La dolorosa vida de Ángel.
CAPÍTULO 29
—Puedes hablar conmigo por medio de pensamientos. No grites, por favor.- Dice Crismei dentro de mi mente.
—¿Cómo que renacer?- Pienso nervioso.
—Escucha, el hechizo que te lancé solo es compatible con pocas personas, con mi antiguo amo no funcionó, pero contigo sí.
—¿Qué pasó?- Pienso.
—Cuando te lancé el hechizo, tú alma se unió al cuerpo de un bebé que nació muerto.
—¿Y por qué estás en mi mente?- Pienso.
—Cuando lancé el hechizo, yo me uní a tí. Nos separaremos en unos siete años.
—¿Qué pasó? ¿Cuánto tiempo pasó desde que morí?- Pienso.
—Ayer fue tú cumpleaños, así que pasaron cinco años.
—¿Qué sabes de la escuela? ¿Qué sabes de Sonia?- Pienso.
—Nada lamentablemente... Escucha, Golan volvió a la tierra y ahora todo el mundo le pertenece. Ella fue liberada gracias a la reina de Froizan.
—¿Golan? Carajo, mi trabajo era el de evitar eso y morí por una flecha. Realmente soy un inútil.- Pienso mientras bajo la mirada.
—No te preocupes, nosotros la derrotaremos, tenemos mucho tiempo para prepararnos.
—Supongo que tienes razón... Está bien... ¿Y que hago ahora?- Pienso.
—Bueno, hay una buena y una mala noticia. La mala es que ahora eres un plebeyo, no tienes magia.
—¿No tengo magia?- Pienso.
—No, pero la buena es que tú cuerpo es el mismo. Puedes curarte fácilmente de tus heridas y tú cuerpo es muy resistente. Solo perdiste tú magia.
—Sin magia será más difícil derrotarla.- Pienso.
—Bueno... Te diré todo lo referente a tú nueva vida, para que no sospechen nada. Si Golan se entera de que renaciste, ella vendría aquí a matarte.
—¿Eh? ¿Ella me conoce?
—Sí, ella sabe mucho del muro celestial y de su gran poder. Escucha...
-Después de una larga explicación-
—Me llamo Pikas Droel, tengo cinco años, mi madre murió y mi padre se llama Selto. Tengo una mejor amiga y se llama Mei. Somos pobres y vivimos en un pueblo pobre.- Pienso.
—Bien, a partir de ahora esperaremos a que tengas quince años para poder irnos de la casa y unirnos a un gremio.
—¿Gremio?- Pienso.
—Cuando Golan conquistó el mundo, los nobles dejaron de serlo y tuvieron que trabajar como bandidos o aventureros para sobrevivir. Los gremios se crearon para que los aventureros soliciten misiones y cuando son cumplidas son recompensados con dinero. Solo los mayores de quince años pueden unirse a un gremio. Si nos unimos, podemos conseguir compañeros para derrotar a Golan, por qué entre más tiempo pase, ella más fuerte se volverá. Necesitamos tener compañeros fuertes.
—Ya entiendo... ¿Entonces seremos Pikas por 10 años?- Pienso.
—Sí.
—Ya veo... Será un trabajo muy difícil.- Pienso.
Mei se acerca a mí corriendo. Mei es una niña con el cabello negro y largo y ojos rojos. Usa un vestido rojo y roto.
—¡Pikas, juguemos!- Dice sonriendo y emocionada.
Volteo a verla y la veo nervioso y confundido. Fingir ser un niño pequeño será muy difícil.
—Debes fingir ser un niño de cinco años.- Dice Crismei.
Cierro los ojos y suspiro.
—Está bien...
Abro los ojos y sonrío.
—¡Sí, juguemos!- Digo fingiendo emoción.
Me sonrojo demasiado y comienzo a sudar.
—No soportaré esto.- Pienso apenado.
—Debes hacerlo.- Dice Crismei.
-Días después-
Entro en un bosque que está cerca del pueblo. Tengo pensado entrenar mi cuerpo para volverme muy fuerte, por qué ahora no tengo magia.
—Bueno, Crismei, aunque no pueda usarte, debo entrenar.
—Sí, pero no creo que sea buena idea... Sólo tienes cinco años.
—No importa.
Empiezo a hacer abdominales.
—Ahora que no tengo magia, debo mejorar mi cuerpo y volverme muy fuerte... Muy, pero muy fuerte.
-Cinco años después-
Salgo de la escuela y veo a cuatro niños golpeando a un niño. La escuela es como una escuela normal, pero mucho más pequeña y fea, solo hay tres salones y son muy pequeños.
Ahora soy más grande, estoy usando unos pantalones blancos y una camisa negra. Tengo una libreta roja en mi mano izquierda.
—¡Déjenlo en paz!- Digo señalando a los niños con mi dedo índice. No me gustan las personas que se aprovechan de otros, así que estoy muy enojado.
Mei me jala de la camisa. Ella usa una falda corta blanca y una blusa negra.
—No debes meterte, vámonos, pueden hacerte daño.- Dice nerviosa y preocupada por mí.
—No te preocupes, no puedo dejar que golpeen a ese niño.
Los cuatro niños se dirigen a mí.
—¡No te metas!- Dicen enojados.
Intentan golpearme y los esquivo fácilmente. Todos intentan golpearme al mismo tiempo, pero no logran tocarme, puedo esquivar sus ataques fácilmente.
—Mi turno.- Digo sonriendo.
Empiezo a golpearlos en el estómago a todos y caen al suelo llorando.
—¡Le diré a mi mamá!- Dice uno de ellos llorando y con mocos en la nariz.
Todos se van llorando corriendo y me trueno los dedos.
—Vaya, fue muy fácil.
Mei me abraza con fuerza y emocionada.
—¡Estuviste asombroso!
—Gracias.
Empezamos a caminar y Mei bosteza.
—Vaya, las clases de hoy fueron muy confusas.- Dice Mei.
—Digo lo mismo, el maestro no se explica bien.
—Por cierto, ¿quieres ir conmigo al lago?
—¿Solos?
—Sí.
—No lo sé, puede ser peligroso ir solos.
—¡No seas cobarde, vamos!- Dice sujetando mi brazo izquierdo con sus manos.
—Bueno, está bien.
—¡Sí!- Dice emocionada y sonriendo.
-Veinte minutos después-
Llegamos al lago que está a lado del pueblo.
—¡El último es un huevo podrido!- Dice Mei corriendo.
Mei salta y entra al agua.
—¡Eso fue trampa, tú corriste antes!
Salto y entro al agua.
Editado: 12.09.2020