Estimado lector, empezamos ofreciendo este apartado sobre la presente obra que ahora publicamos bajo nuestro sello para referir, más no aclarar (ya que, como lograrán apreciar a lo largo de esta nota, resulta un reto hasta para nosotros dar alguna) los hechos que rodean el presente manuscrito que ha llegado a nuestras manos.
Todo comenzó de una manera fortuita e inesperada durante una transmisión de telégrafo anónima, un operario del telégrafo de Glasgow recibió, a primeras horas de la mañana, un mensaje que transcribió rápida y eficientemente, el operario afirmó no saber de donde venía el mensaje, pero igual siguió transcribiendo para no fallar a su deber.
Sin embargo el mensaje resultó ser mucho más largo de lo que él pensaba, de hecho se vio incluso obligado a relevar su labor a un colega, ya que el transcribir le estaba pasando factura a su muñeca y a sus nervios. Pasaron varios días hasta que prácticamente todos los operarios del telégrafo de Glasgow hubieran transcrito todo el mensaje, el cual terminó ocupando una amplia pila de papeles que se acumularon en una mesa, abarcaba un volumen entero.
El suceso llamó la atención por lo largo de la transmisión, pero fue aún más la atención cuando empezaron a revisar el mensaje que abarcaba varias páginas, el cual no resulta ser otro que el relato que ahora tengas entre tus manos.
No ha sido fácil obtener el derecho de publicar esta extraña historia, de hecho ha sido un reto publicar el manuscrito en sí, los gerentes del telégrafo de Glasgow enviaron el manuscrito a la Royal Society, ya que veían que se refería a una expedición fallida con destino a Groenlandia. Pero la Sociedad desestimó el valor de la historia, ya que no se tenía certeza clara de qué era lo que había ocurrido con la expedición a Groenlandia, en la cual desapareció el reconocido arqueólogo Henry A. Derby, y la historia que se ofrecía era tan fantasiosa y tan falta de datos probables que no se le veía como una respuesta fidedigna, aunque igual no dijeron nada al respecto de las circunstancias que rodean la llegada del manuscrito.
Tras el rechazo de la Royal Society fue enviado a otras organizaciones de gran prestigio dentro del Reino, sin mayor éxito, muchos llegaron a desestimar la historia y a tacharla de ¨inverosímil¨ e ¨inventada¨, todo a partir de las muchas afirmaciones y sucesos narrados en la ya mentada historia que, saltan a la vista, no tienen manera de ser probados o comprobados por expertos o que hallan sido vistas previamente por el ojo de algún eminente, llegaron incluso afirmaciones de que todo había sido un fraude montado por el telégrafo de Glasgow.
Frente a este panorama no fue una decisión fácil para nosotros(los respectivos directores y editores del grupo editorial The Scott-Phillips Society, ya conocido por publicar diferentes textos de índole científica e ilustrativa)dar carta blanca a la publicación de este relato tan peculiar, y muchos se preguntaran porqué ponemos a prueba nuestra credibilidad e integridad con algo que no hay manera de probar si es siquiera cierto, la respuesta es muy sencilla en mi humilde opinión: no hay nada que demuestra que no lo sea.
Es cierto que el suceso ha traído muchas sospechas, pero también ha sido motivo de muchas especulaciones y de mucha controversia, tanto dentro como fuera de nuestro país, muchos sospechan que no es verdad lo que narra el relato y le restan importancia, otros afirman que podría ser verdad y que lo que cuentan sobre la expedición a Groenlandia pudo ser lo que se narra.
Yo de hecho indagué un poco y descubrí, de parte de un miembro del consulado danés, que de hecho les habían dado la autorización para una expedición con destino a Groenlandia al profesor Derby, a su hijo (y presumible narrador del relato) Jonathan H. Derby; y el profesor Gottfried Alfredson, de la Universidad de Estocolmo (del quien sus colegas no han sabido darme más información respecto a él).
Por lo que pienso, al igual que varios de mis colegas, de que nada malo se va hacer cuando esta historia se haga pública, más bien, por el contrario, es probable que por fin se arrojen luces acerca de lo sucedido con la expedición a Groenlandia y que el relato podría brindar por fin respuestas a las muchas interrogantes que aún circulan.
Debo mencionar que hace unos pocos días recibí una carta firmada por un viejo amigo mío, el cual me dio su apoyo y me felicitó por querer publicar el relato ya que él, al igual que varios colegas de su círculo, también tienen muchas preguntas al respecto de lo ocurrido en Groenlandia, culminó su epístola preguntándome si tenía alguna certeza de que lo que se narraba en el relato era cierto, yo le respondí lo mismo que le respondo al curioso lector que tenga este libro entre las manos: No tengo manera de saberlo.
Antes de concluir quiero afirmar que The Scott-Phillips Society no se hace responsable de varias de las afirmaciones, errores de prosa, torpezas verbales u opiniones hirientes hechas por el narrador, ni nos hacemos responsables de muchas de las afirmaciones que éste hace ni de algunas de las descripciones que hace del entorno y las personas con las que se encuentra. Mis disculpas si estas cosas alteran a ciertos lectores.