Dylan había corrido como si lo estuviesen persiguiendo, pero si bien respiró al verla en el calesín, al minuto siguiente estaba sintiéndose terriblemente mal al percibir su llanto y más aun su desesperación. En cuanto Yvaylo vio que ningún peligro la amenazaba, guardó su Dykari y le hizo señas a los havariks para que se alejaran.
Sin embargo, no pudo hacerlo, porque Sophie levantó la cabeza con violencia, de seguido se puso de pie haciendo oscilar de nuevo la estructura y Dylan al ver el posible peligro de ello, la sujetó y la colocó en el piso.
Por un momento Dylan pensó que tanto él como Yvaylo se habían descuidado, pero cuando levantó la cabeza girándola hacia donde estaba el Levjaner, Sophie lo empujó y comenzó a correr. La sorpresa lo paralizó por un momento, pero reaccionó y la detuvo.
Acto seguido Sophie, que no había dejado de llorar, enterró la cabeza en su pecho y Dylan pensó que nunca en su vida se había sentido más confundido, por un segundo pensó que tal vez Kendall hubiese empeorado, pero de ser así ella no iría camino a Cleves, de modo que el próximo pensamiento fue en relación a Phillipe.
Dylan decidió esperar a que se calmase un poco para lo que se aplicó al máximo, y cuando sintió que ya no lloraba en forma convulsiva, lo intentó de nuevo.
Sin embargo, al segundo siguiente comprobó que posiblemente aquello había sido un error, porque en cuanto registró el significado de aquella mirada y percibió la intensidad del sentimiento que ella parecía acabar de descubrir, la débil defensa que había logrado mantener hasta el momento, se vino abajo.
Yvaylo registró todo esto y con un suspiro de resignación se volvió y levantó un campo de aislamiento. No tenía idea de cómo iba a enfrentar Dylan aquello, pero sí tenía muy claras sus órdenes y personalmente pensaba que él tenía razón, le asistía el derecho a tomar sus propias decisiones y en ningún caso ellos tenían por qué interferir en ello. De modo que luego de asegurarle privacidad, envió a Ekain a un extremo del camino que conducía a Darnley y a Franz al que conducía a Cleves con el fin de desviar a cualquier posible transeúnte.
Entre tanto, Dylan no había sido consciente de haber enviado todo al demonio y ahora estaba besando aquellos labios que se habían convertido de un minuto a otro en lo único importante.
Unos minutos antes, Sophie se había estado cuestionando tanto su cordura como su moralidad, llegando a la alarmante conclusión de que bien o mal, se había enamorado de Dylan, y mientras había estado pensando en ello, se había planteado que obviando el hecho de que estaba casada y hasta hacía un momento pensaba que amaba a su marido, Dylan era de la clase que no se enamoraba, porque de haberlo sido, sin duda a esas alturas tendría una esposa, pero lo curioso del asunto era que no le importaba especialmente si él sentía lo mismo por ella o no, y no solo estaba muy consciente de lo que estaba haciendo, sino que quería hacerlo además. Pero si bien había supuesto que las imágenes que se empeñaban en danzar en su mente eran producto de su imaginación y debido a lo que acaba de descubrir que sentía por él, no habría esperado que esto guardase tanta semejanza con su imaginación. Evidentemente aun no sabía que no era imaginación y que se trataba del recuerdo sensorial de algo ya vivido.
Dylan en cambio, que sí tenía un recuerdo claro y casi doloroso de todo ello, estaba dando rienda suelta a todo lo que llevaba más de cinco años reprimiendo con el mayor esfuerzo, porque mientras no la tuvo, si bien no había resultado fácil controlarse, una vez que la había hecho suya, el recuerdo lo había torturado con mucha más saña que antes. De modo que sus instintos y el deseo lacerante se alzaron reclamando todo lo que le pertenecía. Dejó su boca y con los labios recorrió su rostro mientras sus manos soltaban las cintas de su traje y hacían inventario de la piel que iba quedando al descubierto. A pesar de que el deseo lo estaba consumiendo, y a diferencia de la vez anterior, donde todo había sido violentamente rápido, en esta oportunidad se tomó tiempo para besar y acariciar cada centímetro del cuerpo que tenía entre sus brazos y que temblaba a su contacto. Pero cuando sintió las manos de Sophie sobre su piel desnuda, Dylan perdió todo contacto con la realidad y se sumergió en una salvaje espiral de placer que iba mucho más allá de cualquier otra sensación que hubiese experimentado antes.
A pesar de la liberalidad francesa, Sophie siempre había visto y pensado en el sexo como una función biológica más del hombre que de la mujer, porque si bien creía que para ellos era simplemente algo necesario, creía así mismo que en el caso de las mujeres solo les era útil para concebir hijos, pero estaba descubriendo que era algo más que un acto obligatorio y mecánico, y que también podía sentir cosas que no había sentido antes y las estaba disfrutando.
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Editado: 29.09.2021