Italia-Francia. Septiembre, 2006
Cuando Giorgio había visto la foto de Janos, y aunque a otro le habría resultado difícil creerlo, no a él, que había venido sosteniendo que habían sido engañados con relación a las muertes de todos los desaparecidos. Incluso, y entre las muchas locuras que se había planteado, estaba la de que Iyul se las hubiese arreglado, con la obvia complicidad de los levjaners, de encerrarlos a todos para hacerse con el poder, pero siempre le había molestado la nota discordante de la desaparición de Iván y Radek, porque las de Janos y Milorad eran obvias para él, ya que aquellos eran amigos de Iziaslav y se habrían opuesto a un golpe como el que según él, había efectuado Iyul. No obstante, aquella repentina aparición lo molestaba aún más, porque si Janos había logrado escapar, era seguro que los otros también. Lógicamente Giorgio no relacionaba la desaparición de Lucía con la de los demás, así que no pensó como los Yaroslávich en el sentido de que si había aparecido Janos, era posible que la encontrasen a ella, y para él solo importaba deshacerse de ellos y que ahora sí estuviesen tan muertos como lo creían todos. De modo que le dio la orden a Lorenzo de hacerse cargo de encontrar a Janos, que era el que aparecía en la foto, convencido de que él lo conduciría a Iziaslav.
La cuestión fue que sus hombres menospreciaron, olvidaron, o simplemente ignoraban que no se las veían con devrig cualquiera, porque si aquel era en verdad Janos Dvòrak, era un primigenio y de los más peligrosos, pero adicional a ello, se encontraron también con Milorad y con Gino, así que no tuvieron oportunidad.
Informar aquello a Giorgio requirió de suma cautela, aunque le serviría de poco a Lorenzo, pues Giorgio casi le arranca la cabeza. Sin embargo, cuando le dijeron que Gino Forcella estaba con ellos, algo que Lorenzo no sabía en principio, porque cuando le avisaron que los habían visto en Milán, solo dieron la orden de acabarlo, pero no se interesaron por quienes lo acompañaban, y en el caso del devrig que lo había visto en Florencia, fue lo bastante idiota como para no identificar a Milorad, así que el único que había escapado con vida de la villa en Florencia a donde los habían seguido, fue el que le dio esta información a Lorenzo. Después de escuchar la desastrosa noticia, y después de apalear a Lorenzo, Giorgio se calmó y comenzó a analizar la situación.
Si el bambino de Gianfranco estaba involucrado, era seguro que su hermano también, pero como él llevaba años sin hablarle siquiera a Gianfranco, y las escasísimas veces que se habían visto en la casa de su madre, Gianfranco se marchaba en cuanto Giorgio llegaba, le quedaba difícil averiguarlo a través de él. Con las cosas así, lo que ordenó fue que sus hombres fuesen desplegados por todo el mundo, y en oposición a la recomendación de Lorenzo y Massimo que insistían en que debían concentrarse en Italia, y si Giorgio se opuso, fue porque otra de sus teorías era que si bien Iyul había planeado deshacerse de Iziaslav, Lucien no estaba involucrado, pues hasta donde sabía, e ignorando el verdadero motivo del distanciamiento de Lucien de sus parientes, éste confirmaba que Lucien no solo no estaba involucrado, sino que no estaba de acuerdo y por eso no se lo había vuelto a ver en ninguna Evesbriel de acuerdo a lo que sabía por su propio padre.
Aparte de lo anterior, Giorgio también conocía a Lucien, o al menos eso creía, pero lo que sí sabía de cierto, era que el molesto príncipe de hielo era inteligente, y si por cualquier motivo estaba ayudando a su padre, no iba a colocarlo en un lugar tan obvio.
Aun cuando todo se hizo con arreglo a lo ordenado por Giorgio, había transcurrido casi un año y no había noticias, a Janos, a Milorad y hasta al molesto bambino de Gianfranco, parecía habérselos tragado la tierra, y este último no había sido visto ni en sus círculos habituales ni en ninguna parte, y ciertamente no había ni rastro de Iziaslav o de Sesviatsky y Radek.
Las mentes criminales no por desquiciadas son menos inteligentes, de modo que Giorgio puso al servicio de su problema toda la mencionada inteligencia, al igual que sus dos secuaces de confianza, pero sería Lorenzo el que diría algo que en principio enfureció a Giorgio, pues contradecía su teoría.
Aunque Lorenzo no lo sabía, había llegado a la misma concusión que los Yaroslávich, así que invirtió algunos minutos en explicarle lo mismo que había explicado Alexander a los suyos.
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Editado: 16.03.2022