir nada más al asunto.

Pasaron varios minutos cuándo de pronto Julie recibió una llamada. —¿Sí? —contestó al teléfono —, ¿en serio? Pero, no pueden esperarme 5 minutos, ya voy de camino. —la compañera de Julie le dijo que era muy arriesgado de que compitiera ya que el baile tenía poco tiempo de practica. —No, no necesito sustitución. Es mi oportunidad, lo he preparado durante toda la semana. Me irá bien—su compañera da un suspiro desde el teléfono y no vuelve a decir nada. —Confía en mí, llego enseguida. —dice Julie despreocupada, colgando el teléfono.

En el fondo sabía que su compañera llevaba razón. Normalmente las coreografías tienen más tiempo de práctica, pero solo era un pequeño cambio. Un giro y dos volteretas para atrás. Julie sabía que era arriesgado, pero confiaba en si misma.

Al fin y al cabo, si ella no lo hacía. Nadie lo haría. Ella tenía claro que estaba dispuesta a arriesgar lo todo para conseguir una vacante para aquella academia.

Queria pasar a nivel senior y competir en grandes competiciones. La música la llevaba hacia un lugar desconocido, se sentía feliz y como si pudiera flotar.

Le ayudaba a desahogarse y a sentirse mejor consigo misma.

**

Llegaron al local donde se celebraba la competencia. Julie encontró enseguida a sus compañeras y compañeros, sabía que ser una de las solistas del grupo, era una gran responsabilidad y un verdadero honor. Y sus compañeros confiaban en ella, porqué de eso se trata el trabajo en equipo.

—Julie, ¡por fin!—dice su profesora Vanessa emotiva, llevaba preocupada todo el día por su coreografía. Sabia que Julie, era una gran bailarina. Pero, veía arriesgado añadir nuevos pasos. —¿Estás segura de que no quieres sustitución?—pregunta una vez más intentando conseguir una respuesta diferente.

Julie da un suspiro y le mira de frente a los ojos. —Todo ira bien, señorita Vanessa. Confíe en mí, por favor.




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