Capítulo 17

Amores ya estoy aquí. Perdonadme por ayer no contaros que pasó con Tamara y Juan Luis.

Bueno pos Tamara se quedó pálida. Cuando abrieron el ascensor, salimos embaladas hacia el restaurante del bar. Yo pedí una Sandy y Tamara un Puerto de India, en un silencio total, con la mirada nos decíamos todos.

• Buenas chicas. - Dijo una voz suave.

Ambas nos giramos y era Juan Luis con otro hombre.

• Buenas caballeros. - Respondí con una voz firme, la misma que pongo cuando voy a mis trabajos y entrevistas.
• ¿Podemos sentarnos? - Pregunta acompañante de Juan Luis.

Miro al hombre de unos treinta y ocho años. Asiento y  ambos toman una silla para sentarse en la misma mesa que nosotras.

Estábamos en un silencio, algo incomodo y tenso.

Tamara y yo nos miramos. Aparté la silla hacía atrás, quería salir de aquella tensión cuanto antes, pero el acompañante de Juan Luis me agarró la mano impidiendo que me marchara.

• Tú y yo, tenemos una cita a las once y media. - Abro los ojos, lo miro de arriba abajo. Creo que ese hombre se equivocaba de persona,  él apartó sus gafas de sol dejando ver su rostro.
• ¿Daddy Yankee? – Asintió, y yo me siente de nuevo en la silla y lo mire fijamente, como cuando mi jefe me echaba una bronca o me daba una nueva orden.
• A ver señorita Aurora. ¿Qué es lo que necesita de mí?

Le expliqué para que revista trabajo, de donde soy, cuál era mi sección en la revista...

Mientras estaba en la conversación con Ramón, oímos algunas maldiciones de Tamara a Juan Luis y viceversa.

• Maldito inútil. - Suelta Tamara.
• Cabezota. - Le responde él con el mismo genio.

Ramón y yo, miramos a los dos jóvenes, ellos no dejaban de soltarse abominaciones.

• No quiero y punto – Respondió muy seria Tamara.
• Solo es una cita - Le explica él de nuevo.

Pero ella no le deja seguir hablando, sé por experiencia que cuando Tamara dice no, es no.

• No quiero ninguna cita con un incrédulo como tú. ¿Pero como se te ocurre quedarte callado y no decir nada? Y para colmo, ahora después de lo que te has enterado pretendes quede contigo como si nada, ala así sin más - Acto seguido se levanto bruscamente – Eres un hipócrita, igual que en el avión y un creído.

Minutos después, Juan Luis que se disculpo marchándose.

• ¿Tú sabes a que venía esto? – Pregunto Ramón, conocido para ustedes como Daddy Yankee.
• Es difícil de explicar.
• Soy todo oído.

Tuve que contarle todo lo que pasó en el ascensor y después de lo oído en el comedor, fue fácil deducir que el mismo Juan Luis del avión era el mismísimo Maluma.

• El amor es complicado.
• Sí, eso. –Afirmé algo distante.
• ¿Por qué lo dices como si fuera algo malo? - Me preguntó con preocupación.
• No tengo buenas experiencias. - Conteniendo aquellas lagrimas que amenazaban de nuevo con salir.
• Aurora, eres joven. – Agarró mi mano con delicadeza. Como lo haría un padre. – Todo llega en su tiempo. Sólo, hay que esperar.
• Bueno, seguimos con el trabajo. Que tengo que entregar los informes. - Él asintió, levanto la mano y un camarero se presentó junto a nosotros.
• Quiero un café. - Me miró y preguntó – Y para la señorita…-  Me miró, esperado una respuesta - ¿Quieres algo de tomar?
• Una Sandy Cruzcampo.

Me miró seriamente y me ordenó.

• Empieza.
• ¿Aquí? - Pregunto extrañada.
• ¿Hay algún inconveniente? - Niego, con un gesto de cabeza.

Le sonó el móvil a Ramón y se disculpó, porqué debía atender a la llamada.

Le pregunté, si podía terminar la entrevista otro día y dijo, que me llamaría. Hoy amores a las doce de la mañana, recibí una llamada de su compañía, indicándome ir a su despacho y terminar las preguntas que no se pudieron el otro día.

He de deciros, que recibí una llamada de Marlon. Cuanto lo echo de menos, corazones. Pero, no pienso dejar que me insulte una vez más.

Besos amores.

Tengo que escribir un artículo.

Os quiero.