En Dordoña, una población de la región de Aquitania en Francia, se encuentra el sistema de cuevas de Lascaux, y fue allí a donde André se llevó a Pierre para sacarlo de circulación hasta que estuviese en mejor disposición para relacionarse sin causar tantos desastres.
Evidentemente el chico no estaba para nada contento con aquello, ya que habiendo crecido rodeado de lujos y comodidades, aquel entorno no solo le parecía hostil e incómodo, sino que lo consideraba impropio para alguien de su posición e importancia. Sin embargo, su nueva condición exigía algunos sacrificios según lo que le dijo André, y siendo que difícilmente habría podido oponerle resistencia, no tuvo más alternativa que aceptar la situación.
Para André, que no era especialmente afecto a enseñar nada, también estaba suponiendo un enorme sacrificio hacer entrar por el aro a aquel muchachito malcriado y su paciencia se estaba agotando.
Cuando llevaban unos pocos meses allí, una noche André se puso alerta, y cuando Pierre le preguntó qué sucedía, él se llevó un dedo a los labios indicándole silencio, se llevó la mano al bolsillo y se pegó a la pared. André sabía que el peligro de estar en zonas como aquella no eran los Lovets, sino los razverevied, sacó rápidas cuentas y pensó que si se trataba de aquello, posiblemente pasaría un mal rato, porque estaba razonablemente seguro de poder con ellos, ya que sin duda los superaba en fuerza, destreza y años, pero si bien podía defenderse, proteger a Pierre resultaría un asunto algo más difícil, porque aparte de carecer de la destreza y rapidez, tampoco poseía un maldito nelegasi.
Sin embargo, toda su preocupación, aunque era justificada, no tenía base, porque no se trataba de ningún razverevied, sino de Henri D’Albret.
Unos minutos después entró su otro amigo, Louis Boucicault en compañía de otro sujeto, pero al verlo, Pierre hizo ademán de írsele encima.
Pero mientras Henri sostenía aquel diálogo con Pierre, André se había aproximado a Louis y su acompañante.
Brian había abandonado París rumbo a Venecia, desde donde se embarcaría hacia las islas griegas que quería visitar. Sin embargo, antes de poder emprender el viaje en barco, debió aguardar unos días, tiempo durante el cual y en la hostería donde se estaba quedando, conoció al Conde de La Fère y al Baron d’Auvergne, estos individuos le resultaron muy simpáticos, no solo porque eran caballeros de buena cuna, sino porque tenían una alegría contagiosa que le recordaba mucho a su hermano Derek. Durante el tiempo que tuvo que esperar para emprender el viaje, hizo amistad con estos sujetos y con agrado se enteró que ellos pensaban hacer el mismo recorrido, de manera que cuando les avisaron que ya todo estaba listo para zarpar, abordaron juntos la embarcación.
Durante el viaje se divirtieron mucho, conocieron a unas lindas señoritas que viajaban en compañía de su familia, y sin duda el peso de sus apellidos les permitió acercarse a ellos con muy poca reserva de parte de sus padres. De las cinco damitas, a Brian le gustó la más silenciosa y por tanto más difícil, lo que le valió las burlas de sus nuevos amigos.
Cuando desembarcaron en Corfú, Brian hizo todo lo imaginable para coincidir siempre con aquella familia en las excursiones por la isla, pero Jane, que era el nombre de la chica, se las arreglaba para mantenerse inaccesible.
Aunque Brian no tenía especiales deseos de salir, casi fue arrastrado por sus amigos y ciertamente se divirtió mucho, lo que lo hizo olvidarse por un rato de Jane, pero al día siguiente su problema seguía allí y realmente estaba considerando medidas extremas.
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Editado: 20.08.2021