La Dinastía (libro 12. Milyk et Vörkessel)

Cap. 01 Istvan

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Los primeros días que siguieron al último enfrentamiento, estarían sembrados de diversos hechos, unos extraños y otros violentos, afectando de distintas maneras a todos los involucrados.

Aunque todo en el organismo de Lucía parecía estar en orden, y funcionando correctamente, una desestabilización de su energía que no habían logrado equilibrar, hizo que los veldekys desaconsejaran el alta, y como su padre, sus hermanos y el soberano se mostraron de acuerdo, Aleksèi fue el encargado de explicarle a Lucía que de momento no podría abandonar el Haigala. Como Aleksèi la conocía bien debido a que se había pasado toda la infancia y parte de la adolescencia de Lucía, persiguiéndola para asegurarse de su salud, pensó que ella intentaría masacrarlo, pero para su sorpresa, si bien demostró su descontento pues se sentía bien, no opuso mayor resistencia, lo que despertó una ruidosa señal de alarma no solo en la cabeza del veldeky, sino en todos los demás, porque Lucía no se comportaba de aquella manera nunca en la vida.

Como todo el mundo estaba tan extrañado como Aleksèi, tanto Alexander como Iyul tendrían la misma idea, y aunque por separado, ambos intentarían tomar las previsiones del caso. Pero si bien el discurso que Alexander les dio a los ZD, que eran los sospechosos a priori, fue conciso y se reducía más que todo a la orden específica de no hacer nada por ayudar a Lucía a abandonar el hospital, el de Iyul fue más largo y, aparte de la orden, contenía una amenaza directa muy bochornosa, además, porque después de arengarlos por un tiempo inmisericorde, en opinión de ellos, ordenó reunir a todos los miembros del Arkel disponibles incluidos el Aridmi y los LL, y cuando estaban formados en el patio central de Levzheir, hizo subir a los ZD.

  • Dejavrys – dijo dirigiéndose a la concurrencia – Sé que todos amamos a nuestra sizviteliani, y aunque no todos los que están hoy aquí, pero sí una buena parte, le hicieron un voto de obediencia y fidelidad personal que no solo los honra, sino que habla fuerte y claro de su lealtad. Sin embargo, si en la pasada oportunidad les advertí con respecto a que, debido al extraño fenómeno que se estaba sucediendo con Lucía, podía intentar inducirlos a secundar unos planes más propios de Mikha que de ella, y ustedes entendieron que debían evitarlo a toda costa, hoy estoy ante ustedes con otro propósito. Todos conocen a estos hombres – dijo señalando al grupo de los ZD que en aquel momento se sentían como en una vitrina de exhibición – sé que los respetan, que los admiran, y que el sueño de muchos es convertirse en la clase de guerreros que son ellos, quienes han probado su valor y su lealtad más allá de toda duda. No obstante, estos mismos hombres, se convertirán en reos de alta traición si desobedeciendo mis órdenes, incurren en el delito de ayudar a Lucía a abandonar el Haigala, y si su lealtad a ella será considerada un delito, es porque sería criminal que en las condiciones en las que se encuentra, abandone la supervisión de los veldekys. De modo que, obviando cualquier otra consideración, y si lo hicieren, serán cazados, encarcelados y juzgados por el delito de lesa majestad.

Si había un nivel superior de asombro, ninguno allí lo conocía y eso incluía a la plana mayor del Arkel, razón por la cual demoraron un poco en dar la única respuesta que podían y debían. Como Misha estaba menos sorprendido que los demás, pues llevaba una eternidad al lado de Iyul y podía decirse con justicia que lo conocía mejor incluso que su propio padre, fue el que se encargó de hacer circular una violenta corriente de energía para hacer aterrizar a todo el mundo.

  • Isviered, iuv larsèvirier

Después de eso, Iyul asintió, dio la espalda y se marchó sin ordenarles romper filas y sin siquiera despedirse de Istvan al menos, de modo que fue éste, una vez que salió del shock, quien dio la orden, pero luego sujetó el brazo de su hermano y lo arrastró con él ordenando al resto de los ZD, seguirlos, algo bastante inútil pues ellos lo habrían hecho igual con la posible excepción de Louis que ya se estaba dirigiendo a la puerta.

  • Tú también, Ghislaine – le ordenó Darko sujetándolo y empujándolo

Aunque los LL no habían recibido la misma orden, igual fueron tras ellos, y una vez en el despacho, Istvan enfrentó a su hermano.

  • Istval Korsacov, dime que no cuestionaste una orden de Iyul
  • ¿Cuestionarla? Ni siquiera nos dio ocasión de hablar, y la verdad es que todo esto me parece…
  • ¡Cierra la boca!

A pesar de que no era Istval el más propenso a guardar silencio solo porque alguien más se lo ordenase, y eso incluía al soberano, lo que lo silenció fue más la extrañeza que la orden en sí, porque era por demás extraño escuchar a Istvan elevar la voz, aunque eso no aplicaba necesariamente a él, pero adicional a lo anterior, Istval siempre había tenido un acceso limpio a los pensamientos de su hermano, así que casi se hizo hacia atrás al ver con claridad la ira de éste.

  • Escúchame bien, cretino – dijo Istvan acercándose – aun suponiendo que fueras lo bastante imbécil para desobedecerlo, te aseguro que no llegarás a un calabozo, porque personalmente voy a quitarte tu estúpida cabeza
  • ¡Syn! – exclamó Milorad, pero fue ignorado
  • Y lo mismo va para todos ustedes – les dijo a los demás – ¡Ervat!




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