Aunque Iziaslav fue informado de la llegada de Lucien y, de hecho, había montado en cólera cuando Itlar le dijo que Lucien llevaría compañía esa noche, éste no se dejó ver en todo el día.
Itlar había agradecido a Isbarì por la ausencia de preguntas con relación a la chica en cuestión, y aunque su deidad no podía impedir que diera un informe que estaba obligado a rendir, prefería hacerlo ante Istvan que ante Iziaslav. El día anterior había sido bastante caótico para Itlar, porque, aparte del humor con el que había amanecido el sizvitel, había sido interrumpido en un momento muy inoportuno y terminaría dirigiendo su ira hacia Lucía de lo más inconsecuentemente, como pensaría Itlar. Adicional a lo anterior, él había tenido que hacer una rapidísima investigación con relación a la chica de las mascotas, como la había bautizado, y una vez que rindió su informe a Lucien, éste le ordenó encargarse de montarla en un avión con destino a Riùrik.
A Itlar le costó bastante salir de la sorpresa, porque si se hubiese tratado de una de las mujeres con las que Lucien se hacía acompañar en público, que por lo general parecían modelos de pasarela, y en muchos casos de hecho lo eran, con cierta dificultad habría entendido que la llevase a la noche de Evesbriel, algo que no hacía nunca, pero la chica de las mascotas, casi parecía una en la inmisericorde opinión de Dardan, porque era de escasa estatura, no especialmente atractiva y estaba mucho más lejos de la exuberancia de las otras, y en conjunto, más parecía una escolar que una mujer, aunque ciertamente no era lo primero.
Como Iziaslav le había gritado que se largara, él lo hizo yéndose derecho a buscar a Istvan, pero cuando llegó a las dependencias de los miembros del Arkel en el Dvorets, se encontró no solo a Milorad, sino a su abuelo y a su padre.
Con enorme escasez de detalles, como se enteraría después, Kireg le dijo que Istvan había sufrido un percance el día anterior, pero que estaba bien y se estaba vistiendo en aquel momento. Aunque Itlar determinó que allí faltaba mucha información, como le urgía hablar con Istvan, decidió que lo averiguaría después y entró a la habitación.
Como se dijo, Lucien nunca llevaba a nadie a su patria y menos a aquel evento, y la única vez que se había hecho acompañar por Anastasia, para la boda de Derek, Iziaslav había tenido un furioso pleito con Istvan. De modo que, y aunque él sabía que Lucien había dicho que no volvería a ver a Anastasia, aquel era un príncipe y podía cambiar de opinión si se le antojaba.
La chica en cuestión tenía un nombre tan común como toda ella. Mary Ricci. Según la veloz investigación efectuada por Itlar, la señorita Ricci había nacido siendo María Ricci, hija de inmigrantes italianos residentes en El Salvador. Sin embargo, la niña no estaba contenta con la vida que llevaba, así que cuando tenía quince años, se había ido de su casa con un fulano que le ofreció lo que ella quería, que era irse a Norteamérica. No obstante, aquello no era gratis, por supuesto, y a cambio, ella tendría trabajar para él. La cuestión era que aquella no era la niña desvalida que parecía, porque tan pronto llegó, se las arregló para deshacerse del infeliz aquel, pues ciertamente no pensaba prostituirse. Por un tiempo no lo pasó precisamente bien, pero finalmente conocería a un chico del que supuestamente se enamoró y contrajeron matrimonio, mismo que duraría más bien poco, porque cuando la chica quedó embarazada, decidió que no estaba preparada para ello y se practicó un aborto que casi le cuesta la vida y sin duda le costó el matrimonio. Después de eso, tuvo varios empleos hasta que llegó al actual que parecía gustarle en verdad, y aunque había tenido una que otra pareja ocasional, no había vuelto a enredarse en serio con nadie y parecía valorar mucho su independencia.
Istvan escuchado el informe en asombrado silencio, porque al igual que Itlar, no entendía de ninguna manera que Lucien fuese a fijarse en alguien así. No era por menospreciar a nadie, pero ellos conocían bien a Lucien y siendo el príncipe que era, también era supremamente exigente y, personalmente y de acuerdo a lo que Itlar había averiguado, Istvan pensaba que aquella no parecía el tipo de chica que cumpliese con los altos estándares de Lucien.