La Dinastía (libro 7. Aykeris)

Epílogo

 

Aunque hacía más de veinte años que el casi completo aislamiento en el que vivía Iziaslav se había visto interrumpido por la serie de acontecimientos que se habían sucedido, el mismo se suspendería de forma definitiva, algo que sorprendería a Istvan en primera instancia, quien convocó a toda prisa una reunión del Ledviacir.

  • Dhavjá dejavrys – les dijo antes de iniciar – Los he reunido para plantear la necesidad de designar a un nuevo Aridmi
  • ¿Qué? – fue la sorprendida pregunta general
  • Iziaslav ha decidido abandonar Illir, y como bien saben, su seguridad es mi responsabilidad
  • Istvan – intervino Darko después de unos segundos de silencio – Si lo consideras necesario y entiendo que así sea, pues Iziaslav sigue siendo un soberano, podemos designar a alguien para que se haga cargo de su seguridad, pero a pesar de que eso es lo que corresponde, también sabemos que Iziaslav en realidad no corre ningún peligro, porque aparte de ser perfectamente capaz de defenderse, también sabemos que no es susceptible a morir como cualquier otro
  • ¿Te estás escuchando? ¡Es nuestro soberano! Y por supuesto que corre los mismos riesgos que cualquiera
  • Syn, entendemos tu preocupación y más por lo que no has dicho que por lo que dices, porque nosotros lo conocemos mejor que tú y sabemos que si Lucien es extraordinariamente bueno para meterse en problemas, Iziaslav es tal vez mejor, pero tan solo menciónale esto, y verás qué pronto te envía a un calabozo si tienes suerte – le dijo Milorad
  • Istvan, si bien él no va a negarse a tener una guardia apropiada como lo hace Lucien, créeme que es más sencillo que acepte que se le asigne una, esté compuesta por quien nos parezca, a que acepte que renuncies a tu cargo por ir con él a donde sea que decida ir – le dijo Kireg

Todavía demorarían en convencerlo de la inconveniencia de seguir por ese camino, pero al final lo lograron y decidieron que quien se ocuparía de la seguridad de Iziaslav sería Milorad, porque Darko quien se había ofrecido para ello, quedó descartado casi antes de que terminase de decirlo, y quienes lo invalidaron para ello fueron Anatoly y Aritz recordándole los muchos líos en los que se habían metido por su causa en el pasado; no era que Milorad le pareciese al mismo Istvan especialmente confiable por la misma razón, pero todos sabían que Milorad parecía haber desarrollado un mayor sentido común que Darko, al menos en opinión de Aritz y de Anatoly.

Los levjaners en activo no habían emitido opinión alguna ni fueron considerados para aquello, lo segundo porque todos a excepción de Edin, tenían a su cargo la seguridad de alguno de los príncipes, pero Edin era demasiado joven como para asignarle aquella responsabilidad y no tendría ninguna oportunidad con Iziaslav; y lo primero porque aún no podían creer que sus padres o superiores, hubiesen tenido un comportamiento discutible en el pasado.

 

Iziaslav por su parte, aún no tenía muy claro cómo iban a efectuar sus descendientes la labor que les había sido encomendada, pero fuera como fuere, él no estaba dispuesto a dejarlos hacerlo solos.

  • ¿Preparado? – le preguntó Janos la noche que los rybiks habían partido
  • No tengo cabeza para el ajedrez hoy
  • Y no pregunto por eso – le dijo y sonrió – ¿Crees que soy estúpido? – le preguntó mientras le alcanzaba una capa – Date prisa, Milorad nos está esperando, y como no has dicho a quién piensas seguir primero, debemos darnos prisa pues todos nos llevan mucha ventaja
  • No tienes que hacer esto
  • Seguro que no, pero me has tenido aquí encerrado una indecente cantidad de años jugando interminables partidas de ajedrez que además no me dejabas ganar, así que ahora no vas a impedirme salir y divertirme un poco

Ambos rieron y se pusieron en marcha. Como había dicho Janos, no sabían a dónde iban, no sabían que buscaban exactamente ni a qué iban a enfrentarse, pero eso carecía importancia, porque el mundo estaba cambiando a mucha velocidad, y aquello que habían ignorado por tanto tiempo y que era la verdadera razón de su existencia, ahora reclamaba su intervención y ellos responderían. Era el final de una era, había terminado el tiempo de solo intentar minimizar los daños y había llegado el momento de evitarlos.




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