Mandasta es un pequeño pueblo pintoresco más rural que urbano. Está rodeado por pastizales verdes y escasos arbustos con frondosos copos de ojas.
Se puede disfrutar de una temperatura agradable a causa de la forma en que están construidas las casa, pues por lo general son de tierra repelladas de una delgada capa de cemento. Las casas que están en la avenida principal, están afiladas en orden y tienen la misma aparencia física; Desde sus ventanas se puede apreciar el paisaje que es verdaderamente encantador; los huertos naturales están divididos por varios dueños,es la primera impresión que se puede percibir de aquel paradiciaco lugar, desde el interior de sus viviendas.
Luego un panorama más amplio, y subyugante se distingue al observar desde los corredores o perímetros de las casas; pues se encuentran esos prados verdes colmados de acacias y saúcos, que ofrecen buen follaje para alimentar al ganado vacuno y ovino.
A la lejanía se puede ver imponente la selva, que ofrece abrigo a una variedad de animales; entre especies raras, hasta las más conocidas por todos.
Por los caminos y carreteras siempre se pueden ver una gran cantidad de especie de mono aullador asomándose curiosos entre los olmos.
Aunque el pueblo en sí, es una estrecha llanura, su alrededor está rodeado por muchas lomas, y montañas dando la impresión de ser una pintura surrealista.
Al pasar por Mandasta se puede apreciar las incontables flores que crecen armoniósamente con los besos del rocío y las caricias del sol. No ocupan más riego que el que la naturaleza les ha proporcionado. Al parecer, al igual que los humanos y los animales; se han ordenado para elegir una pequeña parcela, respetando las especies vecinas, aunque algunas suelen ser invitadas de honor, por otras.
Las distintas flores juegan con la imaginación de los que encuentran sentido a la simplicidad; las azucenas sin duda representan la dulzura del campo, las amapolas por su parte, representan la pasión y la renovación del espíritu y las margaritas perennes nos darán la persistencia necesaria cuando las fuerzas fallen.
Los primero pobladores de Mandasta, habían venido hacía un ciglo atrás y los descendientes de ellos solo tenían vagos recuerdos de las anécdotas contadas por sus abuelos.
Los nuevos descendientes implementaron sus propias costumbres y aspecto cultural que formaron la propia identidad de Mandasta. Los colonizadores habían muerto en su totalid, pero les legaron una herencia importante...el cuidado de la flora. Sus actividades están relacionadas principalmente con las características físicas de los recursos naturales; habían adoptado los vicios negativos de la caza, sin medir las consecuencias futuras, en cambio con la flora habían adoptado un gentil pensamiento que se convirtió en hábito, de cuidarla hasta con sus vidas.
La población de Mandasta es de apenas tres mil habitantes y mide veinte kilómetros². En el centro del pueblo está el parque cuyas avenidas están bien adoquinadas; en su interior hay un grupo de bancas al rededor de una pequeña fuente construidas de cemento y pintadas de blanco.
En el verano Mandasta parecer ser un pueblo fantasma. Ya que la mayoría a de sus habitantes salen a vacacionar para esas fechas, sin bargo, la Familia Fuentes y algunos escasos vecinos, siempre pernoctan en el lugar.
No todo era color de rosa en Mandasta. En los habitantes más longevos había un enrarecido arcano que había llenado de intriga algunos jóvenes incluyendo a Nereyda.
Editado: 14.01.2023