Recordemos que yo ya había mencionado a tres mejores amigos que me ayudaron a superar el duelo, con todos perdí contacto por un tiempo, pero hubo uno en especifico con quien después de varios años, volvimos a coincidir mucho. Él estaba libre, así que no había problema alguno con que habláramos, porque ninguno de los dos tenia pareja, y no lo digo porque tener pareja sea malo, sino porque por respeto ambos poníamos muchos limites en ese sentido, era mi amigo de la prepa, teníamos ya años sin vernos, así que volvimos a planear reunirnos.
Él sabia que yo ya había terminado mi licenciatura y se intereso mucho en volver a visitarme, yo jamás me negué, solo que se me había hecho muy rara tanta persistencia de su parte, así que acordamos volver a vernos. Lo invite a la casa de mis padres y el sin dudarlo me visito, de principio todo bien, era como si jamás hubiéramos dejado de vernos, como si jamás hubiéramos dejado de ser amigos, pero esta vez fue con una gran diferencia.
Y es que para empezar la ultima vez que lo había visto en persona, fue cuando tenía como diecisiete años y para cuando lo volví a ver yo ya tenía veintitrés, así es habían pasado seis años donde si varias veces conversamos, pero ya no nos veíamos. También varias veces hablamos por teléfono pero nada como volverse a ver, así que pensamos que por volver a vernos todo cambiaria y realmente lo único que cambio fueron nuestros cuerpos.
Porque nuestra esencia seguía siendo la misma, recuerdo que cuando nos pusimos de acuerdo para vernos, la primera duda que había surgido, era si estaríamos listos para volver a vernos, David y yo no parábamos de hablar de lo nerviosos que estábamos por volver a vernos. Nos preocupaba que aquella chispa se consumiera, que aquella chispa se acabara y que al apagarse esta nos termináramos aburriendo e ignorando, justo como solíamos hacer con las clases de historia.
Aquí debo mencionar a una de mis mejores amigas que se llama Cindy, ella es una chica super tranquila, amable, luchona, reservada e inteligente, ella estuvo conmigo durante mi ultima etapa de universidad, pero nos toco vivir tantas cosas bonitas juntas que es a la fecha que la conservo en mi corazón y era con ella con quien hablaba para ese entonces sobre mi reencuentro con David.
Cindy trataba de calmarme pero me daba ansiedad no simpatizarle, no caernos tan bien como antes, que lo que aparentemente era bueno y fluía sin problemas por redes sociales, en persona no fluyera. No eran solo unos meses sin vernos, estábamos hablando de años y vaya que eran varios.
Así que un día antes de verlo, Cindy se encargó de terapiarme y de calmarme, pues aunque jamás había pensado en ser pareja de David, debo admitir que el era atractivo para varias chicas en ese entonces, así que yo dudaba que esta vez fuera la excepción, me preocupaba que se hubiera vuelto un tanto sangrón y que optara por rechazarme, por no ser suficiente.
Así que el día llego, yo estaba en el cuarto acostada boca abajo sobre la cama, estaba viendo videos cuando justo me marco por teléfono, sinceramente no quise arreglarme ostentosa, pero si trate de arreglarme, porque sentía que fácil podría ser juzgada.
-Hola Ani, oye una pregunta ¿Tu casa es una azul?, pregunto David, del otro lado del teléfono.
-Si así es esta enfrente de un parque, ¿Por qué te estas ubicando en el GPS?, respondí.
-No es que ya llegue, ¿Puedes salir princesa?, respondió con una voz dulces y juguetona.
Yo de inmediato me puse mis tenis y salí a abrir la puerta, cuando lo vi, si había cambiado, tenia una espalda ancha y unos hombros prominentes, un delicioso aroma a fragancia de hombre, e iba algo deportivo pero a la vez casual. Debo admitir que no se veía nada mal, pero yo no estaba lista para crear escenarios románticos en mi cabeza aún, así que solo sonreí, lo salude y lo invite a pasar.
Mi madre lo conocía bien, así que no dudo en saludarlo junto con mi hermana menor, que no sabía mucho de él pero pronto lo conocería más a fondo. Debo decir que aquella conexión jamás se rompió, era como si el tiempo hubiera estado a nuestro favor y dicha conexión jamás se hubiera terminado, mi madre sugirió que viéramos una película y comiéramos algo rico, y así lo hicimos.
Fue un momento agradable, realmente nos llevábamos como por el chat, ni siquiera pareciera que estuviéramos en persona, David de vez en cuando volteaba a verme, me observaba a detalle y cuando yo volteaba a verlo, el solo me sonreía y se mojaba los labios.
Hasta que hubo un lapso de tiempo en que había acabado la película y David me pedía salir a caminar conmigo, yo no me pude negar, así que acepte, tenia que ser una buena anfitriona, le pregunte a donde quería ir. Y el me decía que a un parque, que aunque mi familia no le caía mal, el quería conversar conmigo a solas, así que pronto nos encontrábamos en un parque cerca de la casa caminando y conversando.
Decíamos muchas tonterías, recordábamos nuestros momentos de escuela, el me contaba sobre su trabajo, lo que hacia, sus planes y proyectos y yo lo escuchaba con atención. Recordábamos etapas escolares y jugábamos con las palabras, justo como cuando éramos niños, hasta que él vio una banquita y me invito a sentarme.
-Se supone que salimos a caminar porque querías estirar los pies, ¿Por qué quieres que me siente?, pregunte mientras le sonreía.
El jalo de mi mano con sutileza y me sentó a su lado, de inmediato rodeo sus manos sobre mi cintura y me abrazo, yo no quise ser grosera así que solo correspondí el abrazo, no era un abrazo cualquiera, se sentía diferente, se sentía tan cálido, tan único que logro que me quedara callada mientras el continuaba abrazándome. Pasaron unos minutos y el me desprendió de su cuerpo, se me quedo viendo, me miro los labios y de inmediato me beso, yo no quería ese beso, pues sabia que nuestra amistad era mucho más importante que cualquier otra cosa, pero ¿Por qué? Porque se había atrevido a hacerlo, eso es lo que no entendía.
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Editado: 23.10.2024