William
Siento que la presión se me baja al ver la foto de mi hermano con mi cuñada Alicia. Quisiera poder haber disimulado mi reacción, pero por su expresión sé que no lo hice. Trata de quitarme la foto, pero no se lo permito.
—¿Y bien? ¿Quién es ella?
Carraspeo tratando de ganar más tiempo porque he aquí la decisión más difícil de mi vida. Como buen hermano que soy debería de cubrirlo y darle tiempo que él mismo le diga, pero también sé que debo hablarle con la verdad a esta chica, sin contar que estúpidamente pienso que me beneficiaría que sepa la verdad y se enoje con Cristian.
¿Qué debo hacer?
Conecto mis ojos con los de ella y la sensación de protegerla de todo me embarga. Así que no lo dudo más.
—Es una ex novia de mi hermano, aunque eso ya es pasado. De seguro alguien te quiso hacer una mala broma.—Su expresión no cambia, su mirada llena de tristeza junto con sus celos es evidente.
—¿Seguro? ¿Ella aún vive en la manada?—Se me acerca para quitarme la foto y observar con el ceño fruncido, lo detalla unos segundos y vuelve a poner su atención en mi a esperar por mi respuesta.
Hago todo lo posible por disimular mis nervios.— Estoy seguro. Ya no vive en la manada, además Cristian te ama.—Ahora me siento patético por ayudar a mi hermano a que la chica que quiero confíe en él.
Ella es suya, no mía. Debo repetirlo hasta que los celos que siento constantemente al verlos juntos se vaya.
Ella vuelve a envolverme con sus delicados brazos dejando su cabeza en mi pecho, estoy seguro que puede escuchar los latidos de mi corazón acelerarse. Con miedo también la envuelvo con mis brazos bajando mi cabeza para que mi nariz quede en su cabello, por alguna razón su olor me parece fascinante, aunque no tan fascinante como el olor de Caroline que al ser mi compañera, me volvía loco. Absorbo su olor mientras pienso que el amor que siento por Emma que no es fundado por la Diosa luna es más extraordinario. A pesar de mi naturaleza, puedo amar a alguien sin que lo dictamine nuestra Diosa.
Y lo más sorprendente es que mi lobo se siente a gusto con Emma.
—No se como manejar todos los sentimientos que estoy sintiendo tan rápidamente por Cristian. Saber que ha tenido a alguien más, me ha puesto como loca de celos. ¿Es normal que lo sienta de mi propiedad?—No puedo ver su rostro, pero por su tono de voz me doy cuenta que está llorando y la entiendo ya que ella como humana debe ser muy difícil de procesar todo eso.
Pienso un poco que decirle mientras sigo olfateando su olor, aunque me alejo de forma rápida al escuchar pasos bajar la escalera. Suspiro de alivio cuando veo que no es Cristian, sino Eric, el príncipe vampiro. Se detiene al final de la escalera y sin expresión me observa de forma analítica luego de unos segundos su atención va a Emma y me sorprende ver poco a poco como su rostro sin expresión pasa a una llena de preocupación. En dos pasos ya se encuentra frente a Emma aunque sin tocarla.
—¿Te encuentras bien? ¿Te han hecho algo?—La preocupación es evidente también en su voz. Emma parpadea repetidas veces sin contestar mientras lo observa extrañada.
—¿Eh-… este, si estoy bien. Gracias por preocuparse.—Punzadas de celos me atacan porque no dejan de verse. Como estúpido solo los observo.
—Si alguien te hace daño, solo dime.
¿Quién se cree?
Emma le sonríe ¡Le sonríe!
—Muchas gracias, lo tomaré en cuenta. Ahora debo regresar a mi habitación.—Habla a la misma vez que sus ojos van a mi dirección. Recoge la comida que estaba en el suelo y prácticamente corriendo sube las escaleras.
La observo atentamente subir las escaleras, cuando sale mi vista centro mi atención en el príncipe que mantiene su mirada donde Emma ha desaparecido.
—¿Qué ha sido eso?—Mi voz sale un poco brusca.
Vuelve a su rostro sin expresión.—¿A que te refieres?
—Ustedes los vampiros no muestran ningún tipo de emoción y con Emma si. ¿Por qué?
Enarca una ceja mostrándose aburrido.—Son alucinaciones tuyas.—Se aleja saliendo de la casa.
Raro.
(…..)
Emma
Me encuentro encima de Cristian abrazada a él, nos encontramos en la cama. Ya es muy noche, en casi toda la noche no habíamos estado juntos porque después de la llegada del príncipe vampiro otros invitados habían comenzado a llegar.
Suspiro al sentir su mano acariciar mi espalda, es sorprendente la manera en como mis sentimientos cada minuto crece más hacia él. Sin pensarlo entierro mi rostro en su cuello y voy dejando pequeños besos que lo hacen temblar.
—Emma.—Me nombra en medio de un suspiro. No le hago caso a su llamado y sigo dejando besos en su cuello, su aroma se cuela en mi nariz. Lleva sus manos a mi cintura y aprieta el lugar.—Mírame.—Saco mi rostro y sin preverlo comienza a besar mis labios. Gimo cuando muerde mi labio inferior para luego chuparlo.
Nos besamos de forma intensa, estoy tentada a quitarle su camisa, pero el sonido de mi celular hace que nos tengamos que separar. Un sonido de frustración sale de sus labios.—Lindo momento para que te llamen.
Sin dejar de estar encima de él tomo mi celular de la mesita de noche, me paralizo al ver que Daniel es quien me está llamando. Trago grueso viendo como mi pantalla está iluminada con su nombre.
—¿Qué pasa mi amor?—pregunta Cristian.
Bajo mi mirada hacia él .—Es… es Daniel, me está llamando.
Resoplando me quita cuidadosamente de arriba y me deja al lado de la cama mientras él se reincorpora y se sienta en el filo de la cama.—Contéstale mientras yo me doy un baño.—Sin verme entra al baño.
Estoy tentada en no contestar y seguirle porque sé que está enojado, pero no puedo no contestarle a Daniel.
—¡Hola!—Respondo tratando de sonar entusiasmada cuando acepto la llamada.
—Hola bebé ¿Cómo estás?—Escucho su voz en medio de un alboroto. Muerdo mi labio al escucharlo y darme cuenta que lo he extrañado bastante porque aunque ya esté enamorada de alguien más, Daniel ha sido una persona muy importante para mí y lo quiero mucho.
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Editado: 29.10.2024