Emma
Cuando era pequeña y estábamos en tiempo de navidad, una noche antes no dormía debido a la emoción de saber que un regalo me esperaba bajo el árbol, no importaba que tipo de regalo seria, me iba a encantar de todos modos, y es así como siento ahora mientras voy agarrada de la mano de Daniel rumbo a su habitación, las palabras de Sara suenan en mi mente. Antes de tener esa platica con ella no lo había pensado, si bien sabía que dormiría con Daniel, pero tenemos tanto tiempo siendo novios y nunca habíamos hablado de sexo, aunque suene raro.
Muchos no nos creerían que en estos años de relación jamás hemos tenido algún contacto sexual, pero es la verdad. Lo atribuyo a que cada uno tiene sus problemas y más el, que tiene la responsabilidad de trabajar para mantener y cuidar a su hermana pequeña.
Entramos a su habitación, se gira para quedar frente a mi y observarme de forma intensa, se nota nervioso ¿Sera que le proyecto sin querer lo que estoy pensando?
—¿Te pondrás pijama o dormirás con la misma ropa? —Rasca la parte trasera de su cuello. Si, en definitiva, está nervioso.
—Mmm. —Pienso. —Si traje, pero ya sabes que está en mi maleta y no quiero desordenar lo que guarde. ¿Puedes prestarme alguna camisa tuya?
—Ah sí. — Rápido camina hacia su closet, le veo sacar una camisa y me lo tiende. —Toma… yo te dejaré sola para que puedas cambiarte. —Sin dejarme decir nada, sale de la habitación.
Suspiro, observo la camisa en mis manos. Las palabras de Sara siguen en mi cabeza, nunca hemos hecho nada sexual y como buen caballero que es ni siquiera lo ha intentado, ahora por alguna razón mi cuerpo ha despertado y necesito sentir a Daniel de la manera más íntima que exista, así de que decidida me quito mi ropa y la ropa interior quedando totalmente desnuda, me pongo la camiseta y luego doblo toda mi ropa, la dejo en una silla.
Relajo mi cuerpo y tomo un suspiro. —Ya estoy, puedes pasar.
En unos segundos entra con la mirada en el suelo. Carraspeo un poco para llamar su atención, en el momento que su mirada se encuentra conmigo lanza un suspiro, sus ojos recorren todo mi cuerpo y se quedan en mis piernas, mi cuerpo se siente caliente y no sé qué hacer.
Aclara su garganta. —Yo duermo en bóxer, pero si quieres me pongo algo de pijama.
—No es necesario. —Lo interrumpo. Me meto en la cama, observo como se quita su ropa quedando en su ropa interior, el lado libre de la cama se hunde con su peso, y no espero más, me lanzo a sus labios.
Por un momento se queda inmóvil, pasado unos segundos me devuelve el beso con mayor pasión, sus manos se mantienen inmóviles en mi cintura.
Me alejo un poco de él. — No te contengas mi amor, quiero que me toques.
—Yo… ¿Estás segura, Emma? No quiero que te arrepientas. —Suena inseguro.
Asiento. Llevo mis labios a su oído. —Quiero que me hagas tuya. —Me separo para ver su rostro, lo que veo me pone nerviosa, jamás había visto su rostro lleno de deseo.
Ahora es el que se tira a mis labios, siento su lengua en mi boca, sus manos recorren mi cuerpo, con un poco de duda su mano derecha baja a una de mis piernas, la recorre con una caricia excitante, siento sus manos más allá de mi pierna, lo escucho gemir al llegar a mi trasero desnudo.
—¿Estás sin ropa interior? —Oh mi Dios, su voz cambia en estas situaciones.
Con una sonrisa traviesa tirando de mis labios, me separo completamente de él y sin pensarlo me quito su camisa y la tiro en algún lado de la habitación. Jamás nadie me había visto desnuda, lo confirma el rubor que siento desde mis mejillas hasta mi pecho, pero no me cohíbo, solamente dejo que se deleite con la mirada.
—Emma… Eres hermosa. —Una de sus manos va a mi seno derecho y lo acaricia. Deleitado suspira sin apartar su vista de mi pecho. Con cuidado su boca va a mi seno izquierdo y gimo al sentir su boca caliente en mi pezón y chuparlo.
¡Dios! ¿Por qué esperamos tanto para esto? Si hubiese sabido lo bien que se sentía, no hubiera esperado tanto.
—Acuéstate por completo en la cama. —Ordena. Sin rechistar lo hago, con sus manos me abre las piernas por completo y se sitúa en medio de ellas, los nervios y la excitación me atacan cuando siento su respiración ahí en mi zona intima.
—Amor, no es necesario. — Dejo de hablar al sentir su lengua ahí abajo, y comienzo a gemir como loca, siento su lengua y labios besarme sin darme tregua, sus dedos se unen acariciando mi punto nervioso. Minutos después mi respiración se acelera, mi zona íntima se contrae y lanzo un sonoro gemido al sentir mi primer orgasmo. Me mantengo en una burbuja de éxtasis hasta que siento a Daniel moverse y quedar de rodillas entre mis piernas.
—No tengo condón. —Es lo único que dice mientras acaricia su pene sobre la tela de su bóxer. ¿Dónde está tu timidez, Daniel? Parece otro.
—Tengo uno en mi maleta, ver por él y antes de que preguntes fue un regalo de Sara. —Con una mirada de extrañez sale de la cama y casi corriendo va a la sala.
Sonrío satisfecha. Llevo mi mano a mi zona íntima y con mis dedos la toco, hago una mueca al sentir un líquido de textura un poco rara. Alejo mi mano cuando Daniel vuelve con el condón en mano.
Trago grueso cuando empieza a quitarse el bóxer y queda totalmente desnudo, observo su amiguito mientras me muerdo el labio, comienza a ponerse el condón y observo hipnotizada como se aprieta con su mano al terminar de ponérselo. Con mi mano lo llamo.
Se sube a la cama y se acomoda en medio de mis piernas. —¿Estás segura? Yo puedo seguir esperando. —Me incorporo un poco y le doy un pequeño beso.
—Estoy segura, yo no quiero esperar. —Y era cierto por alguna razón ya no quería esperar, el deseo de unirme a él, me sobrepasa.
Asintiendo se acomoda mejor, pone casi todo su peso encima de mí y se sostiene con uno de sus brazos al lado de mi cabeza, con su otro brazo baja a su pene y siento la punta en mi entrada. Mis manos se dirigen a su espalda, su pene poco a poco entra, siento presión y a la misma vez dolor, a medio camino el dolor se intensifica obligándome a enterrar mis uñas en su espalda. Observo su rostro y lo que veo hace que me excite más, sus ojos están a medio cerrar, sus dientes muerden su labio inferior con una mueca de satisfacción, así que lo aliento a seguir.
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Editado: 29.10.2024