La Clase 6-B

Capitulo 8: La bestia tiene hambre

12 de mayo del 2019 
2:22 pm

 

Okey. Esto es de locos. ¿Cómo te explicas llegar toparte con tanta gente conocida de hace años? El mundo es tan pequeño.

Hare un resumen de estos chicos. Son Los Gemelos Lambert, Adam y Alan, modelos famosos de Francia. Al igual que los demás, estos gemelos fueron mis compañeros en la Clase 6-B.

- Si no me fijo en ese lunar que tienen los dos, no me doy cuenta que son ustedes - exclamo Verónica.

- Se me hace gracioso el hecho de que aún no sepan diferenciarnos y que para hacerlo tienen que mirar nuestros lunares - dijo Adam en un tono divertido.

- ¿Y cómo no hacerlo? Es su única diferencia física - dije con obviedad.

- Ya lo dijiste, Emma, diferencia física, pero en mentalidad, mi hermano y yo somos más diferentes de lo que crees - recalco Alan colocando su brazo en el hombro de Adam.

- Eso siempre dicen ustedes, sin embargo, todo el salón siempre llegamos a pensar que ustedes son iguales en todo ¡Hasta para vestirse!

- ¡Es verdad! - le doy la razón a Verónica - Y no nos diga que no porque si no vestían con la misma ropa, se vestían con ropas a juego.

- Un ejemplo de esto sería la manera en la que están vestidos ahora mismo - Verónica señala la ropa de estos y cuando la miro me sale una carcajada.

Los gemelos llevaban un conjunto de ropa con colores negros y blancos, los de Alan tienen más colores blancos, mientras que los de Adam llevan más los colores negros.

Los gemelos solo observaron su ropa para después mirarse entre ellos.

- En mi defensa Adam siempre me copia el estilo - dijo señalando a su hermano sonriendo mientras que la cara de su hermano era una mueca de disgusto.

- ¿Disculpa? Tú me copiaste hasta la cara.

- ¡Eso es mentira! Tú me copiaste hasta la existencia.

- Yo soy el mayor aquí, así que tú eres quien me copio a mí.

- Ya desearías tu ser el mayor.

Mi sonrisa no se borraba de ver a los gemelos pelear por tontearías, esto me trae varios recuerdos del pasado. Verónica no pudo evitar reírse de la situación y creo que fue eso lo que los gemelos los hizo reaccionar. Ver a una Verónica cagandose de risa con sus manos en su estómago.

- A todo esto ¿Qué hacen aquí? - les pregunta Verónica a los gemelos.

- Vinimos de vacaciones a relajarnos un poco, nos estamos quedando en nuestra antigua casa - dijo Adam - ¿Y ustedes? - señala con la cabeza a mí y a Verónica.

- Yo vine igual de vacaciones, estaba comprando alimento para mi perrito - dijo Verónica.

- Yo estaba- antes de poder seguir una llamada llega a mi celular, al mirar la pantalla veo que es Michael - ¿Qué pasa, Michael? 

- Señorita ¿En qué tienda anda usted? 

- ¿Por qué lo decís? 

- Mmm... no se ¡¿Sera porque hace como una hora saliste hacer tus compras y no has vuelto a la casa?! - uy se enojó.

- Ya casi llego, no te preocupes.

- Sí, claro, dile eso a Lilia que te está esperando hace rato.

- ¿Como?

- Venga con cuidado.

Mierda... se me olvido que Lilia vendría dentro de un rato a mi casa.

- Chicos lo siento tengo que irme.

- ¿Pasa algo, Emma? - pregunta Alan.

- Oh no, Alan, no es nada malo. Es solo que olvide que hoy Lilia vendría a mi casa y la pobre damisela está esperando por mi presencia en mi casa.

- ¿Como? - dijeron los tres al mismo tiempo, me sorprendí sin entender el porqué de su reacción.

- ¿Que? No entiendo.

- ¿Lilia se encuentra acá? - pregunta Verónica con sorpresa.

- Si, así es - cuando termine mi respuesta, Verónica sonríe y mira a Adam, este también le sonríe, los dos miran a Alan, Alan solo suspira y mete las manos en sus bolsillos para luego mostrar una pequeña sonrisa, así es como tres miradas me miran fijamente con una sonrisa no muy convincente. Sonrió, pero de los nervios - Okey ¿Qué es lo que quieren?

- ¿No te molestaría tener tres invitados más en tu casa? - pregunto Adam, cuan inocencia de niño juntado sus manos como si dijera por favor.

Cruzo los brazos y bajo la cabeza, negando el hecho de que sus cuerpos han crecido, pero sus mentes parecieran ser la de aquellos niños de 12 años que se llegaron a pelear por un mango y uno de ellos termino con un brazo roto, y ese fue Alan salvando a Adam de sus travesuras.

- Esta bien, vamos - los chicos festejan de su victoria - solo déjenme llamar al chofer.

- ¿A Smith? No es necesario, Alan nos llevara - dijo Adam señalando a un carro azul brillante en donde Alan estaba entrando.

Guardé el celular y me dirigí al carro, este carro por dentro en una maravilla. El viaje fue corto, pero divertido, hablando un poco de cuando todos nos separamos. Saliendo del carro Adam me ayudo con la bolsa de las compras, entramos y de lejos venia caminando la hija de Conde con una cara amargada.

- ¡Navidad sin ti esperando a que vinieras! Para la proxi- Lilia se detiene, sus ojos se abren como platos y con ambas manos se cubre la boca que poco se abría más de la sorpresa, Lilia ríe nerviosa mirando a cada uno de nosotros, sus mejillas resaltan la sonrisa que está tapando con sus manos - Emma, dime que son quienes creo que son - no le dije ninguna palabra, solo sonreí y ella lo entendió - ¡Alan! ¡Adam! ¡Verónica! - abrazo a cada uno de ellos - ahora entiendo porque te tardaste tanto.

- No es culpa de Emma que Adam sea tan parlanchín - dijo Alan.

- ¡Oye!

- Bueno ese postre no se hacer solo, vamos - los lleve a la cocina para iniciar con dicho postre que llevaba horas siendo esperado.

Sentía una gran oleada de nostalgia conviviendo otra vez con mis viejos compañeros. Después de risas y charlas mientras hacíamos el postre, dicho postre de chocolate nos quedó riquísimo, la tarde paso volando y sin darme cuenta ya eran las diez de la noche. Cada uno de ellos se fueron para sus casas para después encerrarme en mi habitación hacer la tarea.




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