La Dinastía (libro 3. Profecía)

Cap. 13 Después del funeral

En Inglaterra el mal tiempo era lo normal, por lo tanto cuando el cortejo salió a dar sepultura al cuerpo de Helen Danworth, caía una fina y helada llovizna que a nadie extrañó.

Dylan permaneció impasible durante el servicio y evitó mirar hacia donde se encontraban los Arlingthon, en cambio Lucien e Iyul que estaban de pie a su lado, no dejaban de mirarlos con atención. Pero mientras Lucien se concentraba en los Arlingthon padre e hijo,  Iyul lo hacía en Sophie y en los dos chicos. Ambos niños estaban aburridos y querían irse de una vez, pero uno lo disimulaba con mucho más éxito que el otro, y en el caso de Sophie, estaba nerviosa y también quería irse, pero por distinto motivo.

En un momento determinado ella elevó los ojos y se cruzó con la mirada de Iyul. Él, por efectos de la costumbre, cerró sus pensamientos, aunque no había posibilidad de que ella los invadiese, pero con esto también vaciaba su mirada de cualquier expresión. Sophie recordaba vagamente al Conde de Cagliari, pero siendo que lo había visto muy brevemente y de esto hacía dieciséis años, no tenía un recuerdo muy claro de él, y en ese momento no estaba segura de cuál de los dos hombres que estaban al lado de Dylan era el que había conocido el día de su boda, aunque supuso equivocadamente que era el que la estaba viendo en ese instante, pero de lo que sí estuvo segura fue de que tenía la misma mirada vacía de Dylan y que le provocaba un malestar de origen desconocido. No era antipatía exactamente, pero sí un inexplicable rechazo al que no le encontraba ningún sentido.

Una vez finalizada la inhumación, Dylan dio la espalda y comenzó a alejarse. Kendall lo alcanzó poco antes de llegar a los carruajes.

  • Dylan  --  lo detuvo sujetando su brazo  --  No me dijiste cuánto tiempo piensas quedarte en Livingstone, pero espero que vengas a Darnley antes de marcharte
  • No pensaba quedarme mucho, pero hay algunos asuntos que debo atender y que me tomarán más tiempo del que había imaginado,  así que no me marcharé de forma inmediata  --  dijo ignorando las miradas de Lucien e Iyul  --  Aunque no se si tenga oportunidad de visitarte, sabes que puedes venir a Livingstone siempre que lo desees

Después de eso se despidieron a toda prisa, Dylan en verdad tenía urgencia por alejarse de allí.

 

Istvan e Iziaslav también se marcharon en cuanto el segundo vio que Dylan y sus hijos se subían al carruaje, y ahora, una vez en Illir, miró a Istvan.

  • No sarì, no todas han guardado ese parecido  --  contestó el Levjaner a la pregunta no hecha de su señor
  • Istvan, es que no es solo…
  • Sarì, no te atormentes -- lo interrumpió Istvan  -- como ya te lo dije, es muy parecida, pero no es ella.
  • ¿Cómo puedes estar tan seguro?

En la pregunta iba implícita una ansiedad de la que solo Istvan conocía su origen, pero del mismo modo estaba seguro que no había nada que la justificase, al menos no de momento. De modo que puso en práctica todos sus conocimientos y su considerable experiencia al servicio de tranquilizar a Iziaslav, y mucho rato después, tocaron de nuevo el punto que los había llevado originalmente a Inglaterra.

  • Estuve tan cerca de él como lo estoy ahora de ti, y no logré percibir nada extraño ni que sugiera de ninguna manera que pudiese suponer un peligro para Lucien. Fuera de eso, es un humano normal, lo que de entrada descarta que en realidad pudiese ser una amenaza. No obstante, he ordenado que sean vigilados todos y cada uno de sus movimientos, a dónde va y con quién se reúne, porque siempre es posible que Swaney intente utilizarlo de alguna manera.
  • De acuerdo, pero intenta hablar con Lucien
  • Ya le dije a Itlar…
  • No  --  lo interrumpió Iziaslav  --  hazlo tú mismo, Itlar es un excelente Levjaner, pero no eres tú.
  • Sarì, sabes perfectamente que si yo intento hablar con Lucien, sabrá por descontado que voy de parte tuya, y lamento decirlo, pero sabes igualmente que con ese conocimiento cualquier posibilidad de obtener algo es nula.

Aunque no era una idea que lo hiciese especialmente feliz, Iziaslav se veía obligado a aceptar la veracidad de la misma. De modo que tuvo que conformarse con lo que Istvan había dispuesto y esperar lo mejor.

 

Entre tanto en Livingstone y una vez que habían llegado de nuevo al castillo, Luciano iba a hablar con Dylan, pero Iyul lo detuvo.

  • Déjalo Lucien, no es el mejor momento
  • Lo escuchaste ¿no?
  • Sí, lo escuché tan bien como tú, pero en este momento está alterado, deja que Yvaylo se encargue y cuando esté más tranquilo intentaremos razonar con él.

Sin embargo, el resto del día Dylan estuvo encerrado en su habitación, no bajó a comer y para la medianoche ya Iyul compartía la misma preocupación con su hermano, y la conversación que sostuvieron con Yvaylo no contribuyó a que se sintieran mejor.

  • Sus emociones ya están equilibradas, pero se siente miserable y es algo por lo que nadie puede hacer nada
  • ¡Maldita mujer!  --  exclamó Lucien con ira
  • No es su culpa, Lucien  --  dijo Iyul
  • ¿No es su culpa?  --  preguntó él a su vez con tono de incredulidad  --  ¿Has olvidado la razón por la que no tenemos madre? ¿Has olvidado las razones por las que Mikha y Andrei están muertos? ¡Todas las Saint-Claire son una desgracia para nuestra familia!



#990 en Otros
#192 en Novela histórica
#575 en Fantasía
#382 en Personajes sobrenaturales

En el texto hay: tristeza esperanza

Editado: 20.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.