La Doble Vida De Noa

Visita No Grata.

Antes de publicar el capítulo me gustaría pedir disculpas ayer me di de cuenta que subí los capítulos desordenados  del número 16 al  20 mi error ya los ordené. 

 

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Su pecho bajaba y subía agitado, sus labios recorrían con maestría  lo que pudiese de su cuello.

Gimió con fuerza tomando al causante de su placentero suplicio.

—Más. —Musitó tirando de los dorados cabellos del causante de su placer.


—¿Ah sí? —respondió el rubio en su oído erizando al instante su piel con el roce de su cálido aliento.

Ella solo asintio con desespero recibiendo gustosa las caricias.

Dió un segundo gemido, este más fuerte que el primero al sentir como unos ágiles dedos jugaban con su sensible intimidad haciéndole al instante.

—¡Carajo! —exclamó al sentir su primer orgasmo, sintió todo su cuerpo liviano y al recibir esas caricias.

°°°°°

Despertó exaltada al sentir como alguien le movió con brusquedad sacándola de tan increíble sueño.

Se incorporó en la cama malhumorada y con su cabello hecho un desastre y también con bastante sed.

—Noa ¿Estás bien? —preguntó Lilly con notoria preocupación por su amiga y compañera de trabajo.

—Si claro que estoy bien —respondió Noa bostezando—, ¿Por qué me preguntas eso Lily?—habló Noa estirando sus extremidades para terminar de despertar.

—Bueno, estabas hablando dormida y hacías unos quejidos extraños —explicó Lilly—, además nombraste un par de veces al señor Alexander.

«¡¿Carajo qué escuchó?!» se cuestionó  Noa avergonzada, ella había tenido un sueño algo subido de tono, se sintió avergonzada pudo haber dicho cada cosa en su sueño, absolutamente cualquier cosa y ella sin poder controlarse de seguro Lilly creerá que es una pervertida, o incluso algo peor.

—¡No Lilly nada que ver! —dijo riendo tratando de sonar natural—, seguramente tenía una pesadilla, si claro una pesadilla con mi jefe el refri.

—¿Pero no recuerdas nada?  —cuestionó Lilly levantándose de la cama.

—No, nada —dijo Noa haciéndose una coleta—, por cierto es muy temprano aún Lilly, todavía está oscuro ¿Necesitas algo? —inquirió Noa tratando de disuadir a la castaña para cambiar de tema.

—Ah es cierto —recordó—, verás Lunita me vió limpiando el ático hace algunos días, hoy es primero de diciembre y pensé en comenzar con la decoración navideña, la niña se pondrá muy feliz.

—Estoy de acuerdo contigo linda, pero creo que deberíamos hablar primero con Betany. —respondió la morena sacando ropa de su armario.

—Si tienes razón, hablaré con Betany. —Respondió la castaña de acuerdo con Noa.

—Genial si todo sale bien próximamente la mansión Von Parker se convertirá en un hermoso sueño navideño —Noa se metió al baño ya no volvería a dormir aunque quisiera, lo mejor era aprovechar el día al máximo ya que no despertó muy temprano.

•••

Observaba a la pequeña jugar con las hojas  secas de los árboles.

—Luna ponte la bufanda —dijo Noa acercándose a la pequeña castaña—, hace frío linda.

—Ya quiero hacer muñecos de nieve.

—Ya casi pequeña —dijo la morena inclinandose a la altura de la niña poniéndo la bufanda rosa alrededor del cuello de la niña—, no se te antoja un chocolate calentito mientras ves tu programa...

—¡Luna! —gritó una rubia extendiendo sus brazos acercándose a la niña.

—Tia Neta. —saludó la niña acercándose a la recién llegada.

La mujer abrazó a la niña, la chiquilla correspondió el gesto pero de inmediato se safo del agarre de la rubia con desagrado no le gustaba mucho el contacto físico.

—¿Cómo estás nena?

—Estoy bien tía. —Respondió la niña jugando con su bufanda.

Noa se acercó a la rubia recién llegada.

—Hola mucho gusto soy Noa...

—¿Noa? —cuestionó la mujer mirando a la niñera por encima del hombro—, ¿Así que Noa eh? Y dime algo ¿Tú quién eres? ¿Y qué haces con mi sobrina? —cuestionó Neta dejando a la morena con la mano extendida.

Noa volvió a meter la mano en el bolsillo de su chaqueta, esa mujer no tenía intenciones de ser amigable.

—Soy la niñera de la niña —respondió ella—, ¿Y usted quién es?

—Yo soy la tía de la niña. —Habló la rubia con una sonrisa de superioridad.

—Pensé que Alexander no tenía hermanos. —Respondió la pelinegra con simpleza.

—Soy hermana de la fallecida esposa del señor Alexander. —recalcó Neta la palabra señor, resaltando la diferencia.

—Si el señor Alexander. —Dijo Noa captando la molestia de la rubia.

Neta volvió su vista a la niña —Luna vamos adentro linda, no es bueno que estés aquí afuera con tanto frío, mejor entremos y te doy una bebida caliente.

—Pero...

La rubia avanzo con la niña adentrándose a la casa dejando a Noa con la palabra en la boca.

La morena avanzó también a la casa andando a paso lento, preguntándose ¿Por qué esa desconocida la trató así? Decidió ignorar la grosería de la "Barbie", así la bautizó la morena pues esa mujer tenía todas las características de la famosa muñeca.

•••

Al llegar a la mansión fué notificado de la nueva visitante, Neta al ver a Alexander se levantó del sillón.

Saludó al rubio besando su mejilla, Alexander se hizo a un lado para no alargar el saludo más de lo necesario.

—Hola Neta, que bueno verte. —Dijo tratando de sonar cortes.

—Yo no también estoy feliz de verte, es decir extraño a mi sobrina Alex —dijo la rubia con exceso de azúcar en su voz—, Sabes que Luna es como mi hija.

—Si. —Respondió Alexander en tono cortante, no esperaba nada  bueno de esa visita.

—Se que dije que confiaría en tí cuñado, pero no creo que las cosas marchen tan bien como crees, la niñera de Luna por ejemplo...




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