Sophie y Madeleine finalmente habían decidido subir y venían hablando aun de la discusión con Phillipe.
Madeleine sonrió y pensó que su tío la tendría muy difícil, porque Sophie se le parecía mucho y no dudaría en utilizar las mismas técnicas de manipulación que él había utilizado toda la vida con los demás cuando quería algo. Se despidieron y Sophie entró a la habitación de Kendall, se quedó un momento mirándolo y sintió pena. A pesar de que según Aleksèi ya estaba fuera de peligro y evolucionaba como correspondía, aun no salía mucho de su habitación y solo compartía la comida del mediodía con su familia. Como ya estaba dormido, Sophie le acomodó las mantas, le dio un beso en la frente y abandonó la habitación.
Apenas entró a la suya, experimentó de nuevo la extraña sensación de no estar sola por la que ya había pasado en otras ocasiones, se dijo que solo estaba cansada y dio unos pasos más, pero luego se detuvo y se volvió mirando a todas partes.
Desde que su padre le había dado la daga y una vez que Dylan se la había devuelto luego de su horrorosa experiencia con Armagnac, Sophie nunca había dejado llevarla con ella. Sin embargo, apenas había alcanzado a sacarla cuando vio una sombra y un segundo después todo fue oscuridad.
Dylan se encontraba en su habitación paseándose de un lado a otro y preguntándose por qué Yvaylo se estaba demorando tanto, ya que no había una gran distancia entre Darnley y Livingstone, y ciertamente era una que ellos podían cubrir en unos pocos segundos. Sin embargo, ya hacía más de una hora que Yvaylo se había marchado y los nervios de Dylan estaban a punto de colapsar. Ya estaba pensando en enviarlo todo al demonio e ir él mismo cuando sintió que la puerta que daba a la terraza se abría, y al girarse lo vio entrar con Sophie en brazos.
Una vez que la había hecho perder el conocimiento, la había sujetado y colocado en la cama un momento, se había asegurado de cerrar bien la puerta, recogió la daga del piso guardándosela en el bolsillo y alzándola de nuevo había salido algo incómodamente por la ventana con rumbo a Livingstone.
Yvaylo abandonó la habitación y procedió a crear el aislamiento, no se trataba solo de proporcionarles privacidad, sino que posiblemente la vidmagy se pusiese difícil cuando Dylan le dijese lo que tenía planeado decir y era mejor que nadie escuchase si decidía ponerse a gritar a Dylan.
En cuanto Yvaylo salió, Dylan se sentó en el borde de la cama, dejó la daga en la veladora y acarició el rostro de Sophie. A pesar de que ya comenzaban a notársele los años, él seguía viéndola tan hermosa como el primer día. Como en otras tantas ocasiones, Dylan se reprochó su enorme estupidez, porque, aunque había buscado todas las justificaciones posibles, incluido el hecho de que siempre había sabido que Kendall la amaba, no había ninguna que avalase la suprema necedad de renunciar a ella.
Se disponía a despertarla y por un momento sintió pánico ¿Cómo iba a reaccionar una vez supiese lo que él era? ¿Sería capaz de aceptarlo o siquiera entenderlo? ¿Lo miraría con miedo o con desprecio? ¿Tendría una oportunidad o la perdería para siempre?
Todas estas preguntas se agolparon y asaltaron su mente haciéndolo dudar, porque él estaba seguro que no soportaría ver miedo en sus ojos o percibir su rechazo, del mismo modo que estaba convencido de que no podría vivir con eso.
Sin embargo, su naturaleza decidida se impuso, ya no había vuelta atrás, era ahora o nunca, de modo con la mayor delicadeza procedió a despertarla.
Sophie escuchó su nombre como a través de una espesa bruma, esa voz conocida intentaba abrirse paso y ella hizo el mayor esfuerzo, porque no quería perderla. La voz se hizo más clara – Dylan, pensó ella – pero por algún motivo no lograba verlo hasta que entendió que tenía los ojos cerrados, de manera que los abrió y parpadeó varias veces.
Los recuerdos recientes comenzaron a emerger y llegó a la rápida conclusión de que había sido a él a quien había sentido, pero…
Aquella ciertamente no era su habitación, pero eso solo le produjo mayor confusión. Intentó incorporarse, pero él se lo impidió.
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Editado: 29.09.2021