—¿Qué? —susurró Alexander con sus ojos abiertos al máximo, no era fácil creer que Noa era Azul, aquella bailarina y Noa eran muy diferentes. Era inconcebible que fueran la misma mujer.
—Puedo explicártelo Alexander yo...
La expresión y el silencio de Noa le dieron la respuesta sin necesidad de mencionar palabra, no era necesaria ninguna explicación ya todo estaba dicho, esa mujer solo estaba jugando con él, solo era una oportunista.
La morena se acercó tomó a Alexander del brazo, este se soltó de inmediato del agarre de Noa con brusquedad. Se sentía el hombre más imbecil de todos al no darse cuenta de la realidad.
—¡¿Y qué vas a decirme?! —escupió molesto aquellas palabras—. ¿Qué querías? No, no me digas ya lo sé querías ver que tanto podrías sacarme, Noa si es que ese es tu verdadero nombre. No te quiero volver a ver en mi vida, no te quiero cerca de mi y mucho menos de mi hija.
Estaba furioso, se sintió usado, él creía que Noa era la persona correcta para volver a amar y entregarse a alguien, Noa era dulce y cariñosa de a poco se metía en su ser, por otro lado Azul era pasión y lujuria ahora todo tenía sentido. Esa dulzura de Noa era solo una treta para engañarlo y acercarse a él.
—Alexander por favor, todo esto no es como tú crees, yo no quería obtener nada de ti, no soy una oportunista te lo juro, yo me enamoré de ti lo admito oculte que era Azul pero solo lo hice por miedo a tu reacción, ademas no sabía nada de ti cuando llegue aquí sabía que no me darían el trabajo menti por necesidad y cuando te ví en el club todo era verdad pero como Noa la niñera no podía...
—¡Ya escuchaste cualquiera, Alexander fue claro en su orden! —dijo Neta con desden, interrumpiendo a Noa, era obvio que la rubia estaba disfrutando el momento y no daría oportunidad a Noa oportunidad de explicarse y convencer a Alexander.
—¡No, soy una cualquiera! —se defendió Noa enfrentando a Neta no sé dejaría pisotear por esa mujer.
—¿Ah no? —cuestionó la altanera rubia acercándose a Noa—. No es lo que Fabio me ha contado de Azul la estrella, tú crees que te creeré que eres la favorita solo por bailar, eres una zorra con show incluído...
La rubia no terminó la oración pues Noa le dió una sonora bofetada que ladeó el rostro, no se dejaría humillar de nadie y menos de una desconocida.
Neta miró con odio a la niñera aún con su mano cubriendo su enrojecida mejilla, quería responder aquel golpe pero prefirió seguir en su papel había acorralado a la bailarina a dónde quería ya Noa había bajado de su pedestal.
—No soy una cualquiera —dijo arrastrando las palabras—, soy una bailarina nocturna, no una prostituta... —Gurdó silencio su mirada se posó en Alexander sus ojos ardieron un poco por las lágrimas acumuladas, aún así no le daría el gusto a nadie de verla llorar, ya estaba harta incluso de ella misma y su actitud por mucho tiempo se dejó pero no mas—. Yo solo te oculte que era Azul, pensé que me rechazarías al saber quien era yo realmente,m y no, no estaba equivocada. —Susurraba Noa limpiando sus lágrimas no le daría el gusto a nadie de verla llorar.
—Solo recoge tus cosas y vete. —Ordenó Alexander subiendo las escaleras dejando todo atrás, por fuera mostraba una actitud estoica e imperturbable como era habitualmente en él, aunque internamente su cabeza era una mezcla de emociones entre la decepción, la tristeza y la rabia.
Una parte de Alexander quería creer en Noa, en sus palabras realmente tenía fuertes sentimientos por esa mujer, pero era más fuerte la molestia ¿Cuánto tiempo se habrá burlado esa bailarina de él? Con esa pregunta se terminó de ir esperaba no ver más a esa oportunista.
Noa intentó seguir a Alexander pero fue detenida por Fabrizio, la morena intentó soltarse pero él le tomó con más fuerza al punto de quejarse del dolor.
—¿Creíste que ese hombre se fijaría en tí? —preguntó Fabio con burla tomando a la pelinegra del ante brazo.
—Sueltame Fabrizio —pidió ella forcejeando para liberarse de su jefe—, ya no me importa lo que hagas conmigo, de nada te ha servido venir aquí.
—Pequeña zorra, se lo que hiciste con Cameron y sabes que tarde o temprano les cobraré la jugarreta...
Sacó fuerzas de dónde no las tenía para liberarse, frotó su muñeca lastimada, aún así se enfrentó a la mirada furiosa de su jefe, mejor dicho su ex jefe porque ya no volvería a trabajar para el por más amenazas que recibiera nunca más volvería a someterse a la voluntad de su cárcel llena de mariposas con alas rotas adornadas de colores.
—Al demonio tú y tu maldito club, ya se te acabó tu chantaje ya no tienes manera de obligarme a seguir, Cameron está muy lejos ya no puedes usarla para que yo vuelva a tus sucios tratos.
Ahora era Noa quien se retiró dejando solos a Neta y a Fabrizio.
—Esa resbalosa puso sus ojos en algo inalcanzable —dijo la rubia mirando con una sonrisa de victoria en la dirección donde se había ido Noa—, ahora tu favor te será retribuido Fabio me ayudaste mucho, esa se estaba metiendo en los ojos de Alexander.
Rió ante la actitud de su venenosa amiga, sabía que esa mujer no era buena de enemiga tenía dudas acerca de la muerte de su hermana. Ya tenía la leve sospecha de que Neta tenía algo que ver en la muerte de Leonora.
—Como cita un conocido refrán, hoy por tí y mañana por mi —respondió el pelinegro acercándose a la rubia—, bueno bella es mejor que me retire, esperaré afuera a Noa, Alexander no le debe agradar nada que yo esté aquí.
Fabio se retiró dejando sola a Neta, la rubia estaba muy feliz por haber logrado su cometido y sacar a la niñera que para ella se había vuelto un obstáculo, ahora estaba más cerca de su objetivo de quedarse con Alexander.
Editado: 17.03.2024