La Ciudad De Cristal

Capitulo 2: La Rebelión en las Sombras

La tensión en el aire era palpable. Aleksa, sin apartar la vista de Thorin, calculaba rápidamente sus opciones. Aunque sabía que enfrentarlo directamente sería peligroso, la posibilidad de retirarse sin el artefacto no era una opción. Su mente trabajaba a toda velocidad, buscando una salida, una manera de cumplir con su misión sin caer en las manos del líder tecnomante.

—¿Qué haces aquí, Aleksa? —preguntó Thorin, su voz baja y controlada, pero con una clara nota de advertencia.

Aleksa no se molestó en ocultar su sorpresa de que él supiera su nombre. Al fin y al cabo, sus mundos rara vez se cruzaban de forma tan personal. Estaba claro que Thorin había hecho su tarea, y esa idea la inquietaba aún más.

—Lo mismo podría preguntarte, Thorin —respondió ella, intentando mantener la calma y ganar tiempo mientras su mente buscaba una solución.

Él dio un paso hacia ella, su figura imponente proyectando una sombra larga en el suelo de metal. Aleksa sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero no retrocedió. No podía mostrar debilidad.

—Este lugar está bajo la jurisdicción de los tecnomantes —dijo Thorin, ignorando su intento de evasión—. Y tú estás a punto de cruzar una línea que no deberías.

Aleksa tensó la mandíbula. Sabía que Thorin estaba acostumbrado a salirse con la suya, a que todos los que le rodeaban siguieran sus órdenes sin cuestionar. Pero ella no era como los demás. Su vida había sido una constante lucha contra el sistema que Thorin representaba, y no permitiría que él la intimidara.

—¿Y si te dijera que lo que está aquí pertenece a los arcanos? —replicó ella, alzando la barbilla en un gesto desafiante—. Que no tienes derecho a guardarlo.

Thorin la miró fijamente, sus ojos grises buscando los de ella, como si intentara leer más allá de sus palabras. El silencio entre ellos se hizo más denso, cargado de significados no dichos. Finalmente, él esbozó una media sonrisa, aunque sin calidez.

—Te diría que estás equivocada. Y que, por tu propio bien, deberías marcharte ahora, antes de que hagas algo de lo que te arrepientas.

Pero Aleksa no se movió. Sabía que estaba caminando sobre una cuerda floja, pero la oportunidad de redimir el nombre de su familia y devolver a los arcanos la gloria que habían perdido era demasiado valiosa. Su determinación creció, eclipsando el miedo que sentía.

—No me iré sin el artefacto —dijo, su voz firme.

Thorin suspiró, como si lamentara lo que estaba por suceder. Con un movimiento rápido, levantó su brazo derecho y activó el dispositivo en su muñeca. De repente, una barrera de energía azulada surgió entre ellos, separándolos con un zumbido vibrante. Aleksa se echó hacia atrás instintivamente, sintiendo la poderosa energía que emanaba del escudo.

—No tienes idea de lo que estás haciendo —dijo Thorin con un tono más severo—. Este artefacto no es un simple objeto de poder. Puede destruir la ciudad si cae en las manos equivocadas. No dejaré que te lo lleves.

Aleksa entrecerró los ojos, dudando por un instante. ¿Podría ser que Thorin tuviera razón? Pero la duda solo duró un segundo. Había llegado demasiado lejos para echarse atrás.

—No soy la enemiga aquí, Thorin. Quizás si escucharas en lugar de actuar siempre como si supieras más que los demás…

Antes de que pudiera terminar, Thorin desactivó la barrera y dio otro paso hacia ella. Su proximidad la hizo retroceder involuntariamente, pero sus ojos no se apartaron de los de él. Había una intensidad en su mirada que Aleksa no había esperado, una mezcla de furia y algo más que no podía identificar.

—Escucharé cuando tengas algo que valga la pena decir —respondió Thorin—. Pero ahora, esto termina aquí.

Aleksa sintió que la situación estaba a punto de descontrolarse. En un impulso, canalizó su magia en las manos y lanzó un hechizo hacia Thorin, intentando desarmarlo sin causarle daño. Pero él, anticipando su movimiento, activó un campo de fuerza que absorbió el impacto del hechizo sin ningún esfuerzo visible.

—¿Eso es todo lo que tienes? —se burló Thorin, con una fría sonrisa.

La frustración de Aleksa creció. Sabía que no podía enfrentarlo en un combate directo, pero tampoco podía permitirse fallar. Mientras sus pensamientos se enredaban en busca de una estrategia, un sonido agudo y mecánico rompió el silencio. Ambos giraron la cabeza hacia la fuente del ruido.

Un grupo de drones tecnomantes había detectado la energía mágica de Aleksa y se acercaban a gran velocidad, emitiendo luces rojas de advertencia. Thorin lanzó una maldición en voz baja. No esperaba que la situación se complicara tanto.

—¡Vete, ahora! —ordenó, su tono cambiando a uno más urgente—. Si te atrapan aquí, no habrá salida.

Aleksa dudó por un segundo, sorprendida por el cambio de tono, pero luego se giró y echó a correr hacia la salida más cercana. Thorin no la siguió, sabiendo que su prioridad era evitar que los drones la capturaran. Mientras Aleksa desaparecía en las sombras, Thorin desvió la atención de los drones hacia sí mismo, atrayéndolos lejos del edificio abandonado.

Cuando los drones pasaron volando sobre él, Thorin miró hacia la oscuridad donde Aleksa se había ido, su expresión se suavizó momentáneamente antes de endurecerse de nuevo. Sabía que ese no sería su último encuentro. Y aunque no lo admitiera, algo en ella había despertado una curiosidad que no podía ignorar.

Fin del Capítulo 2.



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En el texto hay: narrativo

Editado: 14.11.2024

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