Una vez que casi todos, con excepción de Milorad, Istval, Lucien y Michel, se habían recuperado por completo, Iziaslav pidió la reunión habitual, y que ya estaba muy retrasada, para escuchar el informe de lo sucedido.
Como Mia y Kyv eran unas nyas, y a pesar de que ya habían vivido situaciones muy estresantes que habían dejado muchos heridos, y aunque habían sido testigos de las recuperaciones, por lo primero, no estaban especialmente de acuerdo en que sus maridos fuesen por ahí de un lugar a otro cuando en su opinión, debían estar descansando.
Sin embargo, si bien Iyul con un poco más de paciencia le explicó a Kyv que en verdad no tenía que estar tan preocupada y que él estaba perfectamente, Iziaslav era otro asunto, y ni se detuvo a explicar nada, ni prestó atención a la angustia de Mia.
Kireg había querido tranquilizarla, pero recordando el mal asunto que podía ser que Iziaslav lo viese hablando con su mujer, cualquiera fuese el motivo, desistió de ello, pero encargó a Hervè de hacer lo posible por tranquilizar a la pobre chica. Aquella fue una tarea difícil para el pobre levjaner, pero hizo su mejor esfuerzo.
Aquello extrañó a Mia, porque a pesar de que casi desde un inicio, había estado viendo a aquel chico y, de hecho, iba a todos lados con ella así estuviesen en palacio, lo que no hacía casi nunca era hablarle. De modo que la sorpresa la hizo olvidarse un momento de su angustia.
Después de un largo minuto, Mia le sonrió y le dio las gracias retirándose a su habitación, y aunque era muy probable que siguiese algo preocupada, al menos de momento, estaba mucho más tranquila
Como se dijo, Hervè nunca había mantenido una conversación con Mia, pues en principio, no tenía por qué dirigirse a su soberana y su deber era únicamente protegerla. Aquella podía haber sido solo una asignación, pero se convertiría en una muy problemática teniendo en cuenta que quien se la había encomendado era Lucien, y si le sucedía la más mínima cosa a aquella mujer, el sizvitel le quitaría la cabeza con sumo placer, pues era algo que a juicio de Hervè, solo llevaba siglos en pausa.
Sin embargo, si bien lo primero seguía siendo cierto, y lo segundo podía serlo si algo sucedía, lo cierto era que en el tiempo que ya llevaba a cargo de la seguridad de la dulce soberana, había hecho que naturalmente Hervè le tuviese un respetuoso afecto, algo que había quedado demostrado con los hechos recientes, porque en cuanto comenzaron a reportarse los envenenamientos, sin ninguna explicación y apenas una vaga excusa, le había quitado la copa de las manos a Mia, y aunque él no poseía la habilidad de Yves, sí era observador, y al ver que los chicos del anterior, se acercaban a los príncipes en actitud alerta, no esperó por ninguna orden, sino que sacó no solo a Mia, sino a Kyv del palacio llevándolas a Levzheir.
De modo que, era por eso que ellas no habían estado presentes al momento en el que se desató el caos, y aunque hasta ese momento nadie lo sabía, era el instinto de Hervè lo que había evitado un desastre mayor.
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La discusión con relación a mantener dormidos a los Korsacov y a Michel, había sido larga y controversial, y, además, tenía dos vertientes. Iziaslav sostenía justamente lo que Hervè le había estado diciendo a Mia, es decir, que tanto Milorad como Istval, eran guerreros y no iban a desmoronarse, sino que, por el contrario, lo que tendrían sería urgencia por comenzar la búsqueda de Jovanka, y estaba más seguro aún, de que estarían sedientos de venganza.