La Dama De Negro

CAPÍTULO 10

 

 

 


Trás escuchar un estruendoso ruido desperté.

No le dí tanta importancia, ya que podría ser cualquier u otra cosa.

Vivir en la ciudad es convivir con los ruidos que nos ofrece la ciudad.

Cogí el celular para fijarme de la hora. Cuando encendí el celular y pude ver la hora me sobre salté del susto. 
Marcaba 3:05 am.

— ¡Oh no! — es la única palabra que pude formular. Seguía tan sorprendida que ni siquiera podía procesarlo.

Supongo que me había quedado dormida, no hay otra explicación más lógica.

Y la verdad que ni siquiera había puesto mi despertador.

— Esto no me puede estar pasando, — Dije saliendo de la habitación.

Estaba en frente de la habitación de mis padres, toqué la puerta tres veces pero al no recibir respuestas abrí sigilosamente pero para mí sorpresa mis padres no estaban.

— Que raro, — Me dije a mí misma.

Pues claro que a mí misma a ¿quién más iba a decirle?, si estoy completamente sola en la casa, al menos que un fantasma me haya escuchado, ¡JA! — Qué ironía ¿No?.

Salí de la habitación de mis padres y bajé las escaleras dirigiéndome a la sala, me senté en el sofá y en unos segundos mi mente se inundo de preguntas, — ¿Porqué rayos mis padres no estaban en casa?, — ¿ En dónde se habrán ido?, — ¿Porqué no me habían despertado?,  —¿ A caso se han olvidado de mí?, — ¿Qué mierda hago ahora?.

Ay dios mío, no puedo más con todo esto, tome mi celular y busque el número de mi mamá para llamarla, al marcar su número está me dice: "con el número que intentas comunicarte está fuera de servicio o el móvil está apagado. Inténtalo más tarde gracias. Volví a intentar un par de veces pero fue en vano

También intenté llamar a Sofya, pero me mandó directo al buzón.

— ¡JODER! ESTO NO PUEDE SER, ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO, — espeto con molestía.

No sabía que hacer así que me dirijo a la cocina por un vaso de agua, cuando tome todo el agua me dirijo nuevamente en la sala pero justo cuando me iba sentar en el sofá escuché que tocaron el timbre, me hice varias preguntas antes de dirigirme hacia la puerta, — ¿Quién viene a molestar en plena madrugada?, — ¿Serán mis padres?, — No, no, no, no pueden ser mis padres porque ellos tienen otra llave. — ¿Serán mis amigos?, — Tampoco era posible eso, me hubiesen avisado si es que vendrían. — Sin más rodeo me dirijo hacia la puerta como para abrirla pero no lo hice, me aleje rápidamente de la puerta y vuelvo a la sala.

Pensé unos instantes.

No podía abrir la puerta a cualquier desconocido, podría ser un asesino en serie, un psicópata, un asaltante, un violador, un loco desquiciado. Quién sabe lo que podría ser.

Después de unos segundos volvió a sonar el timbre pero está vez no fue solo una vez sinó varias veces. Parecía que sí no abría la puerta echaría la puerta en una patada. Como ya me estaba hartando el sonido del timbre me arme de valor y me dirijo hacia la puerta y lo abrí, pero no encontré a nadie en cambio encontré un pequeño cofré de madera tenía seguro así que no podía abrirlo, justo cuando iba a agarrar el cofre alguien me tomo del brazo.

— Hasta que por fin abres la puerta, dice una señora, — por voz pude distinguir que era una señora, yo no dije nada, solo grité pidiendo ayuda, hasta que mis gritos fue interrumpido por la señora, — Ya cállate, nadie te oirá. — Dice la señora con mucha tranquilidad.

Era una señora de unos 60, 65 años y a mi parecer media como 1.64 metros de altura. — ¿ Qué haces en medio de la madrugada afuera?, — pregunté un poco molesta, ya que me había asustado bastante cuando me tomó del brazo, — Disculpa por la molestia, estoy pérdida, no tengo la menor idea en donde estoy pero llegue a todas las casas pero nadie quiso ayudarme, — Dijo un poco angustiada aquella señora, — Ohh, entiendo señora, — exprese ya que no sabía que más decir, — ¿Puedo pasar?, — Me preguntó, dudosa y toda desconfiada dije que sí.

Dije SÍ para no ser descortés.
  
Y si es una asesina

No creo que lo sea, ya que no tiene malas intenciones, solo es una señora que se había perdido.

Tomó el cofre y pasó adentró, observaba todo con atención la casa, yo cerré la puerta y le puse nuevamente seguro, — Puedes darme un vaso de agua, — dice un poco tímida, yo en cambio ascendí con la cabeza y me dirijo hacia la cocina seguida por ella, le dije que tome asiento, ella solo obedeció sin decir nada.

— Le pase el vaso con agua y en un instante lo bebió todo, — me di cuenta que tenía mucha sed.

Empezamos a hablar de cosas sin sentido, y confirmó que no es una asesina desquiciada, en cambio es una persona muy agradable.

Nuestra conversación fue interrumpida por una voz que reconocí al instante ya que era la de mi madre, — ¿Con quién estás hablando?, — preguntó enfadada, — Con ésta señora, — dije señalando a ella con una sonrisa, pero mi madre me miró muy confusa por su expresión pude notar, — ¿Cuál señora?, yo no veo ninguna señora por acá. — Dijo alzando la ceja más molesta que nunca, miré a mí alrededor para confirmar lo que dijo mi madre y la verdad que no estaba, — No, no, no, ppp- pero justo aquí estaba, — tartamudee en voz baja un poco confusa y asustada, — Sube a tu habitación ahora y no digas nada, — Pero mira madre, acá esta el cofré que tenía con ella,  —  dije tomando el cofré para mostrársela.

— Yo no veo ningún cofre, a tu habitación ahora, — Dice enfadada.

Me quedé con la duda, ya que ella afirma no haber visto el cofre. Ya no quería seguir está discusión así que llevé conmigo el cofré.

Para mi sorpresa ahí estaba la señora sentada en mí cama, — Esa no es tu madre, — exclamó la señora levemente, — ¿Qué quieres decir con que ella no es mi madre? — ataqué fastidiada.




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