Al escuchar el discurso de presentación de Charlie supo que el momento ya había llegado —muy bien Noa, deja salir la personalidad de Azul y que todo fluya. —Dijo la morena saliendo a al escenario.
—¡La espera terminó caballeros! —dijo el anfitrión llamando la atención de los presentes—, ha vuelto el color favorito de este Caleidoscopio de bellezas, no los haré esperar más ¡Con ustedes Azul!
El fin de semana llegó por inercia fue a aquel club donde la conoció, se dijo a si mismo que solo iría por unos tragos, aunque no era necesario cruzar media ciudad para tomar unos tragos, el momento esperado había iniciado.
El anuncio de Azul la bomba sexy del Caleidoscopio había iniciado, al ritmo del blues la gatuna bailarina se delizo con destreza en el tubo, a todos tenía prendados con sus exuberantes movimientos, ciertamente la sensualidad de Azul tenía a más de uno con sus ojos en ella.
Hizo su aparición como cada fin de semana, pero este vez no fue como las otras, él estaba ahí entre el público mi corazón latió acelerado sintió que jugaba con fuego, entre todos los presentes estaba Alexander «¡Carajo tantos clubes y tenías que venir a este!» maldijo su suerte de seguir así su doble vida no duraría mucho.
Cada que podía centraba su atención en aquel rubio de ojos azules, era inevitable no hacerlo, aquel hombre le atraia cada vez más, como Noa la niñera no tenía oportunidad, pero en este momento era la atrevida Azul y al menos podía coquetear con Alexander así fuese solo un instante.
Por un momento sintió que ella le miraba solo a él, sus miradas se cruzaron más de una vez, quiso verla sin su antifaz se preguntó si era tan hermosa como él lo imaginaba.
Al bajar del tubo vió más cerca al rubio, una sonrisa se dibujó en sus labios mostrando un par de hoyuelos que a la bailarina se le hicieron de lo más sexy, suspiró para acto seguido subir al tubo otra vez y dar un rápido giró y quedar de cabeza con sus piernas extendida dió un beso al aire para alguien en específico, solo esperaba que él supiese que era para él. El acto de Azul terminó la bailarina recogió sus ganancias para luego retirarse, de un solo trago se terminó el contenido de su vaso, rió ante sus palabras de semanas atrás, cuando le dijo a su primo Fransisco que jamás iris de nuevo a un lugar así, y ahí estaba él cruzando media ciudad sola para ver a una desconocida bailar.
Llegó a su camerino se quitó el antifaz para acto seguido dejarse caer en el diván de terciopelo rojo, suspiró complacida —su sonrisa es preciosa, todo él es...
—¿Él? —preguntó una voz femenina.
—¡Ca-Cameron! —se levantò sorprendida del diván—. ¿Qué haces aquí? —cuestionó la pelinegra sorprendida por verse descubierta.
La pelirroja mostró su antifaz con pedrería violeta, resaltando lo tonta de la pregunta.
—Es cierto —dijo levantándose—, lo había olvidado. —respondió riendo tratando de sonar natural y despreocupada, aunque era tarde Cameron Roberts era como un detector de mentiras andante.
—¿Ahora sí me dirás de quién hablabas sola? —inquirió la de antifaz violeta cruzandose de brazos.
—De nadie...
—¡Oh no cariño una no suspira así por nadie! —refutó Cameron lo dicho por su amiga pelinegra—, así que cuéntame darling.
Blanqueó sus ojos Cameron no se daría por vencida —De verdad Camí, no es nada. —Insistió Noa intentando persuadir a la curiosa pelirroja.
Caminó al tocador, tomó asiento, empezó a quitarse el maquillaje ignorando la insistencia de Cameron.
—Noa —la Pelirroja giró la silla, para luego alzar el rostro de su amiga—. Nini ¿A quién engañas nena? A una no le brillan los ojos por nada, quién es el hombre, ¿lo conozco? Debo conocerlo eres como mi hermana y debo saber las intenciones que él tiene contigo...
—No es lo que crees —quitó la mano de Cameron de su rostro volvió a girar la silla a su tocador agarró otra toalla desmaquillante para seguir removiendo los vestigios de Azul su otra personalidad—, no hay ningún hombre Cameron, sabes que las mujeres como tú y yo no, nos enamoramos...
—Noa, no digas eso, no eres como yo, o como las otras chicas del Caleidoscopio...
—Sabes que si lo soy, aunque no quiera aceptarlo, soy tan prostituta como lo es Rose, o Emerald Fabrizio me usó y muchas veces, y sus amigos también, yo no puedo pensar en conocer a alguien más. —Al decir aquello su garganta se llenaba de un nudo que le impedía continuar sin temblarle la voz.
—¡¿Hasta cuándo ese maldito piensa joderte?! —exclamó Cameron fuiriosa—, ya tenías un trabajo, ya habías salido de este lugar. No debiste volver. —Ptorrumpió Cameron perdiendo los estribos ante el gran retroceso de su amiga.
Si bien ella no reaccionó bien ante la idea de que Noa se fuera del club, ahora veía las cosas con claridad ese no era un mundo para su amiga. Lo mejor que le pasó a Noa en mucho tiempo fué salir de ese lugar.
—Cameron Fabio me pidió como último favor seguir siendo Azul, es solo mientras consigue a otra bailarina. —Mintió con la intención de evitar las preguntas de Cameron.
—¿Y pretendes que yo te crea y todo arreglado? —cuestionó la pelirroja poniendo sus manos en sus caderas.
No importaba si creía, o no lo hacía, no daría más explicaciones a nadie Cameron no podía saber que ella era el motivo de su regreso. En algo la pelirroja tenía razón, Cameron era como su hermana y nunca se perdonaría si por su negatividad de volver al club fabrizio lastima a su amiga, o algo peor.
—No dirías nada por lo visto.
—Cami de verdad no hay nadie más, solo que vi un chico guapo en el público y de verdad el tipo estaba como quería. —Dijo Noa tratando de sonar convincente y así su amiga dejase a un lado su interrogatorio.
—Esta bien finjamos que te creo niña, bueno te dejo ya llegó mi turno.
Cameron se puso su antifaz, dió un vistazo en el espejo una vez lista salió del camerino.
Cuando la pelirroja salió entró una chica trigueña de rebelde melena castaña, su vestimenta era negra con adornos en verde esmeralda.
Editado: 17.03.2024