No tenía muchas opciones a donde ir quería llamar a Nick pero no quería que Cameron le viera en ese estado; ella muchas veces se lo dijo que no se enamora, que se viera reflejada en su relación con Frans todo era una mentira, aún así Noa siguió en su terquedad insistiendo en que su situación fuera diferente.
—Era muy bonito para ser cierto —sintió sus ojos humedecerse—. Alexander estaba tan... —Calló al ver como un auto se detenía a un lado de la acera donde estaba caminando.
Del lujoso Audi negro salió Takeru se acercó hasta quedar frente a Noa la miró extrañado el semblante de la chica no era el mejor —¿Qué haces en medio de la nada? —cuestionó con desinterés, aunque internamente tenía curiosidad por saber que estaba haciendo la chica ahí era más de media noche.
—Pensé que estabas en Japón...
—Hice una pregunta. —Refutó Takeru tajante al fallido intento de persuasión de Noa.
Desvió la mirada aquel sujeto le pareció algo invasivo no quería darle explicaciones a nadie y mucho menos a él.
—Dando un paseo cariño ¿No es obvio acaso? —habló ella con sarcasmo.
Arqueó una ceja ante el rónico comentario de la morena.
—¿Sales de paseo con maletas? —se metió las manos en los bolsillos, ladeando la cabeza en dirección a la pequeña maleta junto a Noa—. Tus paseos son extraños bailarina ¿No te lo han dicho cariño? —replicaba el japonés usando el mismo tono falso y meloso de Noa.
—¿Tú crees? —reia la pelinegra sin ganas.
Se resignó aquella testaruda no le diría nada, no ahora y menos a él algo era seguro le había ocurrido algo.
—Bueno es muy tarde para que estés dando paseos nocturnos, por el tramo que has caminado ibas a la mansión Von Parker te llevo...
—No voy a ese lugar. —Protestaba ella apresurada.
—Escucha si vas allí no hay problema Noa, si sigues trabajando como niñera esta bien, cuando dije que le contaría a Alexander que eres una bailarina de un club nocturno no era cierto solo bromeaba contigo...
—No importa, ya no importa —dijo bajando la mirada las lágrimas comenzaban a bajar por sus mejillas recordando lo sucedido la mirada de dcepción de Alexander al enterarse de su secreto era de desprecio total, le dolieron sus palabras—, ya sabe lo que soy Takeru, sabe que soy, bueno que era Azul.
Rió con desgano nuevamente, no quería llorar aunque sus ojos picaban con ganas de hacerlo.
—¿A si? —dijo sorprendido no esperaba oír aquella respuesta.
Asintió tomó su maleta continuó su camino ignorando a Takeru, no estaba de humor y no tenía ánimos para lidiar con ese sujeto.
Se dió la vuelta viendo a la pelinegra continuar su camino, sabía que esa chica no estaba bien «espero no arrepentirme de esto», fue con la chica arrebatándole la maleta de su mano diciendo:
—No mientas claro que importa, si no te importará no estarías como tonta llorando. —Caminó al auto abrió la cajuela de este metiendo la maleta ignorando a la morena pidiendo que le devolviera la maleta.
—¡¿A dónde demonios te llevas mi maleta?! —gritó molesta con el japonés que no le prestaba atención—. Te estoy hablando dame mi maleta ¿No entiendes?
Sujetó con fuerza a Takeru del brazo pero no sé inmutó al intento fallido de la morena para recuperar su maleta.
Él la miró para luego cerrar la cajuela, tomó a la chica de las muñecas para tirar hasta recostarla al auto —escucha no te dejaré aquí a esta hora y mucho menos...
Guardó silencio sintió una gota caer en su rostro, alzó el rostro a esa gota le siguieron otras más y más.
—Genial lo que faltaba. —bufó Noa mirando las gotas caer.
—Entra al auto. —Ordebaba con firmeza sobre Noa.
Takeru aflojó su agarre Noa entró al auto, él hizo lo mismo seguido de la pelinegra, dió una última mirada a la chica temblaba ligeramente del frío, se quitó la chaqueta para ofrecerle a Noa calentarse, pensó que no aceptaría era demasiado terca y no le sorprendería si se negara a aceptar algo de él.
—Gracias —dijo ella aceptando la prenda de cuero negro para cubrirse del frío.
—De nada. —Respondió encendiendo el auto y marcharse.
•••
No logró conciliar el sueño en toda la noche, aún estaba molesto consigo mismo por haber permitido que esa mujer entrara a su vida y aún peor, a la vida de su hija.
—Buenos días Alex. —Saludó Neta sentandose en el comedor.
No dijo nada dió un sorbo a su taza de café, la rubia notó la hostilidad en él. Una sonrisa de labios cerrados se dibujó en su rostro.
—Se que lo de anoche fue una impresión muy grande, también se que crees que esto lo hice con malas intenciones pero te aseguro que no fue así Alexander yo solo pensaba en ti y en Luna...
—Neta no estoy pidiendo explicaciones ¿O acaso si lo hice? —queria dejar el tema y Neta parecía querer seguir removiendo todo—, no es necesario hablar de esa mujer y quiero dar fin a este asunto.
El tono de voz de Alexander le confirmó a Neta lo molesto que estaba el rubio con el engaño de la niñera, Neta sabía que Alexander no perdonaría algo así, su hija era la más importante para él y saber que una vulgar y corriente bailarina nocturna era la cuidadora de Luna no le iba a caer nada en gracia la noticia al rubio.
—Entiendo —habló fingiendo estar afligida—, no es fácil aceptar que alguien te miente y se burla de ti y aún peor que juegue con tus sentimientos Alex.
—Ya debo irme tengo cosas que hacer. —Se levantó de su asiento dejando a Neta sola en el l comedor.
Estaba harto de todo y de todos, era obvio que Neta solo quería seguir poniendo más sal a la herida y él no iba a ser participe de ese circo, era imposible manchar más la imagen de Noa, para el esa mujer ya estaba olvidada y se encargaría de hacer que Luna también la olvidará.
•••
Despertó con un terrible dolor de cabeza, sentía sus párpados pesados y arenosos, aún así se levantó de la cama quería irse pero Takeru insistió en que se quedara al menos esa noche.
Editado: 17.03.2024