Emma.
Daniel y yo nos conocemos desde hace muchos años, recuerdo que la primera vez que lo vi fue en un lugar donde reparan autos, estaba acompañando a mi papà para que nos revisaran el nuestro, Daniel salió con las manos y rostro lleno de grasa, sin camisa con sudor por todo su cuerpo, pero lo que me cautivo fue su hermosa sonrisa, la amabilidad con la que nos trato.
Sentí que fue atracción a primera vista de parte de ambos y no me equivoqué. Cuando tuvimos nuestra primera cita supe que era el chico indicado para mi, después de aceptar ser su novia estuve despierta toda la noche imaginando nuestro futuro juntos. Futuro que no podrá ser, por nuestros errores.
Después de que esas palabras tan dolorosas hayan salido de sus labios, mi oídos comenzaron a pitar. Veo como del rostro de Daniel salen más lágrimas, sus labios se mueven, pero no puedo escuchar lo que dice. Mis oídos se han tapado mientras en mi mente suena constantemente lo que ha dicho.
Me he acostado con Sara.
¿Mi novio y mi amiga?
Me levanto tratando de salir del lugar.
Necesito aire.
Daniel me detiene del brazo, su rostro está rojo por el llanto y se encuentra desesperado.
—Emma, por favor escuchame.—Implora desesperado.
Trato de quitar su brazo del mío aunque por alguna razón no tengo fuerzas para alejarlo. Sus ojos escanean nuestro alrededor, me imagino que estamos llamando la atención.
—Por favor hablemos. Necesito explicarte.—Asiento y vuelvo a mi lugar ya que no me queda de otra.
Esta vez es él quien hace el amago de tomar mi mano, pero con un gesto mío, retrocede. No deseo que me toque, en realidad quisiera irme y estar sola. Aunque esté en shock soy consciente de que no tengo derecho a enojarme o reclamarle sin embargo me digo a mi misma que no fue con cualquier persona con la que se acostó, sino que fue con Sara, mi amiga.
—No hay excusa para lo que hice.—Me atrevo a verlo. Parece que ha envejecido diez años, todavía hay lágrimas en su rostro.—Aunque quiero explicarte cómo fueron las cosas.¿Recuerdas que Sara se presentó a mi trabajo y me invitó a una fiesta? Sabes muy bien que no me gustan las fiestas, sin embargo ella me dijo que me haría bien ir a una, para desestresarme del trabajo y también para no pensar en cuánto te extrañaba, así que decidí ir.—Lleva sus manos a su cabello para revolverlo al mismo tiempo de muerde su labio inferior.—Ella pasó la noche con un chico, solo que después él se fue y ella me invitó a bailar. Estuvimos bailando y tomando licor, tu sabes que yo no soy de tomar, pero había tenido un mal dia en el trabajo y te extrañaba mucho, Comprendí que la fiesta no estaba ayudándome a distraerne, entonces decidí perderme en la bebida solo por esa noche. Después de mi quinta bebida, no recuerdo nada.
Una pequeña esperanza florece en mi pecho, tal vez no pasó nada. Puede que piense que si durmió con Sara, pero está equivocado.
—Entonces si no recuerdas nada, es probable que no haya pasado nada y solo estes suponiendo.— En mi voz se puede detectar la esperanza que siento.
Aunque esa esperanza se va al carajo cuando hace un gesto de negación.
—¿Por qué estás tan seguro?—Mi corazón estaba hecho pedazos a causa de Cristian, bueno pues ahora está triturado.
Vacila un momento. Será doloroso, comprendo.
—Porque al día siguiente despertamos en una habitación y estábamos desnudos.— Veo como su manzana de adán se mueve.—También había evidencia de que usamos protección.
Sin poder contarme, lloro. Si en algún momento pensé que podría volver a ser la Emma de antes, esa ilusión se acaba de evaporar.
Se supone que yo soy la que ha fallado en esta relación, yo era la que había hechado a la basura años de relación con un hombre que solo me había tocado a mí, que solo pensaba en mí, y estaba bien. Había aceptado vivir con la tristeza y decepción de la traición de Cristian, también con mi propia traición hacia mi novio, pero lo que nunca podré aceptar es que mi amiga y el hombre que me amaba han pasado la noche juntos.
La imagen de ellos dos juntos, desnudos en una cama me revuelven el estómago y la furia invade mis venas.
Daniel trata de quitarme mis manos que cubren mi rostro mientras sigo llorando, se que estamos montando una escena, pero no me importa.
—Perdoname por favor, Emma.—su voz se escucha rota.—Sé que te fallé aunque no fue mi intención. No estaba en mis cinco sentidos.—Se excusa.
No digo nada, solo me mantengo llorando sin poder verlo a la cara. ¡Mierda! Sé que me estoy comportando como una hipócrita y no puedo evitarlo. Me siento herida y una mujer herida solo piensa en su propio dolor.
En el ambiente de nuestra propia mesa solo puedo escuchar nuestros sollozos. Pasaron varios minutos sin que ninguno de los dos hable.
Respiro profundamente, tratando de calmar mi llanto. Necesito salir cuánto antes de aquí. Saco un pañuelo de mi bolso y me seco las lágrimas bajo su atenta mirada. No soy capaz de verlo a los ojos, no hoy ya que soy consciente de que él está sufriendo y por el momento no deseo que mi rabia se vaya, necesito odiarlo aunque sea por unos días.
—Ya te escuché lo que tenías que decir y te pido que me des unos días, en estos momentos no quiero ni verte.— Sin esperar respuesta; me levanto y salgo del local.
Sin ver atrás.
*****
Recorro las calles de la ciudad sin saber dónde ir o qué hacer. Me siento adormecida como que no soy yo la que está caminando, como que estoy en segundo plano.
¿Hice algo en mi vida pasada para que ahora el karma me la esté cobrando?
Primero mi madre me abandona, mi alma gemela prefiere a otra mujer y mi novio el chico que nunca pensé que me decepcionaría; se acostó con mi amiga.
¿Cómo mi vida pudo haber cambiado en un mes?
Pareciera que han pasado años desde la última vez que fui completamente felíz, porque si era muy feliz con mi padre, mi pequeña casita y el novio tierno que me adoraba. Nunca había necesitado suficiente dinero o un amor destinado para ser feliz y es en este momento que me maldigo por haberme obsesionado con los hombres lobo, sino lo hubiese hecho jamás habría ido a ese pueblo y así Daniel no se hubiera acostado con Sara.
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Editado: 29.10.2024