Kendall y Christopher habían regresado de su viaje muy satisfechos, todo con relación al compromiso había quedado arreglado y la boda se realizaría en la primavera del año próximo. Sophie aun no lo podía creer, pero en vista de que Chris parecía estar contento, ella aceptó el asunto de buen grado y para sorpresa de todos, Derek no hizo ningún comentario desagradable.
Sin embargo, había algo con relación a Derek que los tenía muy extrañados, y era que parecía demasiado tranquilo. Si bien seguía saliendo y no dejaba de hacer comentarios graciosos o inapropiados cuando le parecía, era evidente que algo había cambiado en él, y aunque pareciera mentira, quien más lo estaba resintiendo era Chris, pero por otro asunto.
Desde que Chris había cumplido quince, habían dejado de compartir la habitación y fiel a su apego a las buenas costumbres, Chris al contrario de su hermano que siempre entraba sin siquiera llamar, él seguía pidiendo permiso para hacerlo.
Derek se volvió con la camisa aun la mano y lo miró con atención durante unos segundos antes de contestar.
Dicho esto y como ya había terminado de vestirse, abandonó la habitación. Christopher lo siguió, y aunque no estaba en modo alguno satisfecho, decidió dejarlo por ahora. A pesar de que su madre le había dicho cuando le había manifestado su preocupación, que posiblemente solo se tratase de que Derek estaba creciendo, Chris estaba positivamente seguro que Derek podía llegar a viejo, pero nunca dejaría de ser un niño, por lo que siguió preocupado y continuó sintiéndose excluido.
Ese día durante el desayuno y mientras sus padres conversaban, Chris repentinamente se quedó absorto, porque había retrocedido en el tiempo a la edad de siete años. Por esa época, Derek de seis, había pasado varios días en un estado parecido al actual, pero había sido porque aquel pequeño y peligroso cerebro había estado planeando una excursión nada apropiada para niños tan pequeños y con los resultados previsibles. Como de costumbre Derek había convencido a Chris de que lo tenía todo cubierto y habían partido, el asunto fue que esa tarde se desató una furiosa tormenta y se perdieron. Chris no recordaba haber estado tan asustado nunca en su vida, y ya se imaginaba que serían devorados por alguna bestia nocturna, pero su padre los había encontrado y los había devuelto a la seguridad de su casa. Sophie los había cubierto y después que estaban secos y calientes, Chris se dio cuenta que no era tan tarde, aunque su mente infantil pensaba que habían pasado muchas horas, en realidad ni siquiera era la hora de la cena aun.
Chris salió de sus pensamientos y miró a Derek que en ese momento se llevaba un vaso a los labios mientras miraba distraído hacia el ventanal.
El aludido posó sus azules ojos sobre su hermano al igual que Kendall y Sophie después de que ésta emitiese una exclamación y se llevase la mano al pecho.
Tanto Sophie como Kendall giraron la mirada hacia Derek que emitió un suspiro de resignación.
No era que Kendall y Sophie no hubiesen notado el cambio de Derek, pero seguían pensando que su hijo simplemente estaba madurando y que Chris se estaba mostrando bastante necio la respecto. Sin embargo, Sophie miró a Christopher y sintió pena, porque en aquel momento el chico tenía una mirada dolida, y ciertamente así era, ya que las últimas palabras de Derek lo habían lastimado y confirmaban su idea de que su hermano lo había hecho a un lado.
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Editado: 20.08.2021